Dom 03.03.2013

SOCIEDAD  › OPINION

La responsabilidad de las empresas

› Por Natalia Gherardi *

La falta de una infraestructura pública de servicios de cuidado, sumado a la ausencia de otras políticas tendientes a ofrecer una variedad de soluciones a las familias para la atención de las necesidades de cuidado de las personas dependientes (niños, niñas, personas con discapacidad, adultos mayores) no tiene otro resultado más que la privatización de esas funciones en las familias. Y dentro de las familias, por efecto de la división sexual del trabajo y las distintas expectativas sociales que pesan sobre mujeres y varones, las tareas de cuidado las siguen asumiendo las mujeres.

Es necesario promover una combinación de políticas que puedan ofrecer una variedad de alternativas para que cada familia y cada persona puedan elegir entre las que resulten más adecuadas a sus intereses y necesidades. No hay un modelo de servicios de cuidado que se aplique o que sirva a todos por igual.

Las políticas que podrían incluirse en materia de cuidado son:

- Oferta pública suficiente, accesible, de calidad, a través de servicios tales como guarderías (en los barrios, en los lugares de trabajo, escolares), escuelas con doble jornada o jornada extendida.

- Subsidios / descuentos por vía del pago de impuestos para las familias que elijan la contratación de servicios privados de cuidado en el hogar.

- Políticas de empleo compatibles con las responsabilidades de cuidado, no dirigidas a las mujeres sino a mujeres y varones.

Se trata de políticas que incluyan el trabajo a distancia, el tiempo parcial, las licencias para eventos y situaciones más allá del período de licencia de maternidad / paternidad. En todo caso, esto tiene que estar acompañado por una campaña explícita de las empresas de no penalizar a quienes (mujeres o varones) tomen estas opciones. Una manera de lograr esto es mantener una política activa y explícita de diversidad en los mandos medios y altos de las empresas: sólo si se retiene a las mujeres en su etapa reproductiva y mientras tienen responsabilidades familiares, lograrán las mujeres ocupar esos mandos medios y altos. Lograr que eso suceda se vuelve una responsabilidad también de la empresa y sus directivos y no sólo una tarea individual de cada mujer.

* Directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).

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