Vie 21.06.2013

SOCIEDAD  › LA ESPOSA DEL ENCARGADO DENUNCIO QUE SU FAMILIA RECIBIO UNA LLAMADA INTIMIDATORIA

Una apuesta a los análisis de ADN

El abogado Miguel Angel Pierri, que se apresta a asumir la defensa del hasta ahora único acusado por el crimen de Angeles Rawson, adelantó que si los cotejos de ADN dan negativos pedirá la excarcelación de su defendido.

Diana Saettone, la esposa de Jorge Mangeri, el encargado acusado del crimen de la adolescente Angeles Rawson, denunció ayer que su hermano fue amenazado después de la concentración en apoyo de su marido, el único imputado del caso. “Escuchó la voz de una mujer que dice esa amenaza y corta. Inmediatamente mi hermano me llama a mí para ver cómo estaba, se enloqueció”, aseguró Saettone, quien dijo que su abogado, Miguel Angel Pierri, ya formuló la denuncia por el hecho. Este letrado comentó ayer que Mangeri dice que es inocente. “Tenemos un defendido que clama por su inocencia y dice que ha sido víctima de una privación ilegal y torturas. Queremos defenderlo por las garantías de un debido proceso y todavía todas las hipótesis no están cerradas”, aseguró Pierri, quien asumiría como defensor el lunes. El letrado adelantó que buscará una excarcelación de su defendido si el resultado de los cotejos de ADN que podrían vincular a su cliente con el hecho dan negativos.

El cuñado de Mangeri, según relató su hermana, recibió una amenaza ayer a las 2 en el teléfono de su casa, cuando se estaba por quedar dormido, por parte de una mujer a la que no reconoció. Consultada sobre quién podría haber realizado la amenaza, Saettone respondió: “Yo sé que atrás de esto hay alguien muy fuerte, alguien que tiene más poder que un encargado, seguro”. Esta persona, agregó, seguramente es alguien cercano al portero detenido y aclaró que no se refería a los familiares de la víctima, quienes están fuera de su casa para evitar el acoso mediático.

“Por algo lo involucran a mi esposo, por ser la cara visible del edificio, pero así como lo acusaron injustamente a él, yo tampoco puedo acusar”, dijo al respecto. Luego contó que habló con su marido el miércoles pasado y lo notó “más tranquilo, sin tanto miedo”, ya que no le decía constantemente que se cuidara o que no abriera la puerta. También reveló que cuando el viernes pasado se cruzó con la familia de Angeles en la fiscalía y le contó a la madre, María Elena, que habían golpeado a su marido, la mujer les pidió perdón a ambos.

La mujer insistió en que su esposo fue secuestrado y amenazado. “Aunque cueste creer que en democracia pasen esas cosas, pasan. El estaba muy lastimado”, aseguró. Después afirmó que al momento de declarar como testigo el viernes de la semana pasada, horas antes de autoincriminarse, Mangeri estaba “muy quebrado, desesperado” y le decía: “Te tengo que cuidar”. Al amanecer del día siguiente, según consta en un acta, el portero dijo a la fiscal Paula Asaro: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo. Mi esposa no tiene nada que ver en el hecho”.

“Después me enteré de lo que le habían dicho. Aquel viernes yo estuve mucho tiempo afuera (del despacho donde declaraba su marido) y escuchaba que pedían médicos. Preguntaba y nadie me decía nada. A lo último salió la fiscal y me dijo que ésa no era su función, pero que me iba a decir esto: ‘Su esposo la ama mucho y quiere que usted se cuide’. Pero cuando pregunté más cosas y me dijeron que quedaba incomunicado, me dijo que no me podía decir nada más porque el caso estaba en secreto de sumario”, recordó Saettone.

La defensa particular de Mangeri, que asumiría el lunes próximo, insistirá en la teoría del “apriete” y las torturas y buscará una excarcelación si el resultado de los cotejos de ADN que podrían vincular al portero y a la víctima dan negativo. Así lo confirmó ayer Pierri, quien aseguró incluso que tiene un gorro que “usaron los captores de Jorge” para que éste no los viera y que “alguien lo dejó como un souvenir”. Su socio, el abogado Marcelo Biondi, dijo que “no había otro tipo de vínculo” entre Angeles o su familia y Mangeri “que no fuera la relación cordial entre un portero y un copropietario”.

Pierri encabezó en su estudio un encuentro con un grupo de peritos, para que se conviertan en asesores de la defensa. Luego de esta reunión, el abogado y los peritos se dirigieron a un estudio de televisión para analizar el caso. Allí, el perito criminalístico Roberto Locles afirmó: “Hay más contaminación en la investigación que en el cadáver”. Locles está procesado por intentar alterar una prueba, la bala que mató al militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra, y pronto deberá enfrentar un juicio oral y público por este tema.

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