Mar 18.09.2012

SOCIEDAD  › DOS GRUPOS QUE YA VENíAN ENFRENTADOS SE TRENZARON A GOLPES EN EL HOSPITAL DE MORENO

Emergencia en la guardia de urgencia

La guardia del hospital Mariano y Luciano de la Vega, de Moreno, se transformó en un campo de batalla entre dos grupos que ya venían trenzándose desde afuera. Los médicos declararon un paro. El ministro Collia prometió soluciones.

No hubo demasiado tiempo para nada: la guardia del hospital de Moreno, el Mariano y Luciano de la Vega, fue escenario de una verdadera emergencia. Los familiares de dos heridos se agarraron a golpes de puño y palazos, el domingo por la tarde, cuando se encontraron frente a frente en la guardia, lugar en el que habían coincidido casualmente, aunque no tanto, para hacer curar sus heridas de un enfrentamiento mantenido un rato antes en el barrio Las Catonas y en el que murió de una cuchillada uno de ellos. Una vez resuelto, más bien terminado por fuga el caótico incidente, médicos y empleados decidieron iniciar una jornada de reclamo de vigilancia y apósitos y otros elementos. Ayer al mediodía, el ministro de Salud bonaerense, Alejandro Collia, se presentó en el escenario y se comprometió a solucionar las demandas en 24 o 48 horas. Se retiró escoltado por una silbatina.

El incidente tuvo lugar el domingo por la tarde, cuando dos grupos de familiares que acompañaban a sendos heridos se trenzaron en una batalla campal en medio de la guardia, lo que provocó la fuga despavorida de pacientes y empleados que se escondieron detrás de bancos, en salitas contiguas, o escaparon a través de los pasillos con tal de evitar ser heridos por el solo hecho de haber acudido a mejorar su salud.

El Mariano y Luciano de la Vega se encuentra sobre la avenida Libertador 710, entre Sarratea y Viamonte, de Moreno, y a cuatro cuadras del Acceso Oeste. Hasta allí llegaron, el domingo por la tarde, Hugo Daniel Ortiz y otros familiares que trasladaban a un hermano de Ortiz, herido de una puñalada. Según declaró más tarde Hugo Ortiz, se encontraban festejando el cumpleaños de su hermano en una casa de la esquina de Lisandro de la Torre y Honduras, de Moreno, a unas 30 cuadras del hospital y del otro lado del Acceso Oeste, cuando llegó otro grupo de vecinos encabezado por Pucho Méndez y Jorge Villanueva, entre otros que, luego de una disputa, atacaron a cuchillazos a los presentes. Las versiones del motivo difieren según de quién provengan.

Si se toman en cuenta algunas versiones periodísticas, se trató de un enfrentamiento entre bandas de narcos. Si se trata de la versión policial, si bien coincide con la pelea entre bandas, desmiente que haya habido tiros ni muertos en el hospital. Según relató Hugo Ortiz a algunos medios televisivos, ellos son militantes vecinales que reclaman lo que falta en el barrio y los atacantes intentan romper las protestas. Según otras versiones, se trató de rivalidades entre vecinos de vieja data. Lo cierto es que, después del ataque, el Ortiz que cumplía años resultó acuchillado y murió en el trayecto al hospital.

Uno del grupo atacante, a su vez, resultó herido de un fierrazo en la cabeza durante la gresca. Amigos del herido en la cabeza lo trasladaron también al hospital, donde sin preverlo se volvieron a encontrar atacantes y defensores. Alrededor de las 18 del domingo, la guardia del hospital podía describirse como un berenjenal no habitual, un ida y vuelta de insultos, golpes (“no hubo tiros”, desmintió luego la policía). Los pacientes y familiares que no estaban dentro de la trama vecinal simplemente corrieron azorados, junto con médicos y enfermeros, a una salita contigua donde aguardaron que la ira bajara de intensidad.

Alguien, presumiblemente un policía, el único, según aseguró más tarde Rubén Rossi, director del hospital, pidió auxilio a sus colegas. Llegaron cuatro patrulleros de la Bonaerense que se mostraron incapaces de contener a los enardecidos. Unos, los que acompañaban al del fierrazo en la cabeza, huyeron del lugar. Del otro bando quedó Hugo Ortiz diciendo que estaba indignado y desmentía versiones de “bandas” y afirmaba que eran militantes vecinales. “Quieren dar una sensación de inseguridad, pero no fue nada de eso”, dijo a las cámaras. “Los médicos hacen lo que pueden con lo poco que tienen –dijo–. Pero yo estaba enojado con ellos porque quería que hicieran algo. En una camilla tenía a un hermano muerto y en la otra a uno que se estaba desangrando.”

Más tarde, cuando todo estuvo aquietado, los médicos atendieron a ocho heridos y después decidieron interrumpir la jornada laboral, incluso la guardia (a ésta no por reclamo sino por inutilizable). Ayer al mediodía llegó al terreno el ministro de Salud, Alejandro Collia. Conversó con los delegados y se retiró con una silbatina memorable. A los medios les dijo que se había comprometido a que en 24 a 48 horas, las demandas de más vigilancia e implementos estarían solucionadas.

“Hubo una gresca que no pasa habitualmente –dijo Rossi–. No es un hecho normal. La gente no mide que éste es el lugar donde se tiene que venir a curar. Lo vienen a romper en grupos masivos.”

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