Vie 15.04.2011

SOCIEDAD  › LIBERAN EL EDIFICIO DE LAS EX BODEGAS GIOL, QUE ESTABA TOMADO POR CUARENTA FAMILIAS, Y LO DEMUELEN

Cómo desalojar sin reprimir en el intento

El procedimiento fue el resultado de una negociación: los ocupantes aceptaron recibir materiales para construir una vivienda o alojarse en hoteles. En 1994, en ese mismo lugar, habían sido desalojadas 208 familias en un violento operativo.

Cuarenta familias fueron desa-lojadas ayer de las ruinas de la ex Bodega Giol, ubicada en el barrio de Palermo, en un procedimiento consensuado y sin violencia. Tras una jornada de negociación, que arrancó de manera tensa, funcionarios del gobierno nacional y de la Ciudad lograron hacer una propuesta que conformó a los ocupantes del predio. Entre otras cosas, a los desa-lojados se les garantizó hotel para quienes no tenían adonde alojarse de inmediato y la entrega de materiales para que construyan viviendas en terrenos que les ceda algún familiar o allegado. A la noche, la estructura donde vivían estas personas comenzó a ser demolida por orden de la Secretaría de Transporte, que fue la que promovió el desalojo. Allí se construirá parte del Polo Científico, que ya tiene sus obras en marcha en terrenos linderos.

No se registraron ayer los penosos episodios ocurridos en octubre de 1994, cuando un ejército de policías desalojó el lugar en forma violenta. El operativo comenzó por la mañana cuando, por orden del juez federal Marcelo Martínez Giorgi, agentes de la Policía Federal se presentaron en el edificio ubicado en Godoy Cruz, entre Nicaragua y Guatemala, junto a las vías del ferrocarril San Martín. En las primeras horas, las propuestas de los representantes del Estado no entusiasmaron a los ocupantes, que se resistían a salir e incluso prendieron algunas fogatas a modo de protesta. El juez destacó que se modificó el cuadro de intransigencia “cuando se intensificó la acción de los negociadores de Nación y Ciudad”.

“Las personas empezaron a dejar el lugar a partir de las 17, luego de que por la mañana los ocupantes manifestaran una fuerte resistencia a irse”, celebró el juez. En diálogo con Página/12, Sergio Berni, secretario de Gestión del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, explicó que las familias aceptaron abandonar el lugar porque desde su cartera se les ofreció “darles materiales para que construyan en algún terreno de sus familiares o conocidos”. Además, a quienes no tienen casas para ir a hospedarse de forma inmediata “se les pagará un hotel. De algunos se hace cargo Nación y de otros, Ciudad”. Y para que cada grupo familiar pueda trasladar sus pertenencias, Desarrollo Social pagó los fletes.

Los desalojados destacaron que el procedimiento se hizo en forma pacífica. Isabel Cabral, quien desde hace siete meses vivía allí, sostuvo que “la gente de Nación mantuvo muy buen diálogo”. En esa línea, Karina Torres, madre de cinco chicos, le dijo a este diario: “Fue buena la solución porque no hubo violencia ni pelea”.

Mientras sacaban sus ropas y muebles, los ocupantes, en su mayoría cartoneros que trabajan en la ciudad, pensaban cómo harán para mantener su trabajo al abandonar la zona. Cabral compartió: “Vivo del cartoneo de la Capital, todavía no sé cómo voy a hacer para venir de la provincia a trabajar acá”. Es que la mujer se irá a vivir por el momento a la casa de su madre, en González Catán. Lo mismo le sucede a José, que desde hace tres años dormía en ese gigante de hormigón. El hombre planea “conseguir un terreno en la provincia, en José C. Paz”, porque allá tiene familiares. “De alguna manera tengo que seguir cartoneando”, dijo sin tener en claro cómo cumplirá ese objetivo. Por su parte, Torres decidió irse con su pareja y sus hijos a un hotel. La mujer sostuvo: “Ahora tengo que buscar lugar para construir, pero hay que ver donde porque mi marido cartonea por acá”.

La construcción ocupada está junto a una playa de maniobras ferroviaria que hoy administra el Organismo Nacional de Bienes del Estado (Onabe), por lo que su desalojo, que fue competencia del fuero federal, había sido pedido en diciembre por el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. En ese edificio, la presidenta Cristina Fernández encabezó en 2008 los actos de adjudicación de las obras del Polo Científico. La construcción de este espacio, que involucrará al Conicet y al Ministerio de Ciencia y Tecnología, se aceleró desde enero pasado, ya que se planea inaugurarlo este año.

El predio ya había sido intrusado en la década del ’80, y en 1994 se desalojó de allí a 208 familias, en un violento operativo. En septiembre del año pasado, los vecinos denunciaron que el lugar había sido ocupado otra vez, pero las quejas pasaban por los montículos de basura que quedaban en el lugar producto de la actividad de los cartoneros. El juez Martínez Giorgi informó que para fin de 2010 llegó a haber alrededor de 300 habitantes dentro del edificio. Tras dos censos, “sólo quedaban en el predio 120 personas, que vivían en precarias condiciones de habitabilidad”. En el inmueble “sólo había escombros y una pared medianera, sobre la cual habían levantado las casillas. Las condiciones allí eran extremadamente precarias, con roedores, focos infecciosos y hacinamiento”, aseguró el juez.

La ministra Nilda Garré, arribó al lugar y anunció la inmediata demolición del edificio, que se realizaba anoche. La construcción de la ex bodega mendocina Giol, de 5 mil metros cuadrados y con cuatro pisos, comenzó a ser historia.

Informe: Leonardo Rossi.

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