Mar 02.07.2013

SOCIEDAD  › EL úNICO IMPUTADO POR EL CRIMEN DE ANGELES NO QUISO HABLAR DEL HECHO

La tercera vez tampoco declaró

Jorge Mangeri se limitó a decirle al juez que se había autoincriminado porque lo apretaron. Por la noche, el juez hizo una inspección ocular en el edificio de la calle Ravignani, en busca de la escena del crimen.

Por tercera vez desde que está detenido, Jorge Mangeri se negó a declarar sobre el asesinato de Angeles Rawson. Sin embargo, ayer el encargado del edificio donde vivía la joven aclaró algunos puntos referidos a su coartada: los supuestos aprietes para que se autoincriminara, luego de brindar declaración como testigo ante la fiscal Paula Asaro. Mangeri sostuvo que la fecha en la que habría recibido amenazas de los ocupantes de un vehículo Polo negro fue el jueves 13 de junio pasado, corrección ya hecha en la testimonial. Luego afirmó que también fue intimidado en la fiscalía para que se hiciera cargo del crimen. Ayer, el juez Javier Ríos inspeccionó el edificio de la calle Ravignani 2360, en busca de indicios que permitan develar la escena del ataque sufrido por Angeles.

Vestido con un buzo, jogging y zapatillas blancas, más flaco y rapado, Mangeri llegó a los tribunales porteños alrededor de las 7.30 a bordo de una camioneta del Servicio Penitenciario Federal que lo trasladó desde el Penal de Ezeiza, donde se encuentra detenido desde hace 15 días. El acusado permaneció la Alcaidía de los Tribunales hasta las 11.50, cuando fue llevado ante el juez, la fiscal y en presencia de sus abogados defensores, Marcelo Biondi y Miguel Angel Pierri. Como ya había adelantado este último, Mangeri escuchó las pruebas e indicios en su contra antes de hablar.

El abogado Pablo Lanusse, representante del padre de Angeles, Franklin Rawson, aguardó los 45 minutos que duró el encuentro en uno de los pasillos del quinto piso de Tribunales. Dentro del despacho del juez, quien le dio al encargado la posibilidad de declarar antes de resolver su situación procesal, Mangeri escuchó pacientemente la lectura de la imputación que recae sobre él, según afirmaron fuentes judiciales. Luego se negó a declarar sobre el crimen de la joven, como en otras dos oportunidades, cuando su abogado era el defensor Carlos Garay.

Por consejo de sus defensores, Mangeri se refirió a un punto que no consta en su contradictoria declaración como testigo, el 14 de junio. Afirmó que ese día, como ya venían sugiriendo sus abogados particulares, fue “hostigado” por policías “para que se hiciera cargo del hecho”, aseguró ayer Pierri. Luego, según relató Pierri, Mangeri trató de autoincriminarse, como consta en un acta de confesión: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360, fui yo. Mi señora no tuvo nada que ver, el lunes (día del asesinato) no estuvo en el edificio”. El imputado aclaró que no recibió presiones de la fiscal Asaro.

Luego se refirió a un segundo punto, que sí consta en su declaración testimonial. Mangeri había afirmado que estaba “nervioso” cuando habló con la fiscal porque dos días antes de testificar, el miércoles por la mañana, se le cruzó un Polo negro y “el conductor lo encerró y lo amenazó con una pistola y un cuchillo Tramontina, ello sin descender, a la vez que le espetó que ‘le convenía ir a declarar’”, según consta en el expediente. Luego, en la misma declaración, aseguró que esto ocurrió el jueves.

Tras comentar estos puntos, Pierri se refirió a la posibilidad de pedirle al juez que se le extraiga ADN a todo el entorno “primario y secundario” de Angeles. “Me parecería conducente, a efectos de hacer una inspección clara y que no quede ningún tipo de dudas de los resultados de las pericias de ADN, donde vemos que hay registros en menor cantidad que no pueden ser identificados. Es conveniente que el juez tome muestras de todas las personas que en las últimas veinticuatro horas estuvieron con Angeles”, comentó el letrado.

Por la tarde, a partir de las 19, el juez se acercó al edificio de la calle Ravignani, junto a la fiscal y a Lanusse, con un particular interés en el sótano, la terraza, la planta baja y el departamento octavo “A”, donde vive el imputado. Fuentes policiales también informaron que el departamento 2º A iba a ser revisado, ya que está deshabitado. Más allá del cotejo de ADN, que dio positivo para Mangeri bajo tres uñas de la mano derecha de la joven, todavía no se pudo establecer la escena del ataque y ocultamiento del cuerpo de Angeles en bolsas de residuos.

Aún quedan pendientes peritajes sobre materiales genéticos hallados en el sótano, huellas en el auto y al parecer también en el cuaderno de comunicaciones de la joven, que fue encontrado días después de su asesinato al costado de la avenida General Paz y Balbín. Sobre el auto también hay una investigación en marcha para determinar, mediante cámaras, si fue utilizado por el encargado hace tres semanas, cuando desa-pareció Angeles, tras volver de su clase de gimnasia, a pocas cuadras de su casa.

Según informaron fuentes judiciales, el juez decidirá entre hoy y mañana si procesa o no a Mangeri y, en el último supuesto, si se le dictará la prisión preventiva. Para la fiscalía, existen indicios y pruebas firmes para que el imputado siga preso.

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