Mié 28.11.2012

SOCIEDAD  › LAS úLTIMAS PALABRAS EN EL JUICIO DE LOS IMPUTADOS POR LA DESAPARICIóN DE MARITA VERóN

Los acusados que se declaran víctimas

Cuatro de los trece imputados accedieron a su derecho a hablar antes de la sentencia. Dijeron que la causa era política, acusaron a Susana Trimarco de enriquecerse con la búsqueda de su hija y pidieron que Marita Verón “se siente a decir dónde estuvo este tiempo”.

En el juicio por Marita Verón, algunos acusados pidieron que ella “se siente y diga dónde ha estado estos últimos diez años”. También dijeron que Marita se fue y dejó “abandonada a su hija”. Los primeros imputados en decir sus últimas palabras oscilaron entre echar sospechas sobre Susana Trimarco (a quien acusaron de “enriquecerse” con la búsqueda de su hija), rechazar que haya verdad en las palabras de los testigos y declararse enteramente inocentes pero víctimas de un proceso “político”. La de ayer iba a ser la última audiencia antes de que el tribunal dictara sentencia, pero, luego de que sólo cuatro de los trece imputados dijeran sus últimas palabras ante los magistrados, el juicio por la desaparición de la joven tucumana volvió a pasar a un cuarto intermedio hasta el próximo martes. Hasta el cierre de esta edición, fuentes judiciales señalaron que la Sala II de la Cámara en lo Penal de Tucumán podría expedirse la semana próxima, aunque está descartado que eso suceda el mismo 4 de diciembre.

De los trece imputados, ayer sólo cuatro dirigieron sus últimas palabras al tribunal: la ex propietaria de la remisería Cinco Estrellas y ex pareja de Rubén “La Chancha” Ale, María Jesús Rivero; el hermano de Rivero, Víctor Angel; otra ex pareja de Ale, Daniela Milhein, a quien una testigo rescatada de una red de trata señaló como responsable de retener a mujeres secuestradas en su casa; finalmente, habló el ex marido de Milhein, Andrés Alejandro González. Mientras que los dos varones procuraron desligarse de la causa alegando absoluta inocencia y poco más, las dos mujeres atacaron crudamente a Susana Trimarco, dudaron sobre los motivos de la desaparición de Marita Verón, sindicaron como mentiras los dichos de los testigos y se asumieron como víctimas de un proceso judicial teñido por lo político.

“Me siento una víctima de esta causa”, dijo en los primeros minutos de su exposición María Jesús Rivero, para quien la fiscalía, por sindicarla como autora intelectual del secuestro de Marita, pidió 25 años de prisión. Rivero señaló que ni ella ni su familia estuvieron involucradas en el secuestro de la joven, y que muchas de las sospechas llegaron de la mano de “testigos que sólo fueron vistos y oídos por Susana Trimarco”. “Sin mentiras, ¿a quién iban a tener sentados hoy aquí como autores intelectual y material?”, adujo quien manejaba la remisería Cinco Estrellas, en uno de cuyos autos, según la querella y la fiscalía, la joven fue secuestrada. Si de algo se arrepentía, dijo la imputada, fue de haber aconsejado a Trimarco que explicara convincentemente el caso a la prensa: dice que le dijo “si usted no logra apoyo de la prensa, tampoco va a lograr que la policía se mueva. Usó la prensa para enriquecerse y ganar poder político”. Rivero recordó el apoyo de la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, a Trimarco y su pedido de que la sentencia del caso resulte “ejemplar”. “Soy una víctima que está sentada acá. Soy una víctima del poder político”, aseguró. Trimarco, dijo la imputada Rivero, no sólo la calumnió al decir que “era una prostituta rescatada” (“Miente. Soy una profesora de educación física”, agregó), sino que también es responsable de la acusación. “El dolor no justifica los medios”, arrojó, poco antes de sollozar, recomponerse y continuar proclamando su inocencia y pedir que todo termine porque “necesito recuperar mi vida”. “Necesito que Marita Verón se siente y diga dónde ha estado estos diez años.”

Poco después, en no más de diez minutos, Víctor Angel Rivero –hermano de María Jesús–, para quien la fiscalía pidió 25 años por considerarlo autor material del secuestro de Verón, buscó desacreditar a un testigo que lo incriminó directamente y los indicios que lo señalan como secuestrador de Marita. “No cometí un delito”, aseguró, y, algo quebrado, pidió ser absuelto. “Por mi familia y mis tres hijos.”

A su turno, y luego de haber pedido “disculpas por decirle payaso al doctor (José) D’Antona” durante el debate oral, Daniela Milhein, considerada partícipe necesaria por la fiscalía (que pidió para ella 25 años de prisión), también proclamó su inocencia. “A mí me dicen que la secuestré, pero tuve un hijo el 8 de abril (de 2002), unos días después de que Marita deja abandonada a su hija”, dijo. La imputada Milhein no negó que Fátima M., una testigo clave que fue rescatada de una red de trata, estuvo en su casa, “pero porque decía que era abusada por mi tío”. “Yo fui abusada por mi padre. Mi papá nunca se sentó en este tribunal”, continuó, antes de decir que a pesar de las acusaciones de la querella y el pedido de la fiscalía “en el expediente en contra mío no hay nada”. “Soy una luchadora de la vida”, se definió, en contraposición con Trimarco, que “no tiene alegría porque los hijos la han dejado, el hijo para irse a Río Gallegos, la otra (por Marita) para prostituirse. Nosotros no tenemos la culpa. Ojalá María de los Angeles Verón venga y diga dónde ha estado”.

Minutos después, el ex marido de Milhein, Alejandro González, se declaró como “una persona humilde” que no conocía a Marita y “no tengo nada que ver en esto”. “Jamás en mi vida he secuestrado a alguien. Jamás en mi vida he robado, jamás en mi vida he sido delincuente como se ha dicho acá. Toda mi vida he sido mecánico. Soy una persona humilde.”

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