SOCIEDAD
Solá y Cafiero ponen la lupa sobre los comisarios de la Bonaerense
El gobernador y su ministro ordenaron investigar el patrimonio de los oficiales. Quieren saber si sus bienes se corresponden con sus ingresos o son financiados por la recaudación ilegal.
› Por Raúl Kollmann
El gobernador Felipe Solá y el ministro de Seguridad, Juan Pablo Cafiero, pusieron en marcha una investigación sobre los bienes de todos los comisarios y subcomisarios de la Bonaerense. El objetivo es detectar a los oficiales que tienen una increíble cantidad de propiedades y bienes, gastos de tarjeta de crédito que no pueden explicarse y un tren de vida que no guardan la menor relación con sus ingresos. Por orden del gobernador, los registros de la propiedad inmueble y automotor colaboran con la pesquisa y, según trascendió, en las próximas semanas puede haber importantes novedades. La información se le hizo llegar a Página/12 después de que este diario publicara las revelaciones hechas por el comisario Norberto Fiori, un arrepentido que tras estar cinco meses preso, acusado de proteger a dos desarmaderos, contó la trama oculta del robo de autos y la recaudación de los jefes de la Bonaerense a partir del juego clandestino, la prostitución y la cobertura a los desarmaderos. En su propio caso, Fiori admitió que su sueldo era de dos mil pesos, pero que con la recaudación ilegal rendondeaba entre ocho y nueve mil, mientras que a sus jefes les pasaba una parte importante de lo recaudado. No obstante, en la gobernación y el Ministerio de Seguridad aseguran que la investigación patrimonial ya estaba en marcha antes de las declaraciones de Fiori.
Ayer, el gobernador Solá salió con los tapones de punta contra Fiori por su supuesta vinculación con los dos desarmaderos de su zona, Pacheco: “Fiori es un corrupto, es ladrón y homicida, porque es socio de los ladrones y homicidas. Es una pésima actitud del periodismo presentarlo como un gran arrepentido. Todos estamos sujetos a investigación y propongo que lo que diga cualquiera sea base de una investigación, a pesar de que ese sujeto es un delincuente”.
Norberto Fiori sostiene que no protegía a ninguno de los dos desarmaderos y asegura que el índice de robos de autos de su comisaría era uno de los más bajos de todo el Gran Buenos Aires: un coche robado por día. La Cámara de San Isidro lo sobreseyó por uno de los hechos de protección a desarmaderos y mandó a juicio el segundo. Pero al mismo tiempo, Fiori dijo sentirse cansado de vivir de la corrupción y admitió la forma ilegal en que él mismo recaudaba, básicamente por juego ilegal, para los comisarios, los jefes de las departamentales –su superior era José Alberto Cánepa–, los jefes de Investigaciones –apuntó contra Aníbal Degastaldi– y los de más alto rango en La Plata.
Pese a la dureza de Solá, lo concreto es que, de hecho, en la propia gobernación y en el Ministerio de Seguridad admiten que lo que sacó a la luz Fiori en el programa de televisión “Punto.doc” y en Página/12 es verdad y que existe complicidad policial en buena parte de los delitos. De otra forma no se podría explicar esta puesta en marcha de una investigación sobre los bienes de comisarios y subcomisarios. Esa pesquisa no será fácil: hace algunos meses se produjeron detenciones en la división de Asuntos Internos de la Bonaerense, justamente porque allí arreglaban los sumarios de policías cuestionados. A cambio de dinero se torcían o congelaban las investigaciones. Además, los oficiales tienen amplia experiencia en poner los bienes a nombre de sus parejas –suelen tener más de una– o de testaferros.
Tal vez el caso más emblemático, el que más mostró la complicidad policial con distintos delitos, salió a la luz a raíz de la investigación del atentado contra la AMIA. En esa pesquisa apareció el ahora ex comisario Juan José Ribelli blanqueando ante un escribano nada menos que dos millones y medio de dólares y en las escuchas telefónicas se detectaron, en sólo 16 días, arreglos, aprietes, relación con piratas del asfalto y recaudación ilegal por una cifra que rondó los 150.000 dólaresen algo más de dos semanas. La jueza Isabel Martiarena calculó, en un solo año, gastos sin justificar de más de 800.000 dólares.
Si la pesquisa patrimonial sobre comisarios y subcomisarios se realiza bien, los resultados serán asombrosos. El propio Fiori dejó entrever que los oficiales tienen mansiones, superautos y que su hijos suelen pasear por Disneyworld. Y la base de esa fortuna es la protección a todo tipo de delitos, entre ellos, el que más muertes provoca: el robo de autos. Porque los coches van a los desarmaderos y un desarmadero es un galpón, por lo general de grandes dimensiones, en el que entran vehículos y salen camiones con autopartes. Semejante estructura no le puede pasar inadvertida a nadie.