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Una concentración atípica de algas tóxicas en descomposición fue lo que provocó la mortandad de aves, peces y ganado el miércoles en el lago Dique Frontal, en Villa Río Hondo, a 15 kilómetros de las Termas de Río Hondo, en Santiago del Estero.

Según los primeros estudios de laboratorio de Prefectura Naval, que tiene jurisdicción sobre el lago, el fenómeno no es muy común en esa magnitud ni en esta época del año. Sin embargo, advirtieron que hubo una serie de factores que contribuyeron a que apareciera y matara a la fauna ictícola que se hallaba en un área de unos tres kilómetros de extensión, así como también las aves, vacunos, perros y porcinos que se acercaron a beber el agua contaminada. Los especialistas sostuvieron que el bajo nivel del Dique Frontal por la falta de lluvias en las nacientes de los afluentes, las altas temperaturas y la gran cantidad de material orgánico que contienen las aguas se conjugaron para que crecieran las algas.

A pesar de esto, el problema de la contaminación se mantiene debido a que algunas ciudades tucumanas arrojan desechos industriales y de las redes cloacales sin tratamiento a los ríos y arroyos tributarios del embalse, donde se produce la descomposición que consume el oxígeno del agua y provoca la mortandad de peces.

El miércoles, los habitantes de Villa Río Hondo se encontraron con un paisaje desolador: una mancha aceitosa de color azul y verde y de una extensión de 1500 metros de longitud arrastraba ostras, miles de peces, un centenar de aves –incluidos teros, flamencos y garzas– y más de una veintena de vacas muertas, además de un olor irrespirable. Un perro que tomó agua falleció en el acto. Al lugar llegó un equipo de la Defensoría del Pueblo de Santiago del Estero y la Secretaría del Agua: tomaron muestras para ser analizadas en la Dirección de Obras Sanitarias (Diosse) y supervisaron el lugar.

Consultada por Página/12, la senadora nacional Ana María Corradi (FpV) declaró que “hay que realizar los monitoreos en forma permanente porque las empresas tiran la vinaza cuando no se controla. Hay que obligarlas a hacer sus tratamientos”.

El miembro del Comité de la Cuenca Salí-Dulce, Abel Tevez, dijo que “estamos monitoreando los afluentes del embalse todos los días, así que la mancha se habría originado ahí mismo porque, de otra forma, lo habríamos notado”.