Sábado, 15 de junio de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › OPINION
Por Pedro Robledo *
La Argentina es considerada a nivel global como un actor vanguardista en lo que hace al otorgamiento de derechos a personas LGBT. Este status se alcanzó gracias a logros fundamentales como la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género. Sin embargo, existe un espacio vacante en lo que hace a la eliminación de la discriminación y estigmatización de los homosexuales argentinos. La persistencia en el cuestionario predonación de sangre de la pregunta acerca de la conducta sexual enfocada hacia hombres que hayan tenido relaciones sexuales con otros hombres (HCH) en los últimos 12 meses y mujeres que hayan mantenido las mismas con hombres que las mantienen con otros hombres significa una deuda pendiente y un espacio en el cual Argentina se ha estancado en la ampliación de sus derechos.
Existen a nivel global tres niveles de consideración del tema. En el extremo más rígido se encuentran los países que prohíben de por vida la donación por parte de donantes que hayan mantenido relaciones HCH como sucede en Estados Unidos, en un punto intermedio están aquellos que establecen un período de intervalo desde el último encuentro HCH que puede ser de cinco años, como en el caso de Canadá, o de un año como en nuestro país; mientras que en el extremo más inclusivo se encuentran aquellos países que han eliminado la pregunta de su cuestionario como Chile, México, Colombia, España, Italia y Rusia.
Actualmente la cuestión está siendo debatida a nivel mundial y se ha registrado que mientras que los países con una legislación completamente restrictiva avanzan hacia una flexibilización de la misma para pasar a períodos de intervalos de uno o cinco años, aquellos cuya legislación estipula períodos específicos desde la última relación HCH para la donación buscan eliminarlos y avanzar hacia la creación de nuevos cuestionarios predonación a partir de la creencia de que existen conductas de riesgo y no grupos de riesgo en sí mismos, buscando eliminar la pregunta HCH y su efecto estigmatizante. En este debate, el país funciona como ejemplo de una política retrógrada, que refuerza la idea de que la comunidad homosexual representa un grupo de riesgo por el mero hecho de su orientación sexual, cuando el mismo se constituye a partir de la conductas de los individuos indistintamente de sus preferencias.
La modificación del formulario de donación de sangre debería no sólo eliminar las preguntas acerca de relaciones HCH para mujeres y hombres, sino incluir nuevas que profundicen en las conductas de los ciudadanos en lo que hace a prácticas seguras, siendo acompañado por la incorporación de la temática en los programas de educación para la salud sexual y reproductiva. Esto adquiere una dimensión aún mayor cuando se considera la necesidad constante de incrementar el número de donantes en función del déficit percibido en los bancos de sangre argentinos.
Si bien Argentina se destaca en lo que hace a derechos de unión civil, identidad y adopción, no lo hace en donación de sangre. La actualización del formulario va de la mano con la reciente ampliación de derechos. Es fundamental para nuestra maduración como sociedad la eliminación de estigmas y, por ende, luchar contra la creencia de que las relaciones HCH implican un riesgo inherente. Necesitamos trabajar sobre la concientización de los riegos asociados a las conductas responsables o irresponsables del encuentro sexual indistintamente del género, dado que el carácter homosexual no implica una situación de riesgo distinta a la heterosexual, sino que el mismo se ve constituido en las conductas de los ciudadanos y ciudadanas.
Que los logros conseguidos no nos adormezcan. El camino a la igualdad se construye todos los días y todavía hay mucho por recorrer.
* Coordinador del Area de Diversidad e Inclusión de la Fundación Pensar.
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