Mar 10.05.2011

SOCIEDAD  › FALLECIó EL JOVEN HERIDO EN EL CUELLO POR UNA BENGALA DURANTE EL RECITAL DE LA RENGA

Y la muerte fue su último destello

Miguel Ramírez, de 32 años, murió ayer, después de que el viernes se le decretara la muerte cerebral. Había sido herido por una bengala en el cuello, durante un recital en el autódromo de La Plata. La fiscalía busca más pruebas y aguarda la autopsia.

› Por Carlos Rodríguez

Miguel Ramírez, de 32 años, falleció ayer como consecuencia de las graves heridas que sufrió el sábado 30 de abril, durante un recital del grupo de rock La Renga, al recibir en el cuello el impacto de una bengala. “Al presentar un paro cardíaco, se le suspendieron las medidas de sostén hemodinámico y asistencia respiratoria mecánica”, informó Daniel Dullio, director asociado del Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero, donde Ramírez estaba internado. La muerte se produjo a las 13.30 de ayer. Por la tarde, en el marco de la investigación que se abrió a partir de la difusión pública del caso, la fiscal Virginia Bravo hizo una inspección ocular en el escenario de la tragedia, el Autódromo Roberto Mouras de La Plata. “El resultado fue negativo, porque se encontró mucha pirotecnia, pero ninguna que pudiera tener relación con el hecho. Hay que esperar el resultado de la autopsia, para ver si podemos determinar con precisión el tipo de bengala que lo hirió”, dijo Bravo a Página/12. Mientras tanto, se hicieron duras críticas a los controles, en los espectáculos deportivos y musicales, porque no se cumple la prohibición del ingreso de pirotecnia.

Consultada acerca de los datos que aportaron los testigos presenciales, entre ellos algunos familiares y amigos de la víctima, la fiscal dijo que “no fueron de importancia, porque hay contradicciones en cuanto a cómo era el artefacto, si lanzaba luces verdes o rojas, entre otros detalles”. Insistió en que ahora “hay que ir hacia atrás, en relación a los hechos, y esperar el resultado de la autopsia para saber si tenemos datos del tamaño de la bengala, la dirección desde la que vino, la distancia estimada y otras precisiones que puedan orientar la investigación”, que se hace de oficio, ya que no hubo denuncia previa de la familia de Ramírez.

Miguel Ramírez, de 32 años, padre de dos niños y con su esposa embarazada de siete meses, estaba internado desde las 23 del sábado 30 de abril. Su estado se agravó el miércoles, cuando sufrió tres paros cardiorrespiratorios, por lo que fue llevado a terapia intensiva. El viernes se le había diagnosticado “muerte cerebral”. Sobre las causas del accidente, la fiscal advirtió que “es prematuro” hacer acusaciones. La causa está caratulada “homicidio culposo”.

De la inspección ocular participaron peritos de la Policía Científica y de Bomberos. Entre los restos de pirotecnia encontrados, había uno en el que todavía se podía leer el rótulo: “Bengala de mano, señalización roja 250 segundos”. Era similar a las de uso náutico. Por otro lado, se dijo que habría un video que registra el momento en que una bengala cruza el autódromo Mouras, durante el recital de La Renga, dejando una estela similar a la de una “cañita voladora” de gran tamaño.

En el autódromo se hicieron mediciones para determinar con precisión el tipo de bengala, la ubicación del público y de los equipos de emergencia. Leonardo Ramírez, hermano de la víctima, reiteró que el accidente se produjo “cuando la banda empezó a tocar el primer tema”. Todo quedó envuelto por el humo y Miguel Ramírez cayó al piso. “Mi otro hermano se le tiró encima y le sacó el tubo del cuello.”

Según Leonardo Ramírez, algunos de los presentes identificaron al que tiró la bengala y lo corrieron, “pero no lo pudieron agarrar”. El hermano de Miguel reiteró que “el que hizo esto es un asesino, no puede tirar de esa manera la bengala”. Según este relato, los integrantes del grupo de rock “vieron cómo sacaban al herido, pero no pararon el show”.

Página/12 consultó sobre el tema a Juan Carlos Blander, de la empresa de Abb Access S.R.L., dedicada a las tareas de seguridad en recitales multitudinarios, como los ofrecidos en el país por grupos como Los Rolling Stones o U-2. “Hace más de seis años que no trabajamos con La Renga, porque no entienden sobre el tema y no tienen un responsable de seguridad”. Según Blander, “una cosa es organizar la seguridad en el estadio único de La Plata o en River, y otra es hacerlo en un lugar (en alusión al autódromo platense) en el que no hay alambrado y la gente puede entrar por cualquier lado, sin que se le pueda hacer ningún control”.

“Nosotros organizamos recitales multitudinarios y nunca pasó nada. Eso es porque trabajamos con estadios cerrados, donde el ingreso se hace en forma organizada, tomando los recaudos necesarios. Estamos en permanente actualización, a través de cursos sobre movimientos de masas que se hacen en los Estados Unidos. La gente que organizó en La Plata es improvisada”, aseguró Blander, en alusión a la empresa Chacal Producciones. Este diario no pudo contactarse con voceros de esta firma. Fueron vanos los intentos con los teléfonos que aparecen en su página web, uno fijo de La Plata y dos celulares. Los tres daban ocupado en forma permanente.

El abogado José Iglesias, padre de una de las víctimas de Cromañón, recordó que el uso de bengalas en lugares públicos “está prohibido por la Ley de Armas y su uso es considerado una contravención en la Ciudad de Buenos Aires, las intendencias y el gobierno de la provincia de Buenos Aires, igual que en todo el país, pero nadie hace cumplir la ley”. Recalcó que “si lo que tiraron es una bengala náutica, en las instrucciones dice claramente cuál es su uso, cómo se debe lanzar, desde qué distancia. Además, después de Cromañón, nadie puede presentarse como un ingenuo frente al peligro que representa una bengala en un espectáculo público”.

Iglesias criticó “el silencio hipócrita del mundo del rock” y también al Indio Solari, por sus recientes declaraciones. “¿Cómo puede decir que si las bengalas son peligrosas hay que prohibirlas, cuando ya están prohibidas? Todos son bengaleros y siguen sin tomar conciencia de que si alguien muere por una bengala, es un asesinato a mansalva.”

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