SOCIEDAD › SE MOVILIZARON HASTA EL MINISTERIO DE EDUCACION PORTEÑO, DONDE NO FUERON RECIBIDOS
Los estudiantes reclaman la suspensión de las reformas en los planes de estudio y piden ser escuchados. Ya son 36 las escuelas tomadas. El ministro Bullrich se niega a recibir a los estudiantes y, en cambio, apunta a la Nación.
La nutrida columna de estudiantes de escuelas secundarias porteñas que marchó ayer bajo la consigna “No al cambio curricular inconsulto” al Ministerio de Educación porteño no fue recibida por las autoridades gubernamentales. El edificio estuvo cerrado mientras los estudiantes nucleados en la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB) estuvieron en el lugar. Igual, alzaron su reclamo: “Las tomas no se van a levantar hasta que el ministro Esteban Bullrich nos atienda”, ratificaron en la asamblea con la que culminó la manifestación. Hasta ayer eran 36 las escuelas tomadas por estudiantes que reclaman que se suspenda la implementación de nuevos planes en escuelas técnicas y que el diseño curricular se realice “con toda la comunidad educativa con jornadas vinculantes”.
En la puerta de la cartera educativa, sobre Paseo Colón al 200, sin respuestas desde adentro, los estudiantes se sentaron y comenzaron la asamblea: “No queremos que nos vacíen la mente”, exclamó afónica ante la multitud Sofía Devita, representante de la Coordinadora. “Tenemos la espalda dura de dormir en la escuela, pero la lucha no se va a acabar. El objetivo es seguir mejorando nuestra calidad educativa”, lanzó ante un estallido de aplausos de sus compañeros.
A eso de las 15, los chicos se concentraron frente al Palacio Pizzurno bajo la bandera que identificaba a su colegio. El sol primaveral calentaba la tarde. Los vendedores de garrapiñadas y gaseosas se paseaban entre los pibes. Ellos, junto a padres y docentes, calentaron la tarde entre mates y cánticos. Preparaban banderas y carteles para la movilización. “Los conchudos de la E. T. Nº8”, decía el cartel que llevaban los chicos de esa escuela, en referencia a la definición que hizo sobre los estudiantes un periodista de C5N. Un cartel en perfecta tipografía decía: “Una lucha sin unión es una lucha sin pasión”.
“No al cambio curricular inconsulto”, rezaba la bandera amarilla con logotipo del PRO que encabezó la movilización. Junto a ella, levantaron las de la CEB y de los Técnicos Autoconvocados. El cambio en los planes en las escuelas técnicas fue el puntapié inicial del reclamo que comenzó en mayo y derivó en las tomas que empezaron la semana pasada. “A ver, a ver, quién dirige la batuta, los estudiantes o el gobierno hijo de puta”, fue la consigna principal. “¿Quién la dirige?”, preguntó este medio a Ernesto, del Fernando Fader. “Ya se sabe. Cada vez son más las escuelas tomadas y está habiendo asambleas en muchas otras para interiorizar a los chicos sobre el problema”, contestó. No obstante, sostienen que “hay una doble responsabilidad” en el cambio curricular, ya que el Consejo Federal responde a autoridades nacionales (ver aparte). “Pero el que no nos escuchó ni quiere atendernos para saber qué queremos es el gobierno porteño”, explicó el referente estudiantil. Ayer se sumaron a las tomas el terciario Joaquín V. González y el Larroque. El Normal Nº 1 será tomado desde el lunes.
Los estudiantes de la escuela de música Pedro Esnaola llevaron sus instrumentos. Afinaron y pusieron a tono flautas dulces, clarinetes, bombos y redoblantes para marcar el paso musical. Allí, los chicos terminan sus estudios con dos títulos, el del conservatorio de música y el de bachiller. Federico, de quinto año, después de afinar el clarinete, dijo que con el cambio de programas “se perdería la especialización y quedaría un solo título, el de bachiller”.
“Somos el futuro de este hermoso país”, decía el cartel colgado en una marioneta vestida con mameluco gris. Al ritmo de un tema de los Auténticos Decadentes, pero con cánticos de reclamo, Mario, maestro mayor de obras egresado de la escuela Nº 17, de Floresta, y padre de un estudiante, contó que se sumó a la protesta porque “la política del macrismo va en detrimento de la educación, en contra de un proyecto político inclusivo que tiende a ser generador trabajo”.
Por Rodríguez Peña y después por Corrientes, hasta Paseo Colón, la movilización recibía adhesiones desde los edificios. Durante ese tramo, Verónica, docente de francés del Fernando Arranz, denunció: “Las autoridades hacen lo posible para que no tengamos contacto entre docentes y alumnos –dijo–. Nos amenazan con que si damos clases nos sancionan, pero nosotros igual apoyamos la lucha de los estudiantes”.
Los estudiantes resolvieron de antemano que en la marcha no se exhibirían banderas partidarias. Por eso, después de discusiones, algunas agrupaciones tuvieron que plegar sus estandartes.
Lejos de allí, desde el gobierno, el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, manifestó ante la prensa que había “voluntad de hablar, pero no con una escuela tomada”. Sobre Paseo Colón, sin sol que calentara y con el viento en la cara, los estudiantes se encontraron con las puertas cerradas del ministerio. “El ministro (Bullrich) no está y los asesores se fueron”, dijo Sofía a la multitud. “Hoy demostramos la fuerza que tenemos como colegios secundarios”, concluyó Anahí Maschio, del centro de estudiantes del Cortázar.
Informe: Carla Perelló.
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