“Ya no se pude confiar en nadie”, debe haber pensado María Emilia Fernández Rouchsse, una de las “trillizas de oro”, al enterarse de la identidad de la persona que durante varios días le sustrajo una a una sus joyas del alhajero que la ex conductora de programas infantiles tenía en su habitación en un country de las afueras de Mar del Plata. El autor del robo fue un amigo del hijo de la conductora, de 18 años, quien gozaba de toda la confianza de la familia, y se movía libremente por el interior de la casa. El muchacho acaparó alhajas por valor de 5000 dólares y las terminó vendiendo por 600 pesos.
María Emilia comenzó a notar la desaparición de sus alhajas el 2 de enero último, cuando faltó un anillo de oro macizo. En ese primer momento decidió no hacer la denuncia, porque pensó que se lo había olvidado en Buenos Aires. Sin embargo, luego de que otros cuatro anillos se evaporaran misteriosamente, la rubia conductora recurrió a la policía para reportar el hecho y buscar una explicación a las misteriosas desapariciones.
En su denuncia, la mujer detalló que le habían robado cinco anillos de oro macizo con brillantes y una gruesa cadena del mismo metal, valuados en cinco mil dólares.
Inmediatamente, los investigadores que tomaron el caso enfocaron sus sospechas en las personas que tenían acceso libre a la vivienda, ya que no se había constatado ningún intento de violentar ni las puertas ni las ventanas de la casa. Luego de algunas pericias, el cerco se cerró sobre un joven de 18 años, íntimo amigo de uno de los hijos de María Emilia, quien confesó ser el autor del robo.
“El desenlace del caso, además de sorpresivo, fue doloroso para el matrimonio, ya que el ex polista Clemente Zabaleta –esposo de la trilliza– es amigo de los padres del ahora imputado”, contó la policía.
Al no existir violencia, la causa fue caratulada como “hurto reiterado”, delito para el cual se prevén penas menores a los tres años de prisión. Por ello, el joven ladrón, por orden del fiscal de Mar del Plata Alfredo Deleonardis, se encuentra en libertad, aunque se le inició un proceso judicial. Por otra parte, la policía pudo recuperar casi la totalidad de las alhajas en los locales de compra y venta de joyas, donde Diarte había vendido la mercadería por sólo 600 pesos.