SOCIEDAD › ESTE MARTES PRESENTARIAN CARGOS CONTRA EL ENCARGADO
El juez Ríos planea procesar por homicidio simple a Jorge Mangeri, a quien las pruebas señalan cada vez más como el que mató a Angeles Rawson. Los cabos sueltos que quedan y la intriga abierta de por qué la asesinaron.
› Por Raúl Kollmann
El juez Javier Feliciano Ríos procesará este martes al encargado del edificio de Ravignani 2360 por el homicidio de Angeles Rawson. Es casi seguro que la calificación será homicidio simple porque, aunque la fiscal Paula Asaro y el propio magistrado creen que el móvil fue un ataque sexual, no lo pueden probar. De manera que seguirán investigando, incluso pidiendo más opiniones sobre la autopsia. Previamente, mañana, el juez ya citó para las once de la mañana al encargado, Jorge Mangeri, para exhibirle las pruebas y darle la chance de que se defienda en una declaración indagatoria. Por lo que dejó entrever ayer el abogado de Mangeri, Miguel Angel Pierri, lo más probable es que no declare, como ya hizo en dos oportunidades. Pierri dijo que el encargado no está en condiciones psicológicas de afrontar una indagatoria. Es también muy posible que el juez realice mañana una inspección ocular del edificio.
La fiscal y el juez consideran que ya tienen pruebas más que suficientes para el procesamiento con prisión preventiva. Se trata de un cuadro completo:
- Mangeri tiene arañazos en su cuerpo. Cuatro médicos los certificaron la misma noche en que fue detenido, pero después los profesionales del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema ratificaron ese dictamen.
- En tres de las uñas de Angeles hay material genético que incrimina al encargado. En forma indubitable en el dedo índice de la mano derecha, en el dedo mayor y, con un perfil incompleto, en el anular. Esto implica un contacto directo con Mangeri, algo que el encargado negó siempre.
- Los médicos dijeron que Mangeri trató de ocultar los arañazos aplicándose un líquido, posiblemente ácido o soda cáustica.
- Hay una cámara de seguridad en la que se ve a Angeles muy cerca del edificio sacando las llaves para entrar. Lleva puesto un morral con dibujos a cuadros. Al mismo tiempo, la doméstica, Dominga, dice que la adolescente no llegó al departamento y el morral no es el que se encontró en el departamento. Tampoco las llaves que se vieron dentro de la vivienda son las que usaba Angeles. Todo esto demostraría que el desenlace ocurrió en el ámbito donde estaba el encargado, ya que testigos del edificio –y él mismo– admiten que estaba en el hall de entrada a esa hora.
- El lugar en el que apareció Angeles –la basura– tenía directa relación con el encargado: es él quien manejaba la basura en el edificio.
- En su declaración testimonial, Mangeri incurrió en tantas contradicciones que la fiscal –que trabajó a destajo, en especial aquella noche– tuvo que darla por terminada.
- El encargado suplente declaró en su contra. No sólo mencionó que lo vio mal sino que le mintió sobre dónde estuvo y qué hizo los días posteriores a la aparición del cuerpo.
- Hay vecinos del edificio que manifestaron sus sospechas sobre el encargado.
Hay dos evidencias que el juez no podrá tener en cuenta a la hora del procesamiento, pero que redondean las sospechas sobre el encargado. En primer lugar, que confesó. Lo hizo ante la fiscal, con aquella frase sobre la que Asaro y su actuario dejaron constancia: “Fui yo el responsable de lo que pasó en Ravignani. Mi esposa no tuvo nada que ver”.
El otro elemento que el juez no podrá tener en cuenta son las reiteradas negativas del encargado a dar su versión. Cuando tenía como abogado al defensor oficial Carlos Garay, se negó a declarar el sábado 15 y el lunes 17. Y desde entonces tampoco pidió decir su verdad. Quienes estuvieron cerca de él admiten que esperaban ver los resultados de los estudios de ADN, una conducta que no se condice con alguien ajeno al homicidio, que –naturalmente– quiere explicar y explicar su inocencia.
Las dificultades de la defensa son obvias. Primero dijeron que Mangeri no se autoincriminó, algo que quedó desmentido al conocerse la declaración testimonial del encargado. Después dijeron que fue apremiado, incluso dentro de la fiscalía. Los médicos desmintieron su versión. Después insistieron en que era ajeno al hecho, pero cuando apareció el perfil genético de Mangeri en la primera uña de Angeles, admitieron que sí, que tuvo algo que ver, pero que participó otro. Se basaron en algo que no está en la causa: que hay ADN de otra persona en las uñas de Angeles. A lo largo de la semana, el perito de la defensa, Roberto Locles, dijo que Mangeri les mintió, que es un encubridor y la propia esposa del encargado, Diana, llegó a argumentar que su marido vio algo que no debió ver: en ningún momento explicó por qué no lo dice. El crimen de Angeles no es producto de una gran organización, más bien de lo contrario. En la calificación del criminalista Raúl Torre, es un crimen desorganizado: con bolsa de residuos, de supermercado, hilo sisal, todos materiales que estaban a mano, y el cuerpo tirado en un container cercano.
No está claro dónde se produjo el desenlace. El escenario más probable es el sótano, donde se encontraron pelos bastante largos. El peritaje de ese cabello va a tardar todavía una semana. Respecto del auto de Mangeri, también hay estudios pendientes, pero existe menos expectativa porque supuestamente a la chica la transportaron embolsada y eso no habría dejado rastros. Hay alguna huella en el cuaderno de comunicaciones. Los resultados estarán en los próximos días, pero podría ser la huella de quien recogió el cuaderno. Se siguen mirando imágenes de cámaras de seguridad en la búsqueda de algún movimiento del auto.
La cantidad de pruebas contra Mangeri dejó en un segundo plano cualquier sospecha sobre los familiares de Angeles. Para muchísima gente, el marido de la mamá de la chica, Sergio Opatowski, es el sospechoso perfecto. Por de pronto, está el testimonio de Dominga, que dice que nada ocurrió en el departamento, que la relación era muy buena, algo que corroboraron todos los vecinos. Opatowski salió a las 8.30 y fue al Banco Macro a cobrar su pensión por la muerte de su primera esposa. Para los investigadores está probado que volvió recién a las 14.
El juez y la fiscal hicieron un trabajo muy intenso y sesudo. La cantidad de pruebas reunidas y la contundencia es inhabitual en un expediente. Sobre todo teniendo en cuenta que mañana se van a cumplir apenas tres semanas del homicidio.
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