SOCIEDAD › UN HOMBRE DE 24 AÑOS, EX ALUMNO, MATO A POR LO MENOS DOCE NIÑOS E HIRIO A MAS DE VEINTE PERSONAS
La tragedia ocurrió ayer a la mañana, en el horario de entrada. El agresor, que llevaba dos armas y numerosas municiones, disparó contra los niños y luego, cuando llegó la policía, se suicidó. Llevaba una carta en la que explicaba su plan entre delirios místicos.
Una masacre en una escuela de Río de Janeiro conmovió ayer a la sociedad brasileña. Un joven de 24 años, ex alumno de la institución, ingresó y mató a balazos a por lo menos doce niños e hirió a más de veinte personas. Tras enfrentarse con la policía, que llegó de inmediato al lugar, el homicida se pegó un tiro en la cabeza. El asesino dejó una carta cargada de misticismo en la que daba cuenta de su plan. Consternados, desde el gobierno de Dilma Rousseff manifestaron que se encontraban ante “una tragedia sin precedentes” y decretaron tres días de luto.
Pasadas las 8.30, horario del ingreso a la escuela, los 400 alumnos de entre 9 y 14 años de la primaria municipal Tasso da Silveira, ubicada en popular barrio Realengo, se vieron sorprendidos por una seguidilla de disparos en el interior del edificio. El responsable de los tiros era Wellington Menezes de Oliveira, de 24 años, ex alumno de ese colegio, quien ingresó al establecimiento sin generar la más mínima sospecha de lo que iría a realizar. “Empleados de la escuela dijeron que el joven llegó bien vestido, cargando una bolsa, y dijo que había sido llamado para conversar con alumnos, para una conferencia. Así accedió al tercer piso del edificio”, explicó tras el ataque el coronel Evandro Bezerra, vocero del cuerpo de bomberos local.
En medio del tiroteo, que duró entre cinco y diez minutos, los maestros intentaron evitar que los chicos fueran alcanzados por los disparos. Pamela, una estudiante de 13 años, contó que al oír los tiros “los profesores llevaron a los alumnos al auditorio del último piso, bloquearon la puerta con armarios” y esperaron en medio de gritos. Otros niños, algunos con heridas de bala, comenzaron a correr de forma desesperada para poder escapar de la escuela. Elizer, vecino de la primaria Tasso da Silveira, contó cómo unos chicos le golpearon la puerta de su hogar en busca de ayuda. “Dos niños corrieron a mi casa, estaban disparando en todas las direcciones. Mi hija y mis dos sobrinos estaban allí. Pero están bien”, narró el hombre. En tanto que Eluzia, quien vive frente al colegio, celebró que su hijo de 10 años haya podido escapar: “El miró por la ventana al escuchar los tiros, y aunque no vio nada, comenzó a correr hacia la puerta y gracias a Dios está bien”. “Vi mucha gente más corriendo, baleada, fue horrible”, describió.
Según los relatos de quienes asistieron a la escena del múltiple crimen, Menezes de Oliveira llegó al lugar con un plan concreto: matar y luego suicidarse. “Vino a la escuela preparado para hacer eso. La carta que fue encontrada con él es algo que no puede salir de una cabeza normal”, fue el análisis de Bezerra. El texto que dejó el joven señalaba: “Deben saber que los impuros no podrán tocarme sin guantes, solamente los castos o los que perdieron sus castidades luego del casamiento y no se envolvieron en adulterio podrán tocarme sin guantes”.
Menezes de Oliveira, hijo adoptivo que había abandonado ocho meses atrás la casa de sus padres, dejó instrucciones de que su cuerpo sea desvestido, bañado y envuelto en una mortaja blanca que, según indicó, había llevado a la escuela. En torno de estas expresiones místicas, la hermana del agresor dijo a la prensa que en el último tiempo el joven se había acercado al Islam. El asesino también dejó indicaciones para que su casa sea donada a una sociedad benéfica protectora de animales y solicitó que en los posible su cuerpo sea enterrado junto al de su madre.
Los agentes policiales llegaron de inmediato al lugar debido a que hacían un operativo de rutina en las proximidades de la escuela, y algunos alumnos heridos, sumado al ruido de los disparos, los alertaron de lo que acontecía. Un oficial entró en el edificio y “logró herir (a Menezes de Oliveira) en una pierna, pero el hombre se mató de un disparo en la cabeza”, señaló Djalma Beltrami, coronel de la Policía Militar. “Si los policías no llegaban tan rápido la tragedia habría sido todavía mayor, porque el hombre tenía mucha munición, y cargaba dos armas”, evaluó el jefe policial.
Horas después del ataque, el secretario de Salud de Río de Janeiro, Sergio Cortes, precisó que “son niñas la mayoría de los asesinados” al dar el balance de muertos y heridos ante los medios de prensa. Cortes reportó 13 muertos, incluido el agresor, y 22 heridos, entre los que había funcionarios del colegio. Los heridos fueron derivados en un primer momento al Hospital Estadual Albert Schweitzer, y luego se trasladó a algunas víctimas a otras instituciones médicas según la gravedad del caso. Enterada de la trágica noticia, la presidenta Dilma Rousseff mostró su dolor ante el hecho y decretó tres días de duelo. “Todos debemos estar unidos en repudio de este acto de violencia contra niños indefensos. Este tipo de crimen no era característico en nuestro país”, reflexionó la primera mandataria. En el marco de un acto de gobierno, Rousseff solicitó un minuto de silencio “en homenaje a esos brasileñitos” que perdieron la vida “tan pronto”. Por su parte, desde Porto Alegre, el ministro brasileño de Educación, Fernando Haddad, consideró que esta masacre “es una tragedia sin precedentes en Brasil”.
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