SOCIEDAD › EL CASO DE UNA MUJER EN ESTADO GRAVíSIMO TRAS UN ABORTO CLANDESTINO
La joven, de 24 años, es de Puerto Madryn y está “en estado gravísimo”. El coordinador del Servicio de Maternidad advirtió que es “otra víctima del aborto inseguro”. En un mes, los diputados comienzan a debatir los proyectos de despenalización.
› Por Mariana Carbajal
Una joven de 24 años, madre de tres hijos, el menor de un año y seis meses, agoniza por estas horas en el Hospital de Puerto Madryn como consecuencia de un aborto inseguro. “Está en condiciones desesperantes”, informó ayer a Página/12 el coordinador del Servicio de Maternidad, Félix Useglio, a quien convocaron el sábado para realizarle la extirpación del útero. “Está con fallos respiratorios, hepáticos, renales y hematológicos. Ingresó con un cuadro de infección generalizada. Es otra víctima del aborto inseguro. Las mujeres pobres no tienen acceso a una práctica segura como aquellas que sí pueden pagarla, y caen en manos de gente inescrupulosa, con consecuencias que pueden ser fatales”, advirtió Useglio, conmovido por el caso de la muchacha, cuyas iniciales son N.M.S.
En la Argentina mueren alrededor de un centenar de mujeres por abortos inseguros cada año. Es la principal causa de mortalidad materna desde hace más de 30 años, según las estadísticas oficiales. La tragedia de la joven de Puerto Madryn se conoce a un mes de la reunión convocada en la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados para empezar a discutir los proyectos sobre aborto, que incluyen iniciativas que proponen su despenalización y legalización en las primeras 12 semanas de gestación, sin otro requisito que la voluntad de la mujer embarazada.
“Casos tan graves como éste hacía mucho que no veía en el hospital. Es una madre desesperada que evidentemente no quería otro embarazo”, señaló Useglio. El médico del Hospital de Puerto Madryn contó que en el último año realizó ocho abortos no punibles, en el marco de la ley provincial que reglamentó su atención, aprobada por la Legislatura de Chubut a mediados de 2010, tras un fallo del Superior Tribunal que recomendó al gobierno de Mario Das Neves establecer un protocolo para esos casos, luego de que una adolescente violada de Comodoro Rivadavia tuviera que enfrentar una larga batalla judicial para lograr que le practicaran una interrupción legal del embarazo. “Los grupos fundamentalistas que me cuestionaron por realizar abortos no punibles no han venido a defender la vida de esta mujer”, diferenció Useglio, en diálogo con este diario.
Para el médico, el drama que está atravesando N.M.S. es una expresión de las consecuencias de la criminalización del aborto en la Argentina. “Anduvo varios días dando vueltas con fiebre por el centro de salud del barrio Pujol, donde vive. Pero seguramente no se animó a decir que se había hecho un aborto. Por temor a que la denunciaran ocultó que tenía un aborto incompleto. Y cuando se lo detectaron ya era tarde, porque tenía una infección generalizada con fallas en distintos órganos”, detalló. “El drama del aborto –abundó– es un tema invisibilizado entre los médicos. No se habla entre los ginecólogos.”
La legislatura de Chubut aprobó por unanimidad la Ley de Aborto No Punible en 2010, y también se anticipó a la Nación con la Ley de Salud Sexual y Reproductiva en 1999 y de Anticoncepción quirúrgica en 2004. “En todos los hospitales y centros de salud, hay métodos anticonceptivos gratis, dispensers con preservativos y anticonceptivos de emergencia con la expresa indicación de que se entreguen sin ninguna restricción, pero las barreras más difíciles de superar, que siguen poniendo en riesgo a las mujeres, son las ideologías que se anteponen a las normas; la discriminación que juzga y condena; la soberbia con la que algunos deciden por otros; la necedad que no permite ver realidades diferentes a la propia y el miedo o la vergüenza acumuladas, por lo que tantas mujeres arriesgan su vida en la clandestinidad. No saben en quién confiar, no saben quién les dará información clara y oportunidad de decidir y de quién recibirán solo órdenes, humillación y maltrato. Es muy difícil ver con claridad quién es quién, en una sociedad donde los que se autodenominan ‘pro vida’, hoy no están angustiados por las últimas horas de vida de esta joven mamá y quienes están sufriendo a su lado y ya no pueden ayudarla, son los acusados por aceptar la interrupción de algunos embarazos”, reflexionó en diálogo con este diario Teresa Ordiales, médica, responsable del Programa de Salud Sexual y Reproductiva en Chubut.
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