SOCIEDAD › VOLVIERON LAS EXCURSIONES LACUSTRES EN BARILOCHE Y LA ANGOSTURA
Desde el día que cayó la arena volcánica las lanchas y catamaranes fueron suspendidos. Ahora se pusieron en marcha de nuevo. En Bariloche, el turismo estudiantil se mantuvo elevado: cayó sólo un 20 por ciento. El de adultos se resintió más.
En plena temporada de invierno, Bariloche terminó de restablecer su paisaje habitual con la normalización completa de las excursiones por el lago Nahuel Huapi, hasta el Bosque de Arrayanes y la isla Victoria. Desde ayer, todos los paseos lacustres “están operativos con absoluta seguridad para el visitante”, explicó el responsable de Uso Público del Parque Nacional Nahuel Huapi (PNNH), Mariano Calvi. A ello se suma una ciudad a la que el propio vocero de la Secretaría de Turismo local describe como “normalizada en todo”: “Limpia, sin habitantes con problemas de salud por la ceniza, recibiendo turistas”, aunque con menor cantidad de visitantes que el promedio habitual de esta altura del año.
El representante de Parques Nacionales explicó que los paseos lacustres pudieron reanudarse en todas sus rutas gracias a la tarea de limpieza de cenizas y arena volcánica en las áreas turísticas. Desde ayer, explicó, puede realizarse “tanto desde puerto Pañuelo, en Bariloche, como desde los puertos de Bahía Mansa y Bahía Brava, en Villa La Angostura”. Aunque algunas excursiones se suspendieron apenas unos días por la caída copiosa de cenizas del Puyehue, Calvi explicó que la demora en autorizar otras rutas estuvo vinculada a medidas de seguridad.
“Nos tomamos varios días para rehabilitar estas excursiones porque buscamos que el regreso de visitantes a estos lugares ocurra sin riesgo alguno, con la posibilidad de disfrutar normalmente los paseos”, dijo. Las cuadrillas del PNNH –informó– realizaron una limpieza general de pasarelas y paseos pedestres, además de muelles, confiterías y sanitarios. También realizaron podas preventivas de árboles en los que se había acumulado ceniza y que podían revestir peligro en caso de precipitaciones.
El restablecimiento completo de las rutas acompañó el regreso a la normalidad de la ciudad que habitualmente en este momento del invierno suele desbordar de estudiantes secundarios y turistas extranjeros, principalmente llegados desde Brasil.
De la mano de las nevadas y las ofertas especiales en hoteles, locales gastronómicos y montaña, los turistas vuelven a tener presencia en las calles de la ciudad. “Hay muchos hoteles con descuentos del 30 por ciento, muchos restaurantes también. El Cerro Catedral mantiene las tarifas de la temporada media, en lugar de las de temporada alta, así que venir a esquiar ahora sale lo que habitualmente se cobra en septiembre”, explicó el vocero de la Secretaría de Turismo local, Carlos Hidalgo. El público responde “en la medida en que puede llegar”, agrega. Tradicionalmente, a mediados de julio suelen llegar unos treinta vuelos diarios al aeropuerto de Bariloche. “Y ahora estamos teniendo cinco, seis. La diferencia es inmensa”, en especial en lo que refiere a charters llegados directamente desde Brasil, “que ahora no están viniendo y por lo general son el 40 por ciento del público que tenemos en invierno”.
En promedio, durante la temporada invernal, “Bariloche recibe más de cien mil turistas por mes”. En estos días, esos números están sensiblemente desmejorados. “Lo que más está llegando es el turismo estudiantil, que tiene un 20 por ciento de caída (del promedio usual). También están viniendo mayores, pero un 30 por ciento de la normalidad” de la época nevada. Sin embargo, “somos optimistas. A esta normalidad ayudó mucho que todos los vecinos salieran a limpiar, trabajaran como trabajaron para dejar bien la ciudad y que lo hicieran rápido. Eso dio un espíritu de unión importante”.
Los restos de la ceniza que llovió intermitentemente durante días y semanas espera su destino. En total, la municipalidad recogió más de diez mil camiones cargados de arena. Con parte de ella, comenzó la prueba piloto para volver útil aquella lluvia que había perjudicado a la ciudad: “Tenemos 400 bloques de cemento con esa arena. Estamos esperando para ver cómo evolucionan, si fraguan bien. Armamos unas paredes para evaluar cómo resisten los pesos, las inclemencias, los cambios climáticos, cómo reacciona la acidez de esa arena”, explicó Hidalgo. “Si da resultado, haremos una construcción masiva de bloques con la arena que tenemos, y organizaremos un plan para favorecer a sectores de bajos recursos.”
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