Cuando ya todos se habían apostado en la puerta de la Legislatura porteña, megáfono en mano, Jonatan Baldiviezo leyó el comunicado que elaboraron entre las organizaciones convocantes, nucleadas en el espacio Es Nuestra Ciudad: “Esta marcha es contra los grandes negociados de especulación inmobiliaria”, lanzó. Así, vecinos de las villas, organizaciones sociales y sindicales de diversos colores políticos rechazaron el bloque de proyectos que, se prevé, trataría la Legislatura el próximo 13 de diciembre que, advierten, “profundizará la crisis habitacional y la desigualdad social”. La contrapropuesta del colectivo es que se declare la emergencia habitacional y se urbanicen las villas. Marcharon bajo una bandera que encabezaba la columna, que decía “No a la entrega de la Ciudad a las grandes corporaciones”, en la movilización “en defensa de lo público”. La protesta pasó cerca de las oficinas de IRSA –la empresa que aspira a obtener un permiso para construir un megaemprendimiento inmobiliario– rodeadas por vallas. Desde allí, efectivos de la Policía Federal rociaron con gas pimienta a los manifestantes.

“La aprobación de estos proyectos es un error político”, dijo a Página/12 Marcelo Yaquet, de la organización kirchnerista Corriente Política 17 de Agosto. Se refería al paquete de proyectos acordado en principio entre legisladores del PRO y el Frente para la Victoria que, según su visión, aportan al modelo “de exclusión de la población que menos tiene” de la ciudad fomentada por el macrismo.

Las iniciativas pendientes de tratamiento legislativo son la venta y rezonificación de terrenos en Palermo, Liniers y Caballito, para emprendimientos inmobiliarios; la venta del Edificio del Plata; la entrega de 37,5 hectáreas del Parque Roca (todos con primera lectura aprobada); la construcción de un barrio de lujo en la ex Ciudad Deportiva de Boca; la venta, concesión y rezonificación de cientos de hectáreas en la comuna 8, en Villa Lugano; la creación de distritos con exenciones impositivas para empresarios de la cultura; la concesión a bares y restaurantes en plazas y parques públicos, la rezonificación de los terrenos de la isla Demarchi y la autorización para la construcción de un shopping de IRSA en Caballito.

“Ni Clarín ni IRSA, pueblo o corporación”, decía la pancarta que una joven levantó en la cara de un efectivo de la Federal, en Tacuarí y Moreno, donde el vallado y el cordón policial frenaron la movilización. El efectivo empujó con su escudo a la chica y los manifestantes tiraron la valla, hasta que el gas pimienta hizo replegar la protesta. Mientras, una mujer que había logrado sortear las rejas fue detenida. La movilización continuó con un breve paso por la puerta de la Jefatura de Gobierno y finalizó en la Legislatura porteña. Allí, según los manifestantes, los proyectos cuestionados avanzan a gran velocidad mientras que las iniciativas para la urbanización de las villas descansan en los escritorios legislativos.

En tanto, referentes de la villa Rodrigo Bueno mantuvieron esta semana una reunión con el jefe del bloque kirchnerista, Juan Cabandié. “Nos dijo que lo que quieren lograr (con el acuerdo) es que el convenio con IRSA incluya el pago de la urbanización de la villa”, contó a este diario Ricardo Melgarejo, representante del barrio. “Pero nosotros queremos que el proyecto de urbanización se consensúe con los vecinos”, afirmó. A la protesta también se sumaron las organizaciones que defienden los espacios bajo la autopista, en San Telmo.

“La declaración de emergencia habitacional, vetada en 2009, establece que sea prioridad brindar herramientas para resolver el problema de la vivienda y que se garantice el freno de los desalojos y la asignación de un presupuesto”, explicó Baldiviezo. Para frenar las iniciativas, ahora, las organizaciones apuntan a lograr que en las audiencias públicas llamadas para el 11 de diciembre, donde se debatirán algunos de estos proyectos, haya la mayor participación posible.

Informe: Carla Perelló