En la causa por el ataque a Carolina Píparo, la embarazada que fue baleada en una salidera bancaria, se cumplió con alguna demora el anticipo de las autoridades y se entregó Miguel Angel “Pimienta” Silva, acusado de ser quien “marcó” a la mujer dentro del banco, para que los ladrones supieran quién llevaba el dinero. El jefe de la Policía Bonaerense, Juan Carlos Paggi, consideró que Silva se entregó porque “seguramente estaba muy abrumado y presionado” por los 32 allanamientos que se habían hecho para tratar de detenerlo. “Está cambiado, tiene su fisonomía un poco distinta de lo que salió en la foto” difundida el martes, solicitando datos sobre su paradero, aclaró Paggi. También se presentó el tesorero Gerardo Pereda, acusado por la familia Píparo de presunta participación en los hechos. “Esto para mí es un mal sueño, yo también me siento víctima de la inseguridad existente y estoy sumamente mortificado por la situación de la familia de la víctima y también de la mía”, declaró Pereda ante el fiscal Marcelo Romero. Le tomaron declaración “informativa”, porque si bien fue acusado, la fiscalía “no tiene pruebas en su contra”.

“No tengo nada que ver (con el asalto a Píparo), sólo hice el trabajo que hago durante veintiocho años”, aseguró Pereda ante el fiscal de la causa. Carolina Píparo, que estaba a punto de dar a luz, concurrió el 28 de julio a la sucursal del Banco Santander Río, en 7 y 42 de La Plata, a retirar 20 mil dólares de su cuenta, pero Pereda le pidió que regresara al día siguiente porque no había fondos suficientes y le entregó sólo diez mil dólares. Aunque le llamó la atención lo ocurrido, Píparo volvió al otro día y retiró los diez mil dólares faltantes, más 13 mil pesos. La asaltaron cuando regresaba a su casa y la balearon.

El tesorero declaró que “no le podía pagar esa cantidad (los 20 mil dólares) tomando en cuenta la disponibilidad de moneda extranjera que había en el banco”. Sostuvo que como la mujer “no había notificado previamente a ningún empleado de su intención de sacar ese dinero, le comuniqué que esa cantidad no se la podía pagar y que cabía pedir un camión de caudales para el día siguiente”.

Según su versión de los hechos, el objetivo era “poder mantener esa cantidad de dólares en el tesoro para poder manejar las operaciones diarias sin ningún tipo de problemas”. Luego admitió que como Píparo le pidió que le adelantara algo le entregó 10.000 dólares. Pereda informó que a las 10 de la mañana del 28 de julio “tenía un saldo de treinta y cuatro mil dólares, pero previo a la llegada de Píparo hubo extracciones sobre unos cinco mil, por lo que quedaban alrededor de veintinueve mil”.

Explicó que el banco no dispone de sumas grandes de dinero debido a que cada sucursal “tiene un seguro que cubre hasta un monto estipulado” y aclaró que su “tarea es no desfasarse”. Agregó que como el camión de caudales “llega después de las 10.30, cuando se abre el tesoro, generalmente se le informa al cliente de esa situación para que llegue a partir de una determinada hora”. Dijo que le ofreció a Carolina que lo viera directamente a él y que si había fila se pusiera al costado, debido a que estaba embarazada.

Cuando se lo consultó sobre si observó movimientos extraños en referencia a la presencia de Silva como posible “marcador”, declaró que no vio nada raro, a la vez que aclaró que para esa tarea “está la gente de seguridad”. “No tengo nada que ver” con el robo, insistió Pereda. Por su parte, Silva se entregó en La Plata y con él ya son siete los detenidos en la causa. El presunto “marcador” será indagado hoy por el fiscal Romero y ante el juez César Melazo. Mientras tanto, en el hospital de Gonnet, Carolina Píparo sigue internada en terapia intensiva.