SOCIEDAD › YA SON 497 LOS MUERTOS EN LA CATASTROFE QUE AFECTA AL ESTADO DE RIO DE JANEIRO
Las intensas lluvias registradas entre el martes y el miércoles y los aludes de tierra y lodo afectaron a tres municipios serranos ubicados a unos cien kilómetros de la ciudad de Río. La presidenta Rousseff recorrió la zona afectada.
Brasil vive la peor catástrofe natural de su historia. Las intensas lluvias y aludes de barro ya causaron 497 muertos y cientos de desaparecidos, en los municipios serranos del estado de Río de Janeiro. La presidenta Dilma Rousseff, que recorrió ayer la zona afectada por aire y por tierra, prometió realizar “acciones de gobierno firmes” en la región y liberó 350 millones de dólares para la asistencia de los afectados. La catástrofe, según los especialistas, no sería solo el resultado de la gran cantidad de agua caída sino, además, de la urbanización irresponsable y descontrolada en esa región. Lo que era un lugar de descanso y veraneo para unos y de hábitat precario para otros se convirtió en una zona de desastre.
El intenso diluvio ocurrido en la madrugada del miércoles fue demasiado para la infraestructura urbana y la contención natural de las precipitaciones de los municipios de Nova Friburgo, Teresópolis, Petrópolis y Sumidouro, ubicados en valles rodeados de altas montañas. “Tras días sin parar de llover, tuvimos una lluvia absolutamente extraordinaria. En ocho horas, la noche del martes al miércoles, llovió lo previsto para todo el mes y eso provocó avalanchas con piedras y tierra que fueron ladera abajo, llevándose las casas por delante”, indicó Paulo Canedo, coordinador del laboratorio de Hidrología de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Hoteles e improvisadas viviendas padecieron sin distinción el avance del agua, recargada con todo lo que encontraba a su paso.
“Fue una tragedia natural potenciada por la urbanización irregular, que fragiliza la naturaleza, aumenta el número de víctimas y ayuda a promover las avalanchas, porque una casa derrumbada aumenta ese alud ladera abajo”, evaluó el especialista. La teoría fue respaldada por el secretario de Medio Ambiente del estado de Río de Janeiro, Carlos Minc: “Lo que ha ocurrido es una combinación de catástrofe natural con la irresponsabilidad histórica de varios alcaldes. Algunos de ellos, incluso, estimularon la ocupación en las laderas”.
Al visitar la región afectada, la presidenta Dilma Rousseff aseguró que “hubo un abandono absoluto en Brasil en relación con las familias de bajos ingresos que vivían en el borde del arroyo, del río y en las laderas de las colinas”. No obstante, la presidenta negó que el gobierno de Lula da Silva haya transferido menos recursos para obras de prevención de inundaciones en Río de Janeiro.
Ante el grave cuadro que encontró, la presidenta prometió realizar “acciones firmes” y en ese sentido dispuso la liberación de unos 350 millones de dólares para dar asistencia a los afectados, el envío de unos 200 miembros de la Fuerza Nacional de Seguridad y de toneladas de medicamentos que serán distribuidos en hospitales de campaña. El gobierno también anunció el envío de nueve helicópteros. Otros dos iban a ser aportados por la Marina para reforzar el trabajo de la Defensa Civil y los bomberos en la región afectada.
En conferencia de prensa junto al gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, Rousseff manifestó que “es un problema del gobierno federal hacer una política de saneamiento y vivienda” y agregó que el gobierno local debe “hacer la misma política y sumar esfuerzos”. “Lo cierto es que disminuir el efecto de estas lluvias es nuestra misión”, asumió.
En este marco, la ONG Cuentas Abiertas aseguró que el municipio de Angra dos Reis, en el sur de Río, aún no recibió un 30 por ciento de las partidas prometidas por el gobierno federal para reconstruir las ciudades destruidas por las lluvias de hace un año, que provocaran la muerte de más de 220 personas y la pérdida del hogar de otras 5300. Al cruce de esta versión salió el gobernador: “En los últimos cuatro años, Río de Janeiro recibió cerca del equivalente a 300 millones de dólares en recursos federales para socorrer a las ciudades afectadas” por las lluvias, y en Angra dos Reis las obras presupuestadas alcanzan casi 66 millones de dólares. “No hay ningún reclamo de nuestra parte”, remarcó.
En otro punto, Moacyr Duarte, especialista en situaciones de riesgo de la Universidad Federal de Río de Janeiro, reclamó a las autoridades locales que avancen en crear “un permiso de habitabilidad y una evaluación medioambiental” para evitar este tipo de catástrofes. “Hace 50 años que no se hace nada” para prevenir los efectos de las lluvias en Río de Janeiro. “Falta un gobernante que tenga el coraje de invertir en prevención, en vez del rescate tardío”, repudió.
El lugar más afectado fue el municipio de Nova Friburgo, de 182.000 habitantes y ubicado a 130 kilómetros de la ciudad de Río de Janeiro. Allí se registraron al menos 216 víctimas mortales. En tanto, en Teresópolis se estima que 2000 viviendas fueron destruidas por la tormenta, pero hay muchas zonas a las que todavía no se puede ingresar. “Tenemos gran dificultad para llegar a los barrios, hay por lo menos cuatro que están completamente destruidos, no quedan casas en pie”, afirmó el intendente de ese municipio, ubicado a 68 kilómetros de la capital del estado.
Según informó el departamento de meteorología del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales, las lluvias en la zona continuarán hasta el martes. Por este motivo, el gobernador Cabral hizo “un llamamiento a la gente para que acepte la molestia de abandonar su casa por unos días, porque hay áreas que todavía están en riesgo de derrumbes e inundaciones”.
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