Jue 04.07.2013

SOCIEDAD  › OPINIóN

Lo que no se dice sobre la secundaria

› Por Angélica Graciano * y Guillermo Parodi **

La directora de Planeamiento Educativo del GCBA, Mercedes Miguel, escribió en este medio sobre los “cambios para la secundaria del 2020”. En su artículo se pregunta qué deben saber y cómo deben aprender los estudiantes y qué debe garantizar la escuela. A continuación plantea reformular la educación secundaria, pero apenas describe algún parámetro para un diseño curricular.

Todo diseño curricular implica una definición ético-política. No sólo por lo que dice, sino también por lo que omite. Y también por lo que oculta. Deliberada o inconscientemente. Así, la nota de Mercedes Miguel, igual que toda currícula, es significativamente reveladora por aquello que no dice.

Más allá de que intercambiar asignaturas en una grilla horaria ni siquiera debería alcanzar el rango de reforma curricular, el artículo en cuestión no dice una sola palabra sobre inversión educativa. Sin contemplarla, todo el debate se reduce a sacar y poner materias. Mientras en todo el país aumenta la inversión en educación, en la Ciudad se redujo del 30 a 25 por ciento en los últimos años el porcentaje del presupuesto destinado al área. Es decir, debemos salir de la trampa de elegir solamente qué contenido se elimina y cuál se incorpora. La trampa del macrismo no es otra que la de dar a elegir entre buena educación para pocos o educación precaria para todos. Lo que está en debate entonces es la concepción de la educación.

Una escuela secundaria inclusiva y de calidad, que no expulse a los jóvenes, no se agota en el debate sobre el diseño curricular. Requiere definir cuáles van a ser las trayectorias escolares, los itinerarios pedagógicos, los mecanismos de evaluación, los equipos interdisciplinarios que colaboren en pensar los problemas que plantean los jóvenes. En caso contrario, la “nueva escuela secundaria” será la “vieja escuela” sólo con contenidos actualizados.

Una nueva escuela secundaria necesita la inmediata implementación del régimen de profesor por cargo, que permitiría adecuar las condiciones de trabajo docente a este nuevo formato pedagógico. Esta implementación lleva por parte del Gobierno de la Ciudad una demora de cinco años en su aplicación.

Una nueva escuela debe ser acompañada por un plan de infraestructura que permita traducir el diseño curricular en espacios pedagógicos activos, diferenciados, equipados, con laboratorios, gimnasios, salas de arte, de medios, nuevas tecnologías, la construcción de escuelas, sobre todo en la zona sur de la Ciudad, donde de acuerdo con el informe de la Asesoría Tutelar de 2012 faltan establecimientos de nivel secundario. Es con mayor inversión como se garantizarán más espacios curriculares, más carga horaria para docentes y estudiantes y más espacios físicos para dictar materias en contra turno o con jornada extendida.

Si hay escuelas que no eligen el “bachillerato biológico” porque no tienen recursos para equipar el laboratorio, si las escuelas con orientación en Comunicación no cuentan con taller de radio, si el único bachillerato deportivo no tiene ni siquiera un gimnasio, todo el debate se reduce a administrar lo que hay.

Sin embargo, pese a que algunos funcionarios insistan con concepciones educativas excluyentes que ya fracasaron en los años ’90, sabemos que la comunidad educativa porteña va a defender (como ya lo hizo durante el menemismo, cuando impedimos que se aplique la Ley Federal de Educación en la Ciudad) una educación inclusiva y de calidad. Y no se trata de un optimismo ingenuo. Porque hoy también es la comunidad educativa la que reclama que no se reduzcan los contenidos y cargas horarias de historia, geografía, filosofía, formación ética y ciudadana, física, biología, psicología e informática que el macrismo pretende reducir y es también la comunidad educativa la que reclama que las escuelas tengan espacios de participación efectiva, que se multipliquen las actividades culturales y sociales y que los jóvenes desarrollen a pleno sus saberes, creatividad y solidaridad en una escuela secundaria de calidad y para todos.

* Secretaria de Educación UTE-Ctera Capital.

** Secretario adjunto de UTE-Ctera Capital.

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