SOCIEDAD › CONDENA A 14 AÑOS DE PRISION POR PRENDER FUEGO A SU ESPOSA
Un hombre fue condenado a 14 años de prisión, en un fallo inédito en el país, por prender fuego con alcohol a su esposa embarazada en su casa del barrio porteño de Flores, causarle graves heridas e intentar evitar el acceso de un médico para que la atendiera.
El veredicto fue dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal 1 porteño contra Simón Bracamonte (37), hallado responsable de “tentativa de homicidio agravado por el vínculo” y quien en 24 ocasiones anteriores, a lo largo de un año, había agredido a su esposa, hoy de 28 años.
Los jueces Martín Vázquez Acuña, Alberto Huarte Petit y Roberto Salas hicieron lugar casi totalmente al pedido de la fiscal Mónica Cuñarro y la querella, que habían solicitado que el hecho fuera enmarcado en este delito y castigado con 15 años de cárcel.
“Gracias, no voy a tener más pesadillas de que lo dejen libre y me venga a matar”, dijo llorando B., la víctima, al presenciar a la tarde la lectura de la sentencia en el Palacio de Tribunales.
Por su parte, la fiscal Cuñarro dijo que “este es un fallo ejemplar e inédito” porque en este tipo de casos en general se logran condenas sólo por el delito de “lesiones”, que tiene una pena mucho menor. La representante del Ministerio Público elogió que los jueces hayan tenido en cuenta, a la hora de dictar la pena, tres convenciones y pactos de rango constitucional sancionados por el Congreso Nacional en los últimos diez años.
El hecho que se ventiló en el juicio ocurrió el 23 de julio de 2012 a las 10.30 en Balbastro al 2700 del Bajo Flores, cuando Bracamonte, que estaba en libertad condicional por varias causas de robo, citó a su casa a su esposa, que iba a concurrir a la ginecóloga porque estaba embarazada de un mes. “Ahora vas a ver, vas a aprender a hacerme caso”, le dijo el imputado a la mujer, de acuerdo con el expediente, tras lo cual la obligó a desnudarse, la roció con alcohol y finalmente la prendió fuego en la cara, la espalda y los hombros.
Los jueces consideraron probado que para provocarle más dolor le tiró una manta de nylon, lo que empeoró las heridas, y cuando un vecino tocó el timbre, Bracamonte salió y dijo que era una simple discusión de pareja, momento en el que la joven aprovechó para llamar al SAME.
La mujer declaró que logró llegar a la ducha, envolverse en una sábana y mientras gritaba escapó del departamento hacia el de una vecina que le abrió, le puso cubitos de hielo en el cuerpo y volvió a llamar a la ambulancia. Afirmó, además, que Bracamonte quería tirar abajo la puerta y amenazó de muerte a la vecina, por lo que hoy también se lo condenó por “amenazas coactivas”.
Cuando los médicos llegaron, el ahora condenado los interceptó en la puerta del edificio e intentó convencerlos de que se trataba de una falsa alarma y así evitar que pudieran auxiliar a su esposa, pero finalmente pudo ser llevada al Hospital de Quemados. B. perdió el embarazo y estuvo bajo tratamiento psicológico.
Durante el juicio se revelaron aspectos dramáticos de la relación: de los diez años que estuvieron casados, la pareja sólo pudo convivir uno, porque el resto él estuvo preso por robos, pero ella siempre iba a visitarlo y era obligada por él a tener relaciones, de las cuales nacieron tres niños. “Pero él es bueno”, se la escuchó decir en varias audiencias a la víctima, quien pareció estar en shock hasta ayer, cuando agradeció a los jueces, a la fiscal, a integrantes de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte y de la Procuración General.
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