SOCIEDAD › LEVANTARON UN ASENTAMIENTO EN LA VILLA DE RETIRO Y HARAN UN CENTRO DE SALUD
Desde hace veintidós días, el asentamiento ocupaba una calle junto a la estación del Ferrocarril San Martín. No hubo resistencia, sólo incidentes aislados. En el lugar construirán además un destacamento policial y un centro de atención judicial.
› Por Emilio Ruchansky
Temprano, mientras miles de vecinos de la Villa 31 en Retiro partían a sus trabajos o llevaban los chicos a la escuela, agentes de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura desalojaron la calle 14, lindera a la estación cabecera del Ferrocarril San Martín. La toma había comenzado hace 22 días y, según la versión policial, no hubo mayor resistencia de los ocupantes cuando se levantaron las casillas y demolieron los primeros cimientos, allí no había nadie. Luego volaron algunas piedras y se dispararon gases lacrimógenos, pero la cosa no pasó a mayores. Pocas horas después, dos ambulancias y dos carros sanitarios del Ministerio de Salud de la Nación estacionaron sobre el lugar, con orden de quedarse “hasta nuevo aviso”. Allí se construirá un destacamento policial, una unidad sanitaria y un centro de atención judicial.
“La acción articulada entre la Justicia y las fuerzas federales coordinadas por el Ministerio de Seguridad permitió nuevamente, como en el caso del Club Albariño, de Villa Lugano, ejecutar con eficacia la orden de desalojo, haciendo un uso racional y proporcionado de la fuerza pública”, comentó anoche la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré. La funcionaria, junto a sus pares de Salud y Desarrollo Social y el embajador de Paraguay, Gabriel Enciso López, estuvo al frente de las negociaciones con los ocupantes, quienes el miércoles pasado no quisieron retirarse del lugar voluntariamente.
La orden de desolojo fue emitida por el juez federal Ariel Lijo, tras una denuncia del secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. Las negociaciones con los 40 ocupantes, que se habían negado a censarse, estaban estancadas y los vecinos del barrio San Martín, surgido de una toma realizada en diciembre pasado a pocos metros de la calle 14, reclamaban que se libere ese acceso a la villa. “Acá no estaban entrando ni los bomberos ni los médicos para atender a los chicos”, dijo José Bravo, presidente del Consejo del Barrio San Martín.
La calle en cuestión separa a la Terminal de Omnibus de Retiro de la estación de tren. Tiene poco más de 20 metros de asfalto al principio, luego viene el empredrado, lleno de charcos por la lluvias recientes, y más allá el barro. Sobre un costado, hay un paredón en construcción que separará la calle 14 de las vías, donde se apoyaban las tiendas de chapa, cartón y madera de los ocupantes; del otro, una hilera de casas humildes a medio terminar. Con este panorama se encontraron los 160 agentes que fueron a desalojar la calle a las 7.
“Al principio no había nadie, pero después nos cagaron a piedrazos, tiramos gases y se dispersaron todos. Cuando se actúa en caliente es peor. Pero en frío las cosas salen mejor. Por eso creo que la estrategia de esperar un poco funciona”, comentó a este diario un oficial de la Federal, munido de escudo y casco, a metros del predio custodiado también por la Gendarmería. Según informó el SAME, dos niños y un adulto fueron atendidos con principio de asfixia, debido a los gases lacrimógenos.
Desde el Ministerio de Seguridad aseguraron que tras investigar el lugar y advertir que muy pocos ocupantes pasaban la noche en la toma, determinaron que era preferible aguardar una tormenta fuerte. “Era necesario hacer algo porque la calle iba a quedar reducida a un solo carril, ahora dejamos dos carriles y al costado vamos a armar un centro de salud, un destacamento policial y un centro de asistencia jurídica, como nos pidieron los vecinos”, dijo anoche una fuente del ministerio.
Por su parte, el juez Lijo estimó que “hubo una especie de carrera de varias personas por ocupar parte de la calle que da a la estación, levantando el adoquinado y trayendo materiales de construcción”. Del otro lado de la calle 14 se ven una docena de bolsas de arena y varios montículos de tierra. Allí se consolida la ocupación hecha en diciembre pasado, al calor de las ocupaciones del Parque Indoamericano y el Club Albariño. Se trata de la misma causa, explicó Lijo, “lo que pasa es que ahora tomaron la calle”.
El juez, la policía y algunos vecinos consultados por este cronista aseguraron que algunos ocupantes tenían intenciones de vender o alquilar los terrenos. “Puede ser”, comentó al respecto Cristina Oviedo, una joven de Villa Rica, Paraguay, que estaba entre los ocupas. Con 19 años y su bebé de cinco meses en brazos, Oviedo contó que junto a su hermano tomó una pequeña parte con esperanzas de construir algo para ella. Ahora allí hay un camión sanitario con pediatras, médicos generalistas y ginecólogos que atienden de 9 a 17 y otro con equipo de rayos X, mamógrafo y ecógrafo. Hoy, dijo la joven, vendrá a atenderse con Carolina, su hija.
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