SOCIEDAD › VILLA LA ANGOSTURA, A DIECISIETE MESES DE LA ERUPCIóN DEL VOLCáN PUYEHUE
Después de recoger toneladas de arena y piedra pómez, y con el trabajo conjunto de la comunidad y los gobiernos, la ciudad turística recobró su color original. Lo celebró ayer con una carrera de montaña de 42 kilómetros.
Desde Villa La Angostura
A casi un año y medio de la erupción del volcán Puyehue, Villa La Angostura, en la provincia de Neuquén –una de las zonas más castigadas por este fenómeno natural–, dejó atrás ese paisaje gris, lúgubre y de pueblo fantasma e inició su recuperación económica y social para convertirse nuevamente en el lugar colorido y armonioso que era antes de la invasión de cenizas. Las máquinas y equipos especiales trabajaron diariamente en la limpieza de varias toneladas de arena y piedra pómez, que opacaban la belleza de este rincón patagónico desde aquel 4 de junio, día que los lugareños no van a olvidar jamás, hasta marzo de este año, cuando el volcán dejó de emitir partículas e incertidumbre. Para celebrarlo, el municipio local, junto a una empresa de indumentaria de montaña y una productora de eventos organizó la décima edición del K42, una competencia deportiva en la que unos dos mil corredores, algunos de ellos competidores de nivel internacional, recorrieron la ciudad y sus alrededores (ver recuadro). El acontecimiento sembró esperanzas de una pronta reactivación de la economía local: este fin de semana, a las puertas de la temporada de verano, el 90 por ciento de la capacidad hotelera estuvo cubierta.
Varias historias son testimonio de la desolación que vivió Villa La Angostura y del empeño en busca de su recuperación. Silvana Abarzúa, taxista, contó a Página/12 que tras la erupción del volcán Puyehue lo que vivió cada vecino fue “muy angustiante”. “Estuve dos meses sin poder salir a trabajar, porque las cenizas rompían los motores de los autos y a la vez oxidaban la pintura del vehículo. Además, había muchos movimientos sísmicos. El dinero fue escaseando y mi familia pudo sobrevivir ese tiempo gracias a los alimentos no perecederos que nos enviaron desde distintos lugares del país”, cuenta Silvana, que tiene dos hijos.
“También la situación me hacía mal porque mis hijos no podían salir a caminar, a jugar a la pelota, pues nadie sabía el nivel de peligro que podían ocasionar las cenizas. Esos dos meses en casa, sin tener nada que hacer, fueron muy difíciles. Un día miré por la ventana la cantidad de ceniza que caía como una lluvia gris y cerré las cortinas para no seguir viendo esa desolación”, relata.
La erupción del volcán Puyehue fue la más importante de la zona en diez mil años, según un estudio realizado por geólogos de la Universidad Nacional de Comahue y el Conicet. El impacto social y económico sobre Villa La Angostura fue muy grande, en especial en el turismo, que ocupa casi el 90 por ciento de la actividad económica del lugar. Marcelo García Leyenda, secretario de Turismo de Villa La Angostura, comentó a este diario que “a poco más de un año, la realidad aquí es totalmente distinta. Las cenizas llegaron en un momento en que la temporada de invierno estaba próxima y nos dejaría unos 50 millones de pesos. Pero el turismo se fue a pique. Al día siguiente de la erupción se conformó un comité de emergencia, y con el apoyo del gobernador (Jorge Sapag) y del ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, se tomaron las decisiones políticas pertinentes”.
“Algo que nos enorgullece es que Villa La Angostura tenía una ocupación hotelera promedio del 35 por ciento y este año superamos el 60 por ciento, todo gracias al trabajo de la comunidad, que salió fortalecida de esa dolorosa situación”, añadió. Por su parte, Guillermo Caruso, viceintendente de esta localidad, explica que “la estrategia para recuperar y posicionar de nuevo a este importante destino, como lo era antes, ha consistido primero en limpiar la gran cantidad de arena volcánica que cayó sobre la ciudad y trabajar de manera mancomunada, el municipio, los habitantes, la provincia y la Nación”. En cuanto a lo afectivo, la erupción del volcán golpeó mucho. “Unas mil personas se fueron por miedo, o porque se habían quedado sin empleo y no sabían lo que podía pasar mañana. Aunque poco tiempo después volvieron para ayudar en la recuperación de la villa”, agrega Caruso.
Esa sensación de recuperación se manifiesta en los dichos de Gustavo Gomar, comerciante de artículos deportivos en el centro de la ciudad. “Villa La Angostura se recuperó mucho más rápido de lo que uno creía. Está todo más verde, fue un abono y supimos que todo esfuerzo por levantar este lugar valió la pena –afirma–. Aquí se cortó el suministro eléctrico, así como la distribución de agua potable y la gente vivió momentos desesperantes. Sin embargo, todos tendimos la mano para poder salir adelante”.
Lo suscribe María Ester Andrade, integrante de la Red Solidaria Doy lo que Das. “Parece mentira que estemos de pie, luego de esos momentos tan difíciles. Lo primero que hicimos fue ver cómo se podía ayudar al pueblo, juntamos kilos de alimentos y los repartimos entre los que más necesitaban, porque durante un año estuvo todo parado.”
“Este pueblo volvió a nacer”, subraya un joven al que todos conocen como el Melli y es dueño de un kiosco en el centro de Villa La Angostura. “Otra vez se está posicionando como un importante centro turístico, las ventas han crecido y esos momentos difíciles, por suerte, ya forman parte del pasado.”
Informe: Sabrina Améndola.
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