SOCIEDAD
“Cada jefe manda una parte a los comisarios que están en La Plata”
El comisario Norberto Fiori, que estuvo detenido acusado de corrupción, denuncia a sus superiores: admite que la Bonaerense recauda en los desarmaderos, el juego clandestino y los prostíbulos, y asegura que los comisarios derivan parte del dinero a sus jefes.
› Por Raúl Kollmann
“Una comisaría de un barrio pobre recauda muchísimo más que una de un barrio concheto. Entre los ricos tenés gente que colabora, que tira unos pesos. Pero en los demás barrios están los bancas (juego clandestino), los desarmaderos, los prostíbulos, la droga y todas las cosas de las que viene la recaudación. Una Departamental tiene, por ejemplo, 25 a 30 comisarías, que recaudan en un promedio 3000 pesos mensuales, que van para el jefe de la Departamental. Ahí sólo ya tiene entre 75.000 mil y 90.000 que, por supuesto, no son sólo para el jefe. El les manda su parte a los jefes que están en La Plata.” La impactante confesión y denuncia la hace el comisario Norberto Fiori, ex titular de la comisaría de Pacheco, quien fue detenido el 16 de octubre del año pasado en una causa en la que se investigaba la protección a desarmaderos. Según cuenta su esposa, hubo un intento para que Fiori no salga a contar la verdad: hombres de la Bonaerense le dieron un auto de 15.000 pesos para comprar su silencio. Ella hizo la denuncia y entregó el coche a la Justicia. El gobernador Felipe Solá y el ministro de Seguridad Juan Pablo Cafiero sólo respondieron que Fiori “es un delincuente”. El camarista de San Isidro, Fernando Maroto, en cambio, tomó muy en serio los dichos del policía y puso en marcha una investigación.
“Mis hijos no conocen Disneylandia y yo no vivo en un palacio increíble ni ando con un superauto como muchos otros comisarios. Está claro que no soy un santo, soy un arrepentido. Viví de la corrupción porque estuve metido en el medio de la Bonaerense y al que no acepta las reglas sucias de juego lo marginan, lo trasladan, le hacen la vida imposible”, afirma Fiori ante Página/12. Deja tácitamente en claro que no son pocos los comisarios cuyos hijos disfrutaron más de una vez de Disneylandia, viven en palacios y andan en superautos, con un poder económico que está muy lejos de sus sueldos promedio. Fiori hizo la semana pasada explosivas declaraciones en el programa “Punto.doc”, tras una profunda investigación realizada por los periodistas Daniel Tognetti y Daniel Otero.
–Se le cobra cuota a la gente del juego y si hay prostíbulo se cobra a los prostíbulos y a todo lo que pueda haber que esté fuera del marco de la ley –le dijo Fiori a Tognetti–. Un comisario por derecha gana dos mil y pico, pero con la recaudación por izquierda se suman seis mil o siete mil más. Por ejemplo, a un prostíbulo se le cobran cien pesos por cada mujer. Si tiene 20, son 2000 pesos por semana. La gran parte igual va para arriba.
En una denuncia que presentó la semana pasada, ya como arrepentido, Fiori señala al comisario José Alberto Cánepa, jefe de la Departamental Norte, como la persona a la que se le entregaba la recaudación ilegal.
En la causa judicial abierta en su contra por amparar a desarmaderos, Fiori resultó sobreseído en un caso y los jueces resolvieron seguir investigándolo en otro. Aun así, Fiori le contó a este diario la trama de los desarmaderos que está en el centro del delito que más muertes provoca en la provincia de Buenos Aires: el robo de autos.
Este es el increíble relato:
u A un desarmadero chico, muy chico, los policías le cobran 100 pesos por semana. Un desarmadero grande paga mil o más todavía por semana. Pero si al desarmadero lo voltean (le hacen un procedimiento policial), tiene que poner más para que le arreglen el asunto.
u A los chicos que roban los autos, le pueden dar 300 pesos o a veces mucho menos.
u En general, se roba lo que se necesita. El desarmadero, por ejemplo, pide un Corsa gris, cuando necesita puertas o el capot de ese color y marca. “No hace falta ni pintarlo”, explica Fiori.
u Las partes numeradas, como el block, se tiran. ¿Adónde? A la calle. Vienen los cartoneros o chatarreros y se lo llevan.
u En general, el cortado del auto no suele hacerse en el desarmadero, sino en galpones que durante el día funcionan como un taller cualquiera y de noche se cortan los autos.
u El cortado se hace de acuerdo a clientes ya fijos. Están los especialistas en asientos, los que trabajan las llantas, las puertas, el capot o la tapa del baúl.
u “La gente de los desarmaderos dice que gran parte va a los que venden en la calle Warnes. No sé si es cierto. Pero es lo que dicen”, señala Fiori.
u “No se extrañe que haya gente que se hace robar el auto para cobrar el seguro. Ahí tiene una fuente de coches para cortar.”
“Mire –dice Fiori–, la mejor prueba de que yo no tapaba desarmaderos es que en Pacheco se robaba más o menos un coche por día. En otras comisarías equivalentes, el promedio no baja de tres autos por día. Y le digo más: los desarmaderos no sólo les pagan a las comisarías, le dan también a la Departamental de Investigaciones, que en la zona Norte estaba a cargo del famoso comisario Aníbal Degastaldi, y también le pagan al servicio de calle de la Departamental de Seguridad. O sea que pagan tres peajes. Yo no soy un santo, le repito que soy un arrepentido. Pero con mi detención lo que trataron es de echarme a mí la culpa de todo, como si yo fuera el único corrupto de la Bonaerense.”
Ya se sabe que en el caso de los desarmaderos no sólo se está hablando de plata sino de vidas. El robo de autos, que indefectiblemente deriva en unidades cortadas en desarmaderos, es el delito que más muertes provoca, tanto de civiles como de policías. Más de la mitad de los uniformados que murieron este año fueron abatidos cuando delincuentes intentaron robarles el auto. Desde La Plata, por iniciativa del ministro Juan Pablo Cafiero y el gobernador Felipe Solá, se lanzó una ofensiva contra los desarmaderos y hasta se creó una división especial en la Bonaerense, porque para allanar un desarmadero es necesario traer efectivos desde La Plata: es obvio que los de la zona están arreglados y le avisarían al desarmadero que lo van a allanar. A ello hay que agregar las increíbles trabas que muchas veces ponen algunos jueces y fiscales, y la demora de la Legislatura para sancionar un proyecto de ley, enviado por el gobierno bonaerense, para establecer duras medidas como la incautación del desarmadero cuando se descubran allí vehículos robados.
La ofensiva es, por ahora, al menos insuficiente. Se calcula, por ejemplo, que de 40 desarmaderos de la zona de Quilmes fueron allanados cuatro. Y eso es sólo en lo que se refiere a un delito, el robo de autos, y no a otros que también tienen protección policial (ver aparte). Lo que está en juego no es poco: esos delitos cometidos con ayuda uniformada derivan en muertes y las muertes en puebladas como las de Arrecifes, Arequito, Santiago del Estero y las que están por venir.
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