Al menos 589 personas murieron y otras 10.000 resultaron heridas como consecuencia del terremoto de 7,1 grados de magnitud en la escala de Richter ocurrido en la provincia china de Qinghai, en el centro oeste del país. Después del primer movimiento registrado ayer a la mañana (horario de China), se sucedieron tres réplicas más de 5,3, 5,2 y 5,8 grados. Las consecuencias: numerosas casas se derrumbaron, las rutas quedaron cortadas por aludes y las comunicaciones aún eran deficientes en esa región del Himalaya.

El terremoto se produjo en las primeras horas del día y tuvo una magnitud de 6,9, según el Instituto de Geofísica de Estados Unidos (USGS), y de 7,1 según las autoridades chinas. Según el instituto estadounidense, el sismo fue seguido de tres réplicas, de hasta 5,8 grados de magnitud. Para medir los movimientos telúricos, el USGS utiliza la “magnitud del momento” y, en esta escala abierta, un sismo de magnitud 6 se considera fuerte.

En la ciudad de Jiegu, cerca del epicentro, más del 85 por ciento de los edificios se derrumbaron, según Karsum Nyima, responsable del gobierno local. En una escuela profesional “muchos estudiantes quedaron sepultados”, agregó el hombre. “Hay heridos por todas partes en las calles –dijo el responsable gubernamental–. Como casi todas las casas son de madera y tierra, la mayoría se derrumbó.”

El sismo afectó en particular a cientos de estudiantes que acababan de entrar a sus clases, que quedaron bajo los escombros de los establecimientos escolares que resultaron dañados. “No sé exactamente cuántos jóvenes murieron. Los estudiantes acababan de salir de clase cuando se registró el sismo”, dijo un empleado de la prefectura autónoma de Yushu. “Nuestra prioridad es salvar a estudiantes”, declaró Kang Zifu, oficial del ejército comprometido en las tareas de rescate.

Durante toda la jornada, la televisión oficial CCTV mostró a soldados retirando los escombros de viviendas en ruinas, en búsqueda de sobrevivientes. “Se enviaron soldados para socorrer a la gente sepultada”, dijo Huang Limin, funcionario del gobierno local. Algunos socorristas dieron parte de la falta de material: “Tenemos que valernos sobre todo de nuestras manos para despejar los escombros, pues no disponemos de grandes maquinarias”, declaró Shi Huajie, un policía encargado de las operaciones de socorro. “Tampoco tenemos equipos médicos”, agregó el uniformado chino. Cerca del mediodía y según el Ministerio de Asuntos Civiles, las autoridades provinciales enviaron 5000 carpas y decenas de miles de prendas de vestir.

La región de Qinghai se encuentra en el centro oeste de China y limita con el Tíbet y Sichuan. La zona se encuentra en un sector donde se registran numerosos movimientos por año y está habitada en su mayoría por campesinos y nómadas de etnias mongol y tibetana.

Desde la madrugada del miércoles, unos 700 soldados se apostaron en el lugar y más de 5000 socorristas, entre ellos soldados y médicos, fueron enviados por el gobierno provincial de Qinghai. La compañía aérea China Eastern anunció que movilizó dos aviones para llevar ayuda a las poblaciones afectadas.

El presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao ordenaron a las autoridades locales hacer todo lo posible para ayudar a la población. El Ministerio de Economía anunció que asignará 200 millones de yuanes (unos 29,3 millones de dólares) del fisco central a la provincia de Qinghai. El fondo servirá para cubrir los gastos para la evacuación de las poblaciones afectadas por el terremoto, así como para la adquisición de medicinas y productos de primera necesidad.

Al mismo tiempo, la Federación China para el Comercio informó que destinó 2 millones de yuanes para ayudar a los trabajadores de las zonas afectadas que sufrieron pérdidas económicas y daños como consecuencia del sismo.

En mayo de 2008, un sismo de 8 grados en la escala de Richter sacudió la vecina provincia de Sichuan y cerca de 90 mil personas murieron aplastadas por los escombros de los edificios derrumbados por el fuerte movimiento.