SOCIEDAD › UN CHICO DE 18 AÑOS MURIO, BALEADO POR UN POLICIA, EN BOEDO, TRAS CUATRO DIAS DE AGONIA
Un chico de 18 años que había sido baleado en la cabeza durante un procedimiento policial en el barrio de Boedo murió luego de permanecer cuatro días internado en un hospital porteño, y por el crimen fue detenido y echado de sus funciones un efectivo de la fuerza. A raíz del hecho también se encuentra en disponibilidad el jefe del operativo que, al igual que el detenido, prestaba servicios en la comisaría 8ª de la Policía Federal. En tanto, los padres del chico asesinado denunciaron la desaparición de los documentos y las ropas de su hijo, secuestrados por la policía para ser periciados.
Todo comenzó alrededor de las 2.30 del sábado pasado, en la plaza Boedo, en las calles Estados Unidos y Loria, donde se originó una pelea entre dos grupos de jóvenes. Según las fuentes, en la reyerta hubo pedradas y palazos, por lo que un vecino llamó a la policía y un móvil de la seccional 8ª se trasladó hasta el lugar. Al ver la llegada de los efectivos, los jóvenes que participaban de la pelea comenzaron a huir a la carrera en distintas direcciones. Ante esa situación, los dos policías del móvil persiguieron a dos de los chicos que huían por una de las calles y se habrían trabado en un forcejeo. En esas circunstancias –confusas y aún no acreditadas– uno de los jóvenes recibió un tiro en la cabeza y quedó malherido. Se trata de Jon Camafreitas, de 18 años, que ayer falleció en el hospital Ramos Mejía.
Una prima del chico asesinado desmintió la versión oficial: dijo que él no participó de ninguna pelea ni forcejeó con el efectivo que está detenido por haberle disparado. “Jon no estaba en la pelea. La pelea fue en otro lugar. Y cuando llegó la policía, él siguió caminando detrás de su amigo, que dijo que en ningún momento hubo un forcejeo”, explicó Jesús Castro, prima hermana de Jon.
La mujer contó que el joven vivía con sus padres y hermanos en el partido de Moreno pero que el sábado pasado se había quedado en su casa, en la ciudad de Buenos Aires, donde trabajaba en un restorán de sushi. “Jon salió con un grupo de amigos y hubo un problema. Llegó un patrullero, se bajó un policía que le dio la voz de alto y le pegó un tiro en la nuca”, indicó Jesús, cuya familia está siendo asistida por la asociación Madres del Dolor.
Según la prima de Jon, el balazo ingresó por el lado derecho de la nuca y salió por la sien izquierda. De acuerdo con lo que le contó luego el amigo que estaba junto a la víctima, un chico de 14 años, “después del disparo hubo un forcejeo pero entre él y otro policía”. Respecto del testigo, la mujer dijo: “El chico quedó muy shockeado y pedimos que lo pongan a resguardo”.
Al estar involucrado un policía federal, el juez de Instrucción porteño a cargo de la causa, Pablo Ormaechea, dispuso que los peritajes los lleve a cabo el personal de la Gendarmería Nacional.
En tanto, los padres del chico denunciaron que habrían sustraído la documentación y las ropas de su hijo, que estaban secuestradas para ser periciados por Gendarmería Nacional. Juan Carlos Camafreitas, padre de la víctima, informó que las prendas y el DNI del joven fueron llevados por un policía y habrían desaparecido, situación que atrasa parte de los trabajos de peritajes que los investigadores deben realizar sobre las pertenencias del muchacho fallecido.
“Cuando a mi hijo lo llevaron al quirófano del hospital Ramos Mejía, lo desnudaron y colocaron las cosas que estaban secuestradas a un costado, en una bolsa, y luego apareció un policía que las agarró y dijo que las tenía que llevar a la comisaría. Pero ayer fuimos a buscarlas y en la seccional nos dijeron que ahí no había nada”, contó el hombre.
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