Jue 23.08.2012

SOCIEDAD  › ACTOS Y HOMENAJES A SEIS MESES DE LA TRAGEDIA DE LA ESTACIóN ONCE

Un día de recuerdo y reclamos

Los familiares y amigos de las víctimas arrancaron a las 8.32, la misma hora en que el tren embistió los parachoques del andén. En las siguientes doce horas hubo homenajes, música, oficios religiosos, discursos. Hubo pedidos de justicia y mucha emoción.

Eran cerca de las ocho y media de la noche, y en la estación de trenes de Once Paolo Menghini y María Luján Rey, en representación de sí mismos pero también de los demás deudos y amigos de víctimas de la tragedia del 22 de febrero, se alternaban en la lectura del discurso con que cerraba el acto que recordaba los seis meses pasados desde entonces. “Recorrimos un camino corto en tiempo, pero intenso y doloroso, que nos ha puesto en el camino de la lucha”, expresaron en medio de la emoción. Habían pasado más de 12 horas de actividades para homenajear a los 51 muertos que provocó aquel choque del tren. También hubo 703 heridos.

“El Estado nacional ignoró o condonó cientos de multas a TBA, allanó el terreno para el atentado cotidiano que los empresarios prepararon para los pasajeros”, dijeron. El discurso, extenso, refirió también la necesidad de investigar a empresarios, funcionarios y ex funcionarios. La causa está encaminada, dijeron y respaldaron la actuación del juez y el fiscal. “No hay cambio posible sin la unión, sin el esfuerzo y el compromiso” de quienes reclaman. Por eso, “llegaremos al momento de ver a los responsables presos cumpliendo su condena. Justicia para todos los muertos de la injusticia. Justicia para todos”.

Segundos después, sobre el pequeño escenario montado en el hall de la estación de trenes de Once, el padre de Lucas Menghibi Rey, el joven cuyo cuerpo fue hallado recién tres días después del choque y dentro del mismo tren, se confundía en abrazos con amigos y otros familiares. Al lado, María Luján Rey, madre de Lucas, hacía lo propio. En el hall, la escena se repetía con llantos, con rostros conmovidos. Alrededor, también había quienes apuraban el paso para llegar a tiempo al andén. Terminaba el acto en homenaje a los 51 muertos y más de 700 heridos, pero también en reclamo de justicia.

Doce horas antes, al comenzar “12 horas por Justicia”, una sirena había sonado en el lugar para recordar que a las 8.32 del 22 de febrero una formación, en lugar de frenar, chocó de lleno contra la estación.

La jornada había comenzado temprano en la mañana. La sirena, el minuto de silencio y, algunos instantes después, dos sacerdotes oficiaban una misa para recordar a las víctimas. Los rostros de las personas muertas en el choque se multiplicaban sobre remeras, afiches; también sus nombres surgían una y otra vez cuando deudos y amigos recordaban quiénes eran, por qué estaban en ese tren esa mañana, cómo eran.

Una pantalla de leds, dos banners con la altura de personas, escoltaban el escenario alternando cientos de escenas diferentes que, de todos modos, eran siempre la misma: personas célebres y anónimas, con un pequeño cartelito entre las manos reclamaban Justicia. A unos metros, sobre la entrada principal a los andenes, una pantalla gigante también se hacía eco. Por la tarde, el rumor de los pasos apurados camino a los molinetes se confundía con un pedido que había comenzado en la mañana: “¿te sacarías una foto con el cartel? Queremos llegar a 500 mil personas”. La pregunta se repetía a metros de avenida Pueyrredón, Perón, Bartolomé Mitre, a medida que por las entradas avanzaba un mar de pasajeros. La campaña de fotos, que lleva activa varios meses, lograba todo tipo de respuestas.

“Cuando les decís, algunos te preguntan cómo va la causa, en qué está el proceso judicial. Otros nos dan ánimo. Hay de todo: gente que se suma y otros que no, que se van”, contaba a este diario Silvia Atardo. Desde la foto estampada sobre la remera sonreía su marido, Claudio Fabián Belforte, el analista de sistemas que iba en el tren esa mañana de febrero. Atardo dice también que intenta retratar a todas las personas posibles, pero con ciertas restricciones, porque guarda algún temor. “Quedé sola con los chicos de 3 y 8. No quiero que todos mis vecinos sepan. Una nunca sabe”.

Sobre el escenario, Menghini anunciaba que un amigo de Mónica Garzón, otra de las víctimas fatales, amenizaría la espera. Guitarra en mano, el señor entonaba temas folklóricos mientras a sus pies carteles manuscritos recordaban a María Scidone, Federico Bustamante, Darío Cellie. Entre las bambalinas improvisadas a un lado del escenario, María Luján Rey se mostraba satisfecha por el apoyo de personas a quienes no conoce. Sin embargo, reconocía que todavía otras reacciones la desconciertan. “La gente va apurada, va en sus cosas. Por ahí vos vas con un volante, con el cartel, y no quieren”. Sobre el andén, ante el mural de nombres y fotos y corazones, Anabella, con la remera de su cuñado Carlos Garbuio, trataba de sonreír con cada “¿Te sacaste la foto?”.

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