Mié 30.04.2003

SOCIEDAD

La coartada de un vecino está al borde del nocaut

Dos comunicaciones telefónicas ubican en Pilar al vecino que dijo haber estado en un shopping a la hora que mataron a María Marta. Se trata del sospechoso favorito de los García Belsunce.

› Por Raúl Kollmann

El centro de las sospechas del caso García Belsunce es su marido, Carlos Carrascosa, preso como supuesto autor del crimen. Sin embargo, en silencio, se desarrolla una intensa pesquisa alrededor de la otra hipótesis que tiene el asesinato de María Marta: una banda de vigiladores del country, supuestamente asociada a un vecino, que habría entrado en la casa de los Carrascosa a robar, fueron sorprendidos por María Marta y la mataron. El vecino que está en la mira es Nicolás Pachelo, quien declaró ante la Justicia que no estaba en el country a la hora del crimen. Pero aparecieron dos llamadas –una fue revelada por Página/12 la semana pasada– que ponen en terapia intensiva su coartada. La segunda comunicación a su celular demostraría que mintió y que estuvo en la zona de Pilar desde mucho antes del crimen y hasta una hora después de la muerte de María Marta. Ayer hubo otra diligencia respecto de esta pista: se le iba a mostrar a Santiago Biassi, uno de los médicos que estuvo en la casa, el identikit armado por la familia García Belsunce de la famosa dama de rosa, una mujer que sospechosamente estuvo presente la noche del asesinato y que nadie conocía. Esa mujer, sería –según dicen– la esposa de Pachelo. Biassi no apareció en la fiscalía y sería citado nuevamente bajo amenaza de ser llevado por la fuerza pública.
A María Marta la mataron aproximadamente entre las 18.15 y las 18.50 de aquel domingo 27 de octubre. Citado a declarar, Pachelo –un vecino considerado sospechoso por la familia García Belsunce– sostuvo en su primera aparición ante el fiscal que se fue del country antes de las 19, pero que su salida no está registrada porque salió con el auto de su esposa, que había perdido la tarjeta magnética con la que quedan registradas las entradas y salidas. El vecino dijo que a poco de andar en el coche se dio cuenta de que se había olvidado la billetera, por lo que volvió al country por dos minutos y volvió a salir. En rigor, esto ya lo pone en el country Carmel a la hora del crimen. Pachelo contó en esa primera declaración que se dirigió a la casa de su madre, en la Avenida del Libertador, para luego ir juntos al shopping Paseo Alcorta. Cuando se acercaba al edificio en el que vive su madre, la llamó por teléfono desde su celular para pedirle que bajara a la puerta. De allí fueron al shopping donde a las 19.40 le compraron unos guantes a uno de los hijos de Pachelo. Esa compra se pagó con la tarjeta de la madre de Pachelo por lo cual tampoco hay certificación de que verdaderamente estuvo en el shopping.
El listado de llamadas telefónicas de la empresa Movicom determinó luego que Pachelo llamó a su madre a las 19 en punto y que la llamada se cursó por la antena 394 que corresponde a Pilar. Esto fue lo revelado por Página/12 la semana pasada e indica que Pachelo estaba en la zona del country hasta bastante después de la hora del crimen. El vecino hizo pública su explicación: “Me olvidé la billetera, volví al country y cuando estaba en la Panamericana, camino a casa de mi mamá, la llamé”, le dijo a este diario. Esto cambia su versión inicial de que la llamada la hizo cuando llegaba al edificio de su madre.
Para complicar más las cosas, el informe de Movicom reveló ahora que hay otra llamada, pero esta vez a las 19.32. Se trata de una llamada entrante al celular de Pachelo y realizada desde un teléfono con la característica 4832, de la zona de Palermo. En concreto, lo llamó su suegro y la comunicación entró al móvil de Pachelo por la celda 394, correspondiente a Pilar. Esto indica que, a esa hora, el vecino no estaba cerca de la casa de su madre ni camino al shopping, sino en Pilar. Consultado por este nuevo dato, Pachelo sostuvo que esa llamada no existió. Como es obvio, no podía estar a las 19.32 en Pilar y a las 19.40 en el shopping.
No son ésos los únicos elementos que existen contra el vecino. Tres jóvenes, de entre 14 y 17 años, dicen haberlo visto en el country y cercade la casa de María Marta a la hora del crimen. Describieron hasta su indumentaria, aunque Pachelo niega que haya estado vestido de esa manera.
Las sospechas sobre Pachelo existen porque hubo varios casos de robo en el country, en tres de los cuales se lo involucró, aunque él sostiene que no tuvo nada que ver:
- Un electricista dijo que el vecino le había pagado unos trabajos con una computadora. Esa computadora había sido robada de la casa de un vecino del country.
- María Marta lo acusó de haberle robado su perro e incluso la familia García Belsunce sostiene que Pachelo vendió el perro en un criadero. El lo niega en forma rotunda y argumenta que el perro que tenía era de otro vecino.
- Desaparecieron 47 palos de golf y en una filmación de una casa de venta de artículos de ese deporte aparece Pachelo intentando vender esos palos. Pachelo argumenta que le hicieron una cama.
Todos estos elementos hicieron que el country Carmel destinara un vigilador, de apellido Villalba, a seguir en forma permanente a Pachelo. La empresa de seguridad, además, dio orden de que todo movimiento de Pachelo debía ser registrado en una libreta y que toda entrada o salida del country se asentara en un libro. Ayer el fiscal Diego Molina Pico ordenó el secuestro de ese libro.
Fuentes de la investigación sostienen que la pista Pachelo se sigue investigando. Es obvio que, si el vecino mintió y su coartada es falsa, eso no lo convierte en asesino, pero la sospecha existe y también está la sospecha de su relación con algunos vigiladores. Carrascosa sigue siendo el sospechoso principal, pero tanto dos jueces como funcionarios de la Procuración ratificaron que “el vecino está siendo investigado más que nunca”.

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