SOCIEDAD
Un auto policial y sin patente para el trabajo sucio de las amenazas
El juez pidió los datos de un auto del organismo que comandaba Musa Azar, desde donde se intimidó al padre de Leyla. Y ordenó rastrear la lista de llamadas del ex secretario y de su hijo.
› Por Alejandra Dandan
Musa Azar, el jefe del brazo represivo y de inteligencia del juarismo, ahora desplazado, parece cada vez más cercado: los investigadores ordenaron la intervención de su línea de teléfono, las sábanas de llamados de enero y de febrero y los detalles de los autos de la policía, entre ellos un Polo rojo, que amenazó al padre de Leyla Bshier: “Che, turco –le dijeron–, pará con las marchas que si no vas a terminar como tu hija”. Detrás de Musa, el juez va por más: ahora quiere datos de su hijo, de Cristina Juárez y de los hijos del poder: intervenciones y antecedentes de los teléfonos y celulares.
Ramón Alberto Rojas es uno de los detenidos del caso La Dársena. Es el único que pasó una temporada con Leyla. Vivieron juntos en el Mishky Mayu, aquel barrio de casas populares que alguna vez fue presentado como escena del crimen. Hace poco más de un mes, cuando le tomaban la primera indagatoria judicial, Rojas habló de ella, de una agencia de remises y de una conexión con Musa Azar.
La declaración de Rojas es el antecedente más concreto que marca alguna vinculación entre Leyla Bshier Nazar y el ex comisario. Hasta ahora, los datos que iban apareciendo en la investigación y a través de las denuncias de los familiares sólo sostenían la hipótesis del encubrimiento. El jefe del Servicio de Informaciones del juarismo sabría, según esta versión, el nombre de los que habrían pasado con Leyla su última noche. Los Villalba aseguran que también fue el mentor de las torturas de Patricia Villalba y de su crimen. El juez Dardo Herrera buscó datos sobre este punto, pero además sobre las relaciones de Leyla. En ese contexto, le pidió a Rojas algunos detalles: “Para que diga –dice el expediente que le preguntó el juez–, si presenció una pelea entre Leyla y otras personas”. Rojas respondió: “Sí, con un tal Paolo, remisero, de pelo largo, cuyo padre era el chofer de Musa”. Cuando Dardo Herrera le pidió detalles sobre “Paolo”, Rojas explicó “que trabaja en remises Azul y vive atrás de la cancha Güemes. Paolo es el hermano de Erasmo, que era o es todavía el novio de Cristina Juárez”.
Para quienes siguen la causa, los datos son importantes. En esas dos líneas aparecen nombres claves: Musa y Cristina Juárez, la última persona que estuvo con Leyla antes de la desaparición. Dardo Herrera pidió a Unifón y a Telecom “con carácter urgente” la sábana de llamados entrantes y salientes del celular de Cristina desde noviembre hasta ahora, tal como lo indica la foja 1272 del expediente. También se pidieron los rastreos de llamadas de Musa Azar y de Musa Antonio Azar, su hijo y una de las personas que, según la denuncia de los Villalba, habría estado en la supuesta fiesta del 19 de enero en Guayamba, en Catamarca, donde habría muerto Leyla.
Musa Antonio Azar o Musita, tal como lo llaman aquí, estuvo en el juzgado de La Banda. Allí dijo dos cosas: que efectivamente estuvo en Guayamba pero no fue ese día ni con Leyla. Además, ofreció testigos, entre ellos a Belén Sarco, una chica de 18 años que confirmó que para el 16 Musita estaba en Guayamba, un lugar de veraneo ubicado a 130 kilómetros de la capital santiagueña. Aun con estos datos, la opción de la muerte de Leyla en Guayamba no tiene todavía demasiado sustento en la causa. Pero el juez no descarta a Musita en la conexión con su muerte. En ese sentido, pidió al rectorado de la Universidad de La Rioja, donde cursa la carrera de medicina, sus planillas de asistencia de enero y febrero.
Pero Musita es sólo uno de los rastreados. Herrera pidió además las sábanas de teléfonos de línea y celulares de Carlos “Pololo” Anauate, el jefe de la rama de la Juventud Peronista ahora desplazado del bloque del PJ y con licencia. Lo mismo solicitó respecto de Gilberto Perduca, el defensor del pueblo de la Capital; con Darío Moreno, el ex vicegobernador de la provincia, y con Juan Felipe, su hijo y otro de los supuestos participantes de la fiesta. En la causa aún no hay elementos que tiendan alguna relación entre estos nombres y la presunta fiesta con Leyla, pero existen conexiones, por ejemplo, con José Patricio Llugdar, el primer detenido de la causa, el único procesado y sobre quien puede recaer ahora toda la condena si una decisión política frena la investigación en una provincia donde la corporación judicial está denunciada como dependiente del poder político.
De eso hablan las amenazas que recibió Jounes Bshier, el padre de Leyla, el 6 de abril a las 10 de la mañana. La amenaza tenía el sello de la Secretaría de Informaciones: un auto Polo rojo, con vidrios polarizados y sin patente. El Polo rojo con iguales vidrios aparece también en la declaración del testigo de identidad reservada y en las de otras dos testigos, Gisella Elizabeth Díaz y Mirta Silvana Beljarano. Los autos sin patentes en Santiago son los autos de la policía y de los servicios de inteligencia, el órgano comandado para entonces por Musa Azar. Dardo Herrera ahora busca ese auto y pidió los antecedentes de los vehículos de la Policía para detectarlo.