Los comerciantes que alquilan locales en las estaciones de la Línea A permanecían a la espera de “algún ofrecimiento” que paliara “la caída de las ventas” con motivo del cierre que se prolongará hasta el 8 de marzo.

“La semana pasada fuimos a hablar con el Departamento de Legales de Sbase (Subterráneos de Buenos Aires) –contó Noemí Rey, que tiene un kiosco de golosinas en la estación Río de Janeiro–. En ese momento, Sbase no tenía datos precisos de los permisionarios: nosotros mismos les dijimos quiénes éramos y cuánto pagábamos de alquiler. Quedaron en verificar esos datos y ponerse en contacto con nosotros, pero hasta ahora no lo hicieron.”

Aníbal, que atiende un local de relojería en la estación Perú, contó que “sólo recibimos una nota informándonos que los locales pasan a Subterráneos de Buenos Aires y en la que parece que nos van a tener en cuenta”.

Enrique, que atiende un puesto de diarios en la estación Congreso, se atareaba guardando en cajas las revistas: “Voy a llevarlas a mi casa para poder después trasladarlas a la distribuidoras. Desde mañana (por hoy) ya no nos dejan entrar”. Explicó que “en cuanto a nosotros, el tema lo está manejando el sindicato de canillitas. Yo estuve allí para dejar una planilla con los nombres de todos los compañeros que trabajamos en el subte, de modo que ellos puedan hacerse cargo de tomar medidas”.