SOCIEDAD
› UNA MUERTE ABSURDA EN MAR DEL PLATA
El auto sin conductor
A veces, los festejos derivan en agresiones absurdas y primitivas, que pueden terminar en tragedia. Ese fue el final de una broma de mal gusto protagonizada por unos chicos de la ciudad de Mar del Plata, que arrojaban petardos encendidos a los automovilistas. Uno de los explosivos penetró en un vehículo en movimiento, cuyo conductor, asustado, se arrojó a la calle y dejó al auto sin control. Como resultado, una mujer de 53 años fue atropellada y murió como consecuencia de las heridas que recibió.
El hecho ocurrió en los primeros minutos del nuevo año, en la calle Vértiz al 2700, en el sur de la ciudad. A esa hora, un grupo de chicos jugaba en la calle asustando a los automovilistas, a quienes arrojaban cohetes encendidos, Uno de los explosivos ingresó por la ventanilla abierta del Fiat Regatta que conducía Agustín Iarruti. Y estalló, aparentemente, dentro del auto.
El conductor, aterrado por la explosión, abrió la puerta de su lado, largó el volante y se arrojó a la calle con el vehículo en marcha. Su reacción dejó al auto en movimiento, en una carrera alocada que se prolongó durante varios metros. Su trayectoria terminó después de arrollar a una mujer que cruzaba la calle.
La víctima fue identificada como Irma del Carmen Mora, de 53 años. La mujer falleció unos minutos antes de que llegara la ambulancia al lugar.
La Justicia deberá ahora deslindar responsabilidades por el hecho. ¿Es el conductor el culpable o quienes tiraron los cohetes? Cuanto más absurda es una muerte, más difícil parece su resolución. Por lo pronto, los policías de la comisaría quinta de Mar del Plata, que intervinieron en el hecho, instruyeron las actuaciones por “homicidio culposo”.
En las crónicas policiales del primer día de 2003, la muerte de Irma del Carmen ocupa un lugar solitario: los festejos no arrojaron esta vez víctimas fatales por pirotecnia o balas perdidas, causas tan absurdas como las que mataron a la mujer marplatense. Si hasta el Hospital Materno Infantil de Mar del Plata –donde se suelen atender los chicos que cada fin de año sufren heridas o quemaduras– no registró este año ingresos de pacientes.