Un hombre se atrincheró en su departamento, en Córdoba al 2700, casi esquina Jean Jaurès, con una pistola. Durante seis horas mantuvo en vilo al Barrio Norte. Salía al balcón y volvía a entrar. Efectuó disparos al aire y después se disparó en el hombro izquierdo. Durante diez minutos quedó desvanecido y luego se reincorporó. Rodeado por fuerzas del GEOF, asomado al balcón, conversó durante horas con los negociadores mientras la TV especulaba que tenía como rehén a su mujer. Se informó que se trata de Marcelo Migale, de 38 años, músico. No estaba claro el motivo por el que amenazaba con suicidarse. Al cierre de esta edición, el GEOF ingresó saltando desde un balcón para controlar la situación.

Más allá de la conmoción que desató en Barrio Norte, el balcón del 7º piso de Córdoba 2700 y Jean Jaurès provocó todo tipo de información. Todos los canales interesados en la noticia lograron primeros planos de Migale, pero con teleobjetivos, a la distancia. El hombre gesticulaba con su mano izquierda, mientras que con la derecha apuntaba la pistola a su pecho en una extraña torsión. Hablaba o, al menos, parecía hacerlo. Rodeado de hombres del GEOF y sus negociadores –algunos a escasos metros, en un balcón de un edificio contiguo–, presumiblemente hablaba con ellos. Sin embargo, muchos de los informativos sostenían que hablaba solo y alguno llegó a afirmar: “Fijate cómo está desquiciado; habla solo, está loco”.

El silencio en la TV parece hacer estragos, haciendo añicos aquello de que una imagen vale mil palabras: los conductores y movileros llenaban con sus comentarios todos los rincones mudos. Algunos apuntaban al público con sus preguntas. Así se pudo escuchar que una cronista le preguntaba a un curioso que refería: “Yo vine a cargar gas y vi este lío y me quedé mirando. Por ahí escuché que se había pegado un tiro”, dijo humildemente. El conductor del noticiero rápidamente tomó la información y dijo: “Confirmado, nos confirman que intentó suicidarse”.

Ya antes los informativos sostenían que se había atrincherado en su departamento “por una discusión de pareja”, aseguraba uno; “tiene a su mujer de rehén”, aseguraba otro; “se tiroteó con la policía y mató a su mujer”, afilaba la lupa un tercero. Otro había logrado hacer un diagnóstico psiquiátrico in balcón. En fin, finalmente la policía, que tampoco lo sabía con certeza porque no estaba dentro, pero era la que estaba más cerca, aseguraba que el hombre estaba solo. A las diez de la noche, los programas pseudo serios decidieron dar lugar a sus columnistas y dejaron de lado al muchacho con intenciones suicidas, que no generaba ninguna ola de inseguridad y lo sacaron del aire.