Sáb 05.05.2012

SOCIEDAD  › EL KARATECA DIJO QUE NO TIENE VINCULACION CON EL ALBAÑIL

Una pelea entre los acusados

Osvaldo Martínez dijo que no conocía a Javier “La Hiena” Quiroga, cuyo ADN apareció en la escena del cuádruple crimen de mujeres en La Plata. Quiroga acusa a Martínez de haber cometido el hecho, pero el karateca lo niega. Pidieron un careo.

Javier Quiroga, de pulóver rojo, y Osvaldo Martínez, llevados ayer a los tribunales.

Tras pasar un día detenido, Osvaldo Martínez negó ayer trato alguno con Javier “La Hiena” Quiroga, quien lo señaló como responsable material del cuádriple crimen de La Plata, ocurrido el 27 de noviembre pasado. “No sabía cómo se llamaba, ni donde vivía; lo vi una mañana no más de diez minutos, era un domingo de octubre”, aseguró Martínez, según fuentes judiciales, sobre este albañil detenido el miércoles pasado y cuyo ADN coincide con el encontrado bajo las uñas de dos de las víctimas. Más tarde, Quiroga se negó a declarar ante el fiscal Alvaro Garganta, quien lo considera “autor” del hecho y rescata tramos de su anterior declaración para sostener que Martínez planificó todo. Julio Beley, abogado de Martínez, pidió un careo entre ambos y un test de drogas para su defendido, ya que el albañil aseguró haber tomado alcohol y cocaína con éste horas antes de cometer los crímenes. Además, exigió la liberación inmediata de su representado.

“No tengo nada que modificar”, dijo Martínez respecto de su declaración anterior, quien insistió en haber visto a La Hiena “una sola vez” en la casa de Bárbara Santos, de 29 años, una de las cuatro mujeres asesinadas y quien fuera su pareja. La Hiena había estado allí haciendo algunas reparaciones. “Pericien los teléfonos para que vean que no tuve ningún contacto con él”, señaló y luego refutó a Quiroga, quien aseguró haberlo pasado a buscar entre las 16 y 17 horas para reparar un cielo raso en casa de Santos. “A esa hora estaba en casa de mi hermano”, apuntó.

En su primera declaración, el 28 de noviembre pasado, Martínez aseguró tener un celular y un aparato de línea. Después surgió otro aparato en la investigación: “Puede ser que sea el que le regalé a Barbi y que estaba a mi nombre”, aclaró. Su abogado insistió en que Martínez “no consume drogas y hoy mismo (por ayer) se sometió a cualquier tipo de pericia, si se hace en el pelo puede determinarse si consumió en los últimos ocho o nueve meses”. Beley envió un hábeas corpus pidiendo la excarcelación inmediata por falta de pruebas a la Sala III de la Cámara de Apelaciones de La Plata, quien liberó en enero a su defendido tras 38 días de encierro.

Los dos votos de esa sala que favorecieron a Martínez indicaron que hubo una sola persona la noche de la matanza en la casa del barrio La Loma, en La Plata, donde también fueron asesinadas la hija de Santos, Micaela Galle, de 11 años; su madre, Susana de Barttole, de 63, y una amiga de las mujeres, Marisol Pereyra, de 35. “La inspección del lugar del hecho concluye sin dudar que los innumerables rastros encontrados en la sangre esparcida pertenecen a un solo individuo”, sostuvo entonces el camarista Carlos Silva Acevedo, punto en el que coincidió con su par María Riusech.

Para el juez de la causa, Guillermo Atencio, el móvil de los homicidios estaría en esa supuesta charla previa de Quiroga y Martínez en la que “consumieron alcohol y alguna sustancia e intercambiaron opiniones sobre las situaciones de pareja que ambos estaban atravesando. Eso (una mala situación amorosa de ambos) pudo ser el detonador para que este hombre (Quiroga) accediese, no tanto a hacer arreglos en la casa sino a consumar los hechos”, precisó. La Cámara había descartado el motivo “pasional”, apoyándose en testimonios y peritajes psiquiátricos sobre Martínez.

“Creemos que de alguna manera, por lo que sugiere Quiroga, que le dio droga, que lo llevó, que le habló, que lo que fue a buscar, quien lo planificó, en última instancia, si cabe hablar de esta palabra, fue Martínez”, dijo ayer el fiscal, quien aseguró que los dichos del albañil tienen “mucha” credibilidad, “más allá que de alguna manera él exculpa su responsabilidad”. Según La Hiena, Martínez se apareció con un par de zapatillas extras y lo obligó a punta de pistola a dejar huellas digitales y sangre hasta en las uñas de dos de las víctimas.

En este punto, Atencio dijo que le parecía “raro” que no hubiese ni una huella de Martínez, si éste era un habitué de la casa de su novia, dando a entender que éste podría haber limpiado. “Lo confieso, nunca encontré una explicación a eso”, dijo el magistrado en declaraciones periodísticas. Según afirmó Martínez ante la Justicia, la noche anterior al asesinato fue el cumpleaños de Santos y estuvo seis horas en esa casa, jugando con la niña y mirando televisión. Por ahora sólo el testimonio del remisero Marcelo Tagliaferro ubica a Martínez en la hora y el lugar del hecho.

Fernando Burlando, abogado de algunos familiares de las víctimas, estimó que en el caso de Martínez “alcanza y sobra para una condena”. Otros colegas suyos, también querellantes en la causa, fueron más cautos. “Hasta ahora no hay ningún elemento concreto, determinante y fehaciente que pueda probar la culpabilidad de nadie”, dijo el abogado Horacio Marcovich, representante de la familia de Pereyra. Y agregó: “Quiroga está confesando un hecho, pero las confesiones hay que probarlas”.

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