SOCIEDAD › UNA ACTIVISTA TRANS SE POSTULA A LA DEFENSORíA DE LA MATANZA
Diana Sacayan es activista de los derechos trans. Será la primera postulación de esa población en la historia del partido. Estudió en la Universidad de las Madres y escribe en la revista El Teje. Desde el poder político intentan evitar la elección.
“Tenemos que organizarnos travestis, cartoneros, feministas, bolivianos, ambientalistas, paraguayos y personas con VIH, porque la lucha de los excluidos es una sola”, afirma la activista por los derechos trans Diana Sacayan, que se postulará, por primera vez en la historia de esa población, al cargo de defensora del Pueblo de La Matanza. Su búsqueda, explica, es articular los procesos de participación de todos esos sectores del partido más extenso y poblado de la provincia para reforzar su voz y que impacten en las políticas públicas. “Este es un rol estratégico para la inclusión que no puede seguir ajeno a las organizaciones de la sociedad civil, que son las que realmente conocen las problemáticas de los barrios.”
Sacayan se crió en una familia de trabajadores de Laferrere. En sus 37 años, sufrió la persecución policial, la violencia de género, la pobreza y la prostitución. Estudió Educación Popular en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, trabaja en el equipo de diversidad sexual del Instituto Nacional contra la Discriminación, la xenofobia y el racismo (Inadi), a cargo de Pedro Mouratian, coordina el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL) y es redactora de la revista El Teje, primer medio hecho por y para personas trans.
“Haber vivido entre quince hermanos en un barrio de Laferrere con un padre alcohólico y comiendo polenta con chicharrón como mucho –explica la mujer nacida en Tucumán–; haber pasado por la exclusión desde los 17 años, cuando asumí mi identidad y tuve que prostituirme por más de doce años, me compromete mucho más a luchar por los excluidos. Siempre, desde que empezábamos a luchar contra los códigos de faltas y contravenciones, reglas anacrónicas por las que se nos detenía por ser nosotras en la vía pública, hasta cuando militamos por la Ley de Identidad de Género, lo hicimos entendiendo que la lucha por la igualdad de género es también la lucha por la igualdad de clase.”
–Pero podría ser la primera defensora del Pueblo travesti.
–En algún momento, el enunciarme como travesti era un acto político, ahora es un detalle, porque soy un ser humano antes que travesti. Me levanto temprano como todos y tengo que salir a tomar el 86 que viene por la autopista para ir a trabajar. Nuestras organizaciones, el Mal, Alit, Futuro Trans, Jóvenes por la Diversidad, entre otras, somos muy críticas del activismo que sólo se dedica a pensar los derechos de los gays, lesbianas y travestis. Tenemos que organizarnos travestis, cartoneros, feministas, bolivianos, ambientalistas, paraguayos, personas viviendo con VIH, pueblos originarios, los defensores de los derechos de los niños. Porque, aunque es cierto que hay luchas que necesitan de la especificidad en algún momento de la militancia, hay cambios que vienen por otro lado. La lucha de los excluidos contra la pobreza es una sola.
–¿Cómo puede trabajar la Defensoría del Pueblo con todos esos sectores?
–El contexto nos pide unidad. Y hay que articular los reclamos de las organizaciones, que son las que realmente conocen las problemáticas territoriales, desde la Defensoría. Eso hoy no existe. Por ejemplo, la Defensoría de La Matanza jamás se expidió sobre el conflicto del relleno sanitario que tiene la Ceamse en González Catán, que contamina las capas freáticas con el acumulamiento de más de 30 metros de altura de basura. Es un caso emblemático, que queda olvidado. El del defensor es un rol estratégico para la consolidación de políticas públicas que no puede seguir ajeno a las organizaciones de la sociedad civil. Entre ellas, recibí el apoyo del Movimiento Octubre, 26 de Julio, Tierra Fértil (que trabaja con niños con VIH), la Asociación Boliviana de Laferrere, Jóvenes por la Diversidad y Vecinos Autoconvocados contra la Ceamse de González Catán.
–¿Cuándo serán las elecciones?
–En octubre, pero corre el rumor de que se va a reformar una ordenanza municipal para prolongar el tiempo del mandato de la actual defensora del Pueblo, que está apoyada por el Ejecutivo local, al que le conviene tenerla ahí porque no critica nada. Y es muy triste, porque callan cuando justamente están ahí para denunciar y dar voz a los vecinos donde no llegan las instituciones municipales. A diferencia de lo que pasa quizás en la Capital Federal, la indiferencia de los medios vuelve invisibles las protestas, como el vaciamiento de hospitales municipales o la violencia y maltrato de policías y patovicas sobre nuestros jóvenes. En ese sentido, no se puede pensar en una institución como la Defensoría que no haga partícipe a las organizaciones de la sociedad civil. Hay muchas situaciones injustas que se viven en La Matanza. No puede ser que la gente tenga que seguir tomando agua contaminada con potasio y arsénico de la Ceamse. Por eso, estamos pensando en presentar un proyecto para que se modifique el proceso de elección de los defensores, que podría ser por votación directa o por un consejo consultivo.
Informe: Rocío Magnani.
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