SOCIEDAD › CóMO FUE EL INCREíBLE TIROTEO EN LA CASA DE ETCHECOPAR, QUE SE RESISTIó A BALAZOS. SU HIJO TAMBIéN DISPARó
Tres asaltantes entraron a la casa de Baby Etchecopar, en San Isidro. El periodista y su hijo se defendieron a tiros. En la casa tenía al menos tres armas. Uno de los ladrones murió de ocho balazos; el hijo de Baby recibió cuatro y él, tres.
› Por Horacio Cecchi
El lunes por la noche, la casa de Baby Etchecopar, en el barrio La Horqueta, San Isidro, fue escenario de un sorprendente tiroteo en el que se trenzaron tres asaltantes, Baby Etchecopar y su hijo Federico. Del intercambio de disparos resultó muerto de ocho tiros uno de los asaltantes; otro, con cuatro impactos, fue detenido al pedir atención médica en un hospital de San Martín; Baby Etchecopar terminó con una muñeca y dos rodillas con fracturas, y su hijo Federico, con dos tiros en un pulmón, otro en un glúteo que interesó el colon y un cuarto en la pierna izquierda, y se encuentra en coma farmacológico. En el lugar se intercambiaron como mínimo 18 tiros, aunque todo hace suponer que fueron más de 20. Expertos cuestionan la resistencia con armas a un asalto (ver nota aparte).
Para sorprender un poco más, uno de los asaltantes aparentemente es la misma persona que fue a denunciar el robo de su auto, que utilizaron para iniciar el golpe. Está prófugo, pero en su casa detuvieron a su hermano, no por el asalto sino por posesión de un revólver y marihuana. Si supone que esto da para sorprenderse, sorpréndase más leyendo el relato sobre cómo Etchecopar controló (si se puede utilizar ese verbo) la situación según la versión de los amigos de Baby.
Y deje que toda la sorpresa se desmorone como un tapial viejo, haciendo el recuento, como hicieron los peritos, de las armas con que se encontró la policía en el escenario: hallaron 10 vainas servidas calibre 9 milímetros; ocho calibre 40; proyectiles deformados; una pistola Glock 40; un revólver 357 Magnum; otro calibre 38; una escopeta y una pistola con la numeración limada, esta última en la vereda de la calle Garibaldi, a la vuelta de la casa. Los investigadores presumen que salvo la escopeta y la pistola con numeración suprimida, el resto de las armas son de Etchecopar y todas ellas fueron empleadas en el tiroteo. El asalto empezó el lunes a la noche, alrededor de las 22, cuando Federico Etchecopar, de 24 años e hijo de Baby, despedía a su novia en la puerta de su casa, en San Isidro, y fueron asaltados por tres hombres. Aunque aún se desconoce el motivo, la pareja fue obligada a ir a la casa del periodista, en La Horqueta, donde se encontraba con su mujer y su hija embarazada. Llegaron en un Ford Galaxy, que luego surgiría como presunto vehículo de la supuesta novia de uno de los posibles asaltantes. A partir de ahí, y hasta la evidencia incontrastable de los disparos y la cantidad de armas, lo único que media es un sorprendente relato surgido de labios del periodista Chiche Gelblung, amigo de Baby.
“Es Etchecopar, tirále, matalo”, aseguró Gelblung a los medios, que le había dicho uno de los asaltantes a otro cuando aparentemente lo reconocieron. Chiche sostuvo que se lo había relatado Baby cuando lo fue a visitar al Hospital de San Isidro, donde se encontraba ayer internado al igual que su hijo. “El siempre fue un tipo polémico, a lo mejor no les gustaba”, especuló Gelblung. “Después, le gatillaron, el tiro no salió y cuando el ladrón mueve la corredera, Baby oye que cae la bala, estaba trabada evidentemente, y ahí es donde él fabrica esta especie de infarto.” Según Chiche, “se tiró sobre la mesita de noche y pudo manotear el arma”. Después, el periodista opinó que “aun con esta situación, su familia está mejor de lo que hubiera estado si lo hubieran matado a él o a un hijo”, sorprendió Gelblung a modo de justificación. “Por suerte ha tenido esa reacción, se supo manejar, pero los tipos tenían deseos de terminar la tarea de otro modo.”
Junto a la cama de Baby cayó muerto uno de los asaltantes, Alejandro Morilla, de 20 años. Los otros dos escaparon en el Mercedes-Benz de los Etchecopar, que fue abandonado en el barrio Santa Rita. Durante la madrugada detuvieron a Lucas Vázquez de 20 años, en el Hospital Thompson, de San Martín, herido de bala y que había llegado pidiendo asistencia médica. Un tercero se encuentra prófugo. Según la policía se trata de la misma persona que durante la noche del lunes se presentó para denunciar que le habían robado el auto a su novia. Los investigadores sospecharon y el fiscal Patricio Ferrari pidió el allanamiento de la vivienda. En el lugar, la policía halló presuntamente ropa manchada con sangre. Al prófugo no lo encontraron pero sí a su hermano, a quien detuvieron no en relación con la causa, sino por tener un 22 (el clásico matagatos), dinero y marihuana, aunque no está claro cuál de los motivos es el justificativo.
A todo esto, el Hospital Municipal de San Isidro, donde habían sido intervenidos quirúrgicamente padre e hijo Etchecopar, una guardia pretoriana de amigos periodistas rodeaba a los medios para dar el sorprendente relato de la reacción de Baby. Estaban Oscar González Oro, Eduardo Feinmann y Alejandro Fantino. También apareció el ex secretario de la Presidencia del menemismo Alberto Kohan. “Los delincuentes no tienen miedo y los que tenemos que tener miedo somos los ciudadanos”, sopló Kohan, sin recordar que ya había recibido un disparo, en febrero de 2004, cuando él mismo se hirió en una pierna cuando pensaba cazar un jabalí.
Mientras, la directora del Hospital de San Isidro daba el parte médico sobre el estado de salud de Federico: “El paciente presenta herida en hemitórax derecho con hemoneurotórax y contusión pulmonar”, explicó. Y añadió que tiene una “herida en pelvis con lesión en cara posterolateral del recto, que requirió resolución quirúrgica”. Está “mantenido con respiración artificial”.
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