Martes, 12 de marzo de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › EN JUNíN VOLVIERON A RECLAMAR SEGURIDAD
Unos centenares de personas realizaron la tercera marcha en Junín por el crimen de Karen Campos. No hubo disturbios. Un detenido y otro identificado.
Por Carlos Rodríguez
Desde Junín
Varios centenares de personas –rodeadas por un dispositivo policial jamás visto en esta ciudad– se manifestaron ayer en forma pacífica para pedir el esclarecimiento del crimen de Karen Campos (17), a la vez que reclamaron de viva voz “justicia y cárcel” para los responsables de una serie de homicidios ocurridos en la zona. La marcha, que se hizo en la plaza 25 de Mayo, que el domingo fue escenario de una serie de hechos de violencia, reunió a vecinos que quisieron demostrar que los habitantes de Junín son “pacíficos” y que se han movilizado porque quieren “paz, trabajo y seguridad”, según repitieron en sus consignas, en sus pancartas y a través de voceros de la multitud que hacían oír sus arengas frente a la prensa local y nacional: “Basta de delincuentes, basta de corruptos, basta de chorros, éste no es el país que queremos, el que nos prometieron”. La nueva demostración se hizo horas después de que los fiscales afirmaran que el caso está prácticamente resuelto con la detención de un chico de 17 años y la identificación de un adulto.
El acto le puso fin a una jornada de incertidumbre, luego de los incidentes ocurridos durante el fin de semana, primero en la plaza Sarmiento, donde le prendieron fuego a la comisaría segunda, y después frente al municipio local. “Por los actos de vandalismo al principio 28 personas quedaron demoradas y de ellas sólo cuatro permanecen detenidas”, le dijo a Página/12 un vocero policial. En el edificio de la seccional segunda, en Siria y Coronel Dorrego, a una cuadra del lugar donde fue asesinada Karen Campos, ayer los policías estaban “custodiando las ruinas”, con la presencia de refuerzos. A la ciudad llegaron más de mil policías bonaerenses, procedentes de Olavarría, Merlo, Trenque Lauquen y otras localidades. Toda la ciudad parecía estar bajo vigilancia y hubo expectativa por la marcha nocturna, que finalmente tuvo un matiz totalmente distinto a los sucesos del sábado y domingo. “Treinta de nosotros fuimos golpeados y resultamos heridos. Hasta hubo un policía que sufrió quemaduras cuando arrojaron una molotov”, le dijo a este diario un uniformado, en tono de lamento.
En Junín, todos coinciden en que los “promotores de los disturbios fueron infiltrados”. En lo que nadie se pone de acuerdo es en el origen y los fines que persiguieron esas personas. Algunos dicen que fueron “agitadores políticos de La Cámpora y de Quebracho”, sin aportar ningún dato certero sobre ese punto.
Otros creen, simplemente, que eran “oportunistas que vieron la oportunidad de robar y lo hicieron”. La mayoría cree que eran “personas que tenían una logística para lograr sus fines, porque las molotov estaban preparadas y las bajaron de un auto”, según aseguraron las fuentes de la comisaría segunda y algunos vecinos. Lo cierto es que el fantasma de los “infiltrados” hizo que circulara el rumor de que un grupo de “activistas de izquierda” marchaba hacia Junín con fines inconfesables. Todo se disipó cuando la marcha nocturna se hizo en forma pacífica, sin incidentes y sobre el eje del reclamo de “justicia y seguridad”.
El concejal radical Renato Figgini, que dialogó con este diario, encabezó una sentada que se hizo temprano, en la esquina del municipio, con carteles que decían: “Sin democracia no hay justicia” o “Cuidemos las instituciones de la democracia”. Figgini sostuvo que se movilizaba “como ciudadano, junto a militantes de la Juventud Radical, para pedirle a la gente que reflexione, que se manifieste, pero sin atentar contra edificios públicos, bancos o comercios, como ocurrió” el domingo. “Estoy seguro de que los habitantes de esta ciudad, en su inmensa mayoría, queremos vivir en paz y en libertad. Los desmanes fueron cometidos por un grupo que se separó de la marcha que reclamaba justicia, en todo su derecho. Frente a estas cosas, tanto la Nación como la provincia de Buenos Aires tienen que ponerse los pantalones largos y buscar soluciones de fondo que pongan fin a estos casos de inseguridad.”
Sobre la posibilidad de que se haya tratado de un acto de violencia organizado por “algún sector político” interesado en desestabilizar el gobierno local, admitió que “nadie está en condiciones de confirmarlo, pero es evidente que se trató de un grupo organizado que nada tenía que ver con el objetivo de la manifestación, que era el de pedir justicia para Karen”. Daniel Preveti, propietario de la casa de deportes Center, sostuvo que le robaron mercaderías “por un monto de 15 o 20 mil pesos” y que le rompieron “todos los vidrios” de su negocio. “Dicen que eran activistas políticos, pero actuaban como ladrones oportunistas. Lo único que sé es que vinieron, rompieron los vidrios y se llevaron todo lo que pudieron.”
En la zona de la plaza Sarmiento permaneció cerrado “por duelo” el kiosco donde mataron a Karen Campos. Sobre una de las persianas bajas, un cartel decía: “Justicia por Karen”. Para los vecinos, los que realizaron los actos de violencia fueron “los chicos malos” de barrios cercanos, a los que sindicaron como “los amigos de los que mataron a la chica”. Muchos vecinos juraban que “los malos” venían “de afuera, de otros lugares, no son de Junín”. Sin embargo, los cuatro detenidos por los incidentes son personas que viven en esta ciudad .
A partir de las 20, en una plaza rodeada por policías llegados de los confines de la provincia de Buenos Aires, varios centenares de vecinos marcharon en forma pacífica en torno del lugar donde, como en todo el país, están el municipio, la Iglesia y la policía. El grito más escuchado fue “seguridad”. “En los últimos tiempos nos roban, nos asesinan, no dejan que nuestros niños vayan a la escuela y que nosotros vayamos a trabajar”, arengaba uno de los manifestantes que marchaba apenas detrás de la cabecera de la manifestación. Había pancartas con los nombres de otras víctimas “de la inseguridad”, entre ellos Juan Alturria, Marcelo Reyna, Raúl Darío Anaya, Bárbara Zarate y Ariel Faroppa. El diario local Democracia, desde hace tiempo viene publicando una estadística sobre los “casos de inseguridad”, mientras que en su tapa de ayer el matutino La Verdad sostuvo en una nota editorial que lo ocurrido el fin de semana fue algo parecido a “un golpe de Estado” contra el jefe comunal.
En ese marco, el tema de la “inseguridad” fue el eje de la marcha de anoche. El componente de clase media saltó a las claras cuando un joven que vive en la calle planteó ante los vecinos con voz vacilante: “Digan algo por nosotros”. Otros dos jóvenes lo hicieron callar y le pidieron que se fuera. Aunque no hubo expresiones discriminatorias ni pedidos de justicia extrema por parte de la inmensa mayoría de los manifestantes, en algunos momentos se escucharon expresiones como “hay que matar a todos los chorros”, “mano dura”, pedidos de baja de la edad de imputabilidad y el deseo de una mujer de que “a los delincuentes los lleven lejos, a las sierras, donde nadie los pueda ver”. Esas manifestaciones merecieron el silencio y tibias recriminaciones por parte de muchas personas que, era evidente, estaban allí consternadas por el asesinato de Karen Campos.
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