“Necesitamos que haya atención, por lo menos de la guardia; hace una semana que no hay médicos en el barrio.” Ese fue el pedido de un centenar de vecinos de los barrios del sur de la Ciudad, la mayoría mujeres y niños que, junto a organizaciones sociales y profesionales de la salud marcharon ayer hasta el Hospital Piñero, en el Bajo Flores, para exigir que se “reabran los centros de salud y que haya políticas de seguridad” para los sectores más postergados. Los Centros de Salud y Acción Comunitaria (Cesac) del sur porteño permanecieron ayer, según los barrios, cerrados o con actividad parcial, por octavo día consecutivo. Esta situación generó dificultades para que los vecinos puedan continuar con tratamientos médicos, recibir leche o medicamentos. El reclamo de los médicos de los Cesac y los vecinos se enfocó en la aplicación de “políticas integrales” en los barrios, ya que la inseguridad “no se soluciona sólo con custodia policial”.

Bajo la consigna “por el derecho a la salud”, vecinos de Villa Fátima, Villa Soldati, Villa Lugano y Bajo Flores, entre otros barrios, marcharon entre cánticos y aplausos, desde Varela y Castañares, para exigir que se garantice su derecho a la salud. Los Cesac de esos barrios, dependientes del área programática del Hospital Piñero, están cerrados hace más de una semana por la medida de fuerza que aplicaron médicos, enfermeros y empleados, por lo que muchos vecinos no tienen acceso a otros servicios de salud. “Pedimos que abran las salitas. No hay ninguna clase de atención, queremos que al menos esté la guardia por si algo pasa”, dijo una vecina de Lugano. En ese barrio, el Cesac 18, ubicado en Miralla y Ordóñez, sigue con sus puertas cerradas. “No abren por la seguridad, pero necesitamos que haya atención. Mi hijo tiene tos y no lo pude hacer atender”, dijo otra chica, con su nene en brazos.

Los vecinos pidieron que no se les deje de brindar atención. “Queremos que Macri garantice la seguridad de los vecinos y médicos que atienden en las salas. Cada día, los vecinos se atienden en las salitas; si están cerradas, no tienen a dónde ir. Hay algunos que no tienen 1,50 para viajar al hospital”, explicó Javier Pitar, referente de la Corriente Martín Fierro en Villa 20 y Bajo Flores.

Las voces de la protesta remarcaron la necesidad de implementar políticas en los barrios más postergados, no sólo presencia policial en los centros de salud. “La comunidad es la más perjudicada; lo que genera violencia es que el sistema no brinde asistencia médica. Se tildó a la comunidad como violenta, pero no lo es. La inseguridad también la vive el barrio”, explicó Sandra, médica del Cesac 20, en Flores. Ese centro tiene seguridad privada, pero no abre por las huelgas. En el Cesac 24, en Villa Soldati, la situación es similar: “Estamos en contra de un paro, porque lleva a que se violen los derechos del acceso a la salud. Cuando hubo hechos de violencia en las guardias y los centros de atención no hubo paro”, se quejó un médico.

Dentro del Piñero, la guardia funcionaba sólo para emergencias. Médicos, residentes y enfermeros estaban en asambleas en los jardines del hospital, y después varios salieron a protestar junto a los vecinos, al frente del centro médico. Al mediodía, una delegación de vecinos, de Sutecba y de la Asociación de Médicos Municipales se reunieron con el subdirector del Hospital Piñero, Jorge De Luca, y allí se acordó realizar un reclamo conjunto al gobierno de Mauricio Macri para que implemente una “política de seguridad integral”, según supo Página/12.

En el hospital, ayer hubo paro de Sutecba –administrativos, enfermeros y técnicos–, en reclamo de seguridad, a pesar de contar con vigilancia privada. La continuidad de la medida se decidirá hoy en asamblea. Alberto Grecco, delegado gremial, explicó que piden un “servicio de seguridad para el hospital y centros de salud, que dependen del hospital Piñero”. También hubo paro de ATE Capital, en 23 hospitales porteños, con un “alto acatamiento”, en reclamo de insumos, finalización de obras y aumento salarial. Por el momento, “no hubo diálogo con el gobierno, sólo silencio”, contó Rodolfo Arrechea, secretario general.

Informe: Soledad Arréguez Manozzo.