SOCIEDAD
› DOCENTES Y PADRES, EN UNA CARRERA CONTRA EL TIEMPO
Juntos para salvar la escuela
El Instituto Sarmiento, una tradicional escuela de Flores, cerró en diciembre. Los docentes formaron una cooperativa y, con el apoyo de los padres, lo quieren recuperar. Esperan un fallo judicial.
› Por Eduardo Videla
Los docentes y un grupo de padres están embarcados en una patriada: quieren salvar al Instituto Sarmiento, una tradicional escuela privada del barrio de Flores cuyos dueños han decidido poner fin a 75 años de historia en la educación. Después de una maniobra de vaciamiento, según denuncian los docentes, el establecimiento quedó clausurado junto con el ciclo lectivo, a fines de 2002, porque sus dueños pidieron la quiebra, y dejaron en banda a más de 200 alumnos, junto con sus padres, muchos de los cuales han debido recurrir a otras instituciones. Otros sin embargo, no se rinden y esperan el milagro: que el 3 de marzo, fecha de inicio del ciclo lectivo, el Sarmiento abra sus puertas, esta vez administrado por una cooperativa de docentes y trabajadores. Sólo esperan una autorización judicial que, para que el proyecto sea viable, debería darse esta semana.
Ubicado en Nazca al 200, casi junto a las vías del ferrocarril, el Sarmiento es hoy un edificio cerrado, con las paredes y vidrios cubiertos por pintadas que denuncian lo que, todos suponen, ha sido “una maniobra de vaciamiento”, según lo define el profesor Roberto Bellini, quien fuera su director, ahora presidente de la flamante cooperativa.
Administrado desde su creación por la familia Panizzi, tuvo como rectores al pedagogo Juan Carlos Tedesco y a la actual rectora del ILSE, Vilma Saldumbide. En sus mejores momentos, la matrícula superaba el millar de alumnos, pero en los dos últimos años, producto de la crisis pero también del desmanejo, llegó apenas a 230 en los tres niveles: preescolar, básico y medio.
El final se anunciaba en la segunda mitad de 2002: “Los docentes estuvimos seis meses sin cobrar mientras los padres seguían pagando las cuotas”, dice Bellini. Y los padres fueron reunidos por “un grupo de asesores del colegio, que nos recomendaron inscribir a los chicos en otra escuela”, relata susana Ventureira, una de las madres que acompañan a los docentes.
Lo cierto es que el 17 de diciembre, profesores, maestros y empleados se encontraron con las puertas del instituto cerradas y un cartel que anunciaba un pedido de quiebra. La crisis comenzó en el 2000, cuando los Panizzi se desvincularon de la escuela pero conservaron el edificio. “Fue una quiebra planificada con tiempo, porque cerraron la escuela a fines de diciembre y los padres debieron recurrir a otras escuelas para inscribir a sus hijos”, dijo a Página/12 el abogado Diego Kravetz, asesor legal de varias cooperativas de trabajadores que recuperaron empresas vaciadas y quebradas y que asiste a la cooperativa del Sarmiento.
“Esto no es una fábrica, donde uno para las maquinarias y listo. A los chicos no se los podía dejar sin una respuesta”, dice María del Carmen Sobrero, maestra de 3º grado. Por eso, los docentes decidieron armar una propuesta para retomar el trabajo este año. “A pesar de que la época no ayudaba, recibimos el apoyo de un importante grupo de padres”, destaca Bellini.
Es que para muchos –tanto padres como alumnos– dejar la escuela es como irse del barrio, una suerte de exilio. “Es que cuando salimos a buscar escuelas, no encontramos nada que se parezca al proyecto del Sarmiento”, asegura Susana, que tiene un hijo en 7º y una nena en 3º del polimodal. Y entonces los padres enumeran las propuestas que diferenciaban al Sarmiento: desde un convenio con la NASA para enviar experimentos al espacio y otro con el programa de las Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), hasta los exámenes internacionales de inglés y las actividades del coro. “Si el colegio abre, mi hija va a estar acá”, promete Alberto Centofanti, y se compromete a movilizar a otros padres, que ya han anotado sus hijos en otras escuelas, ante el inminente comienzo del ciclo lectivo.
La feria judicial de enero les cerró la puerta de los Tribunales pero, armado el proyecto para pedir la continuidad fue presentado en losprimeros días de febrero. “Propusimos pagar un canon por el uso del edificio. Ahora debe decidir el juez. Creo que el proyecto tiene posibilidades”, afirmó Kravetz.
Los docentes dicen que pueden funcionar con un mínimo de 100 a 120 inscriptos, en los tres niveles. Ajustaron los costos como para reducir la cuota a casi la mitad: la jornada completa, que el año pasado estaba a 290 pesos, costará 160, pero se agrega la oferta de la jornada simple, a 110 pesos, siempre para la EGB.
El éxito de la patriada depende ahora de la respuesta de los padres y, por qué no, de quienes pasaron por las aulas del Instituto: los más antiguos recuerdan al empresario Daniel Hadad y a los hijos de León Gieco y Cecilia Rosetto, entre otros. En una carrera contra el tiempo, los docentes convocaron a los padres de alumnos que el año pasado cursaron en el Sarmiento para hacerles la propuesta. Será el martes a las 20 en el club La Floresta, en Avellaneda y Chivilcoy, un día clave para el futuro del Sarmiento. También atienden consultas en el 4622-4555.