Unos días después de que Francia prohibiera un implante de mama, la Anmat recomendó ayer a los profesionales de la salud y a la población “abstenerse” de utilizar la marca PIP, hasta tanto no finalicen los exámenes de la prótesis a nivel local. En la Argentina, unas 13.500 mujeres se agrandaron su busto con esas prótesis de origen francés.

El lunes pasado, la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria suspendió la venta, exportación y utilización de las prótesis PIP (Poly Implant Prothese) porque se fabricaban con un gel de silicona distinto del que habían aprobado las autoridades. Además, la empresa PIP fue acusada en Marsella –donde se producen las prótesis– de prácticas delictivas.

Según el procurador de Marsella, la compañía había utilizado un gel de siliconas no autorizado. La situación irregular fue descubierta en una inspección por “implantes mamarios defectuosos” que inició la agencia francesa. A partir de distintos testeos, se advirtió que la frecuencia de roturas en las prótesis PIP duplicaba a la de otros fabricantes.

Tras la denuncia, la empresa quebró, sus cien empleados fueron despedidos y sus locales cerrados.

En la Argentina, cerca de 14 mil mujeres fueron implantadas con las siliconas defectuosas de origen francés. Las prótesis fueron aprobadas en 2004 y una única empresa los importa desde entonces. Ayer, la Anmat expresó que hasta el momento no recibieron reportes de roturas y que la semana que viene citarán a la compañía importadora para tomar una decisión definitiva.

“La Anmat está analizando la situación, para ello solicitó información a la Institución Reguladora de Productos Médicos de Francia y a la brevedad dará una respuesta definitiva sobre el tema”, expresó el organismo en un comunicado. Mientras tanto informó “a la población y a los profesionales de la salud que se abstengan de usar las prótesis mamarias de silicona Poly Implant Prothese (PIP), origen Francia”.