SOCIEDAD
Más cerca de la prohibición total para la publicidad de los cigarrillos
En la reunión de Ginebra hay consenso para imponer la veda. Tras las notas en Página/12, Argentina moderó su postura protabacaleras.
› Por Pedro Lipcovich
Ni en la tele ni en la radio ni en la calle ni en los autos de carrera: prohibición completa para la promoción del tabaco. Eso exige el borrador final del Primer Convenio para el Control del Tabaco, con grandes chances de ser aprobado el viernes en la Asamblea Mundial de la Salud, que reúne a 192 países. Se oponen dos o tres, pero no cualesquiera: Japón, Alemania, Estados Unidos, y el caso de este último país es altamente ilustrativo sobre su política exterior: es la nación que más límites y precauciones, con relación a los efectos tóxicos del tabaco, pone en su territorio; es también la que más se resiste –para proteger a sus multinacionales tabacaleras– a que algunas de esas precauciones sean adoptadas por otros países. La Argentina, en cambio, moderó su posición pro-tabacalera y se alinearía con la prohibición completa de la publicidad, “gracias a su exposición ante la opinión pública por notas como las que publicó Página/12”, según un vocero de las ONG que representan a la sociedad civil en la Asamblea. La votación decisiva se efectuará mañana: de confirmarse lo acordado, entraría en vigor dentro de cinco años.
“Se prohíbe completamente toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de productos del tabaco”, dice el documento que ayer presentó el director del departamento de enfermedades no contagiosas de la OMS, Derek Yach: “Hace tres años este tipo de declaración habría sido impensable”, comentó el funcionario, quien admitió, sin embargo, que persisten divergencias con algunas de las 192 delegaciones.
Eduardo Bianco –coordinador para Sudamérica de la Alianza Mundial para el Convenio Marco, que reúne a 180 ONG– advirtió que “un pequeño grupo de países encabezados por Estados Unidos y Japón está tratando de introducir un texto que sea más suave y manejable para las tabacaleras”.
El texto light reemplazaría “prohibición” por “regulación”, lo cual habilitaría, por ejemplo, para prohibir la publicidad en medios audiovisuales pero autorizarla en las calles: “Cuando se intenta eso, las tabacaleras tapizan la ciudad con carteles, la llenan de globos aerostáticos o dirigibles, en fin, apelan a sus inmensos recursos hasta obtener el resultado buscado”, señaló Bianco.
Si no se llega a un consenso, la cuestión se dirimirá mañana por votación. Por supuesto que cada país, débil o poderoso, vale un voto, pero también es real “la presión enorme que los países poderosos están ejerciendo”. Hasta ahora, lo más probable es que la posición mayoritaria prevalezca pero que Estados Unidos se niegue a firmar el tratado, “tal como se retiró del tratado ambiental de Kyoto y se negó a firmar diversos tratados como los de Derechos del Niño y de la Mujer”, puntualizó Bianco.
En cuanto a la Argentina, se alineó con la prohibición completa de la publicidad de tabaco y, en general, moderó la posición que, en el primer día de las deliberaciones, le había valido el premio “Cenicero Sucio”, otorgado por las ONG. “Estimamos que esto se vincula con su exposición ante la opinión pública a partir de notas periodísticas como las que publicó Página/12”, estimó Bianco. De todos modos, “la Argentina insiste en que el convenio siga sujeto a acuerdos comerciales previos, con el argumento de evitar el proteccionismo, pero eso es lo que quieren las tabacaleras: cuando Canadá decidió prohibir la denominación ‘light’ en una marca, la tabacalera le hizo juicio aduciendo que violaba el derecho que los tratados comerciales otorgan a las marcas registradas”.
El último borrador plantea la prohibición de términos como “light” o “ultralight”, por engañosos. Pero Estados Unidos y Japón piden que el engaño deba ser demostrado en cada país, “lo cual cargaría a cada Estado con el peso de probar algo que ya está demostrado internacionalmente”, según las ONG. En cuanto a la advertencia de peligro en los envases, el acuerdo de la mayoría establece que ocupe no menos del 50 por ciento de la superficie expuesta de cada paquete; Estados Unidos y Japón presionan para que se reduzca al 30 por ciento de un solo lado del paquete. Sobre la protección del fumador pasivo, el borrador establece que “los gobiernos aplicarán medidas eficaces para proteger contra la exposición al humo de tabaco en los lugares públicos”. Sin embargo, observó Bianco, “no se logró todavía la prohibición lisa y llana de fumar en ambientes públicos compartidos. Las tabacaleras admiten que el humo de tabaco ambiente daña la salud pero sostienen que una ventilación adecuada disminuye el riesgo: según los estudios, eso exigiría un movimiento de aire similar a un huracán. La única solución es prohibir fumar en ambientes compartidos, pero las tabacaleras averiguaron que, cuando se aplica esta medida, cada fumador tiende a disminuir su consumo en tres cigarrillos diarios, lo cual significa billones de dólares. Para ellas, éste es un tema crítico y lo pelean a muerte, porque su punto más débil es lo que el fumador le haga, no a sí mismo sino a la persona que no fuma”. El lunes la Federación Mundial del Corazón, que agrupa a 167 asociaciones médicas, lanzó una campaña mundial para proteger a los fumadores pasivos.
El texto debe ser aprobado en mayo por la asamblea de la OMS y entrará en vigor dos años después en los países que lo ratifiquen. La prohibición “completa” de la publicidad se efectivizaría en un plazo de tres años a partir de entonces.