Jue 27.09.2012

SOCIEDAD  › DEBATE

Bullrich y los estudiantes

› Por  Alejandro Finocchiaro *

Creo útil que este artículo lleve el mismo título que el que firmara en Página/12, el pasado viernes 21, el secretario general de UTE-Ctera, Eduardo López. En la Argentina deberíamos,

por lo menos, empezar a hablar el mismo idioma. Creo que el autor del artículo que contesto tiene, precisamente, una confusión en este sentido.

Dice López: “Hay bastante coincidencia en la necesidad de abordar la transformación de la escuela secundaria, pero el gobierno de Macri pretende llevar a cabo este proceso, como es su costumbre, sin las voces de sus protagonistas: familias, docentes y estudiantes”.

Con todo el respeto que me merece UTE-Ctera y personalmente su secretario general, quiero expresar que la inteligencia tiene algunas obligaciones. La primera de todas es probar lo que enfáticamente se afirma. Hacer afirmaciones descalificatorias, de cualquier tipo, sin una sola prueba que las convalide es uno de los estados más primitivos de la condición humana.

De cualquier manera y a pesar de la falta de pruebas, quiero expresar que las frases vertidas por Eduardo López están muy lejos de convalidarse con la realidad. ¿En qué consiste lo que llama la “transformación de la escuela secundaria”, que a pesar de todo considera necesaria?

1. La escuela secundaria argentina sufre índices de abandono y repitencia que superan en algunas jurisdicciones el 50 por ciento de la matrícula y planes de estudio que datan de 1962. En los 24 años que corren desde el restablecimiento de la democracia en 1983 hasta 2007, con la llegada de Mauricio Macri, ningún gobierno, a los cuales Eduardo López no sugería que le ocuparan los colegios, pudo solucionar este problema.

2. El Consejo Federal de Educación, conformado por representantes de las 24 provincias y el Ministerio de Educación de la Nación, debatieron este año los lineamientos para la conformación de una Nueva Escuela Secundaria. Estos lineamientos fijan los criterios para la reconversión de los planes de estudio y la organización institucional de las escuelas secundarias. Son cambios que se pondrán en marcha de manera gradual a partir del año 2013 y durante todo el 2014. Este acuerdo con una política nacional, una verdadera política de Estado, deja sin sustento la expresión de López, en el sentido que “Macri pretende llevar adelante este proceso”.

3. En lo que respecta a las escuelas de educación técnica de la ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Educación llevó y lleva adelante un trabajo consensuado con especialistas en currícula, docentes, equipos directivos y supervisores de las escuelas beneficiadas por los cambios. López ignora y descalifica este consenso, cuando indica que las voces de los protagonistas no están presentes.

4. La defensa de la escuela pública, a diferencia de lo que Eduardo López piensa, se defiende manteniéndolas abiertas. Los adultos debemos trabajar, para no dejar la escuela vacía de alumnos y docentes. Es asombrosa la propuesta que supone que la mejor defensa de una institución pública es dejar su edificio vacío.

5. Uno de los caballitos de batalla, que sin duda repite el secretario general, es la alarma ante el cierre del turno noche de las escuelas técnicas. Cumplo en informarle al secretario general que esta idea nunca fue contemplada, excepto en la desbordada imaginación de los que solo verbalizaron la defensa de la escuela pública, mientras en esos 24 años la destruían.

Otra de las obligaciones de la inteligencia es informarse.

* Subsecretario de Políticas Educativas y Carrera Docente. Ministerio de Educación, CABA.

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