Sáb 13.07.2013

SOCIEDAD  › OTRO ENCARGADO DE EDIFICIO DETENIDO POR EL ASESINATO DE UNA JOVEN, OCURRIDO EN 2007

El crimen de la chica que nunca apareció

Lo había denunciado la madre del portero, quien dijo que su hijo descuartizó el cadáver y lo tiró a la basura. Fue detenido, luego liberado, pero desde mayo había una nueva orden de captura. Lo encontraron en su departamento, cuando volvió a buscar ropa.

El encargado de un edificio de Floresta, que llevaba días prófugo tras haber sido condenado a 13 años de prisión, fue detenido ayer en su departamento, cuando regresó a buscar ropa. La policía lo encontró escondido debajo de la cama. Alfredo Daniel Buassi era buscado desde mayo, cuando la Cámara de Casación Penal revirtió un fallo anterior y lo consideró culpable del “homicidio simple” de Máxima Ramona Escobar Martínez, una joven que vivía en el edificio donde él revistaba como encargado suplente los fines de semana. El cuerpo de la víctima nunca fue encontrado, pero sí indicios suficientes para que los jueces consideraran probada la responsabilidad de Buassi. Al momento de su captura, la Justicia lo investigaba por “averiguación de ilícito” a él y dos cómplices, habitantes del edificio, porque una denuncia anónima aseguraba que los tres planeaban asesinar a un cuarto vecino para robarle una herencia millonaria que estaba por cobrar. Hasta anoche, se desconocía el paradero de esos dos presuntos cómplices.

La investigación por el asesinato de Escobar Martínez había comenzado en noviembre de 2007, cuando la madre del ahora condenado llamó a la policía para decir que su hijo había matado a la joven y, luego, la había descuartizado en la terraza del edificio, distribuido sus restos en bolsas y descartado todo junto con otras bolsas de basura.

Ayer, Alfredo Daniel Buassi fue hallado por efectivos de la División Homicidios de la Policía Federal escondido bajo una cama de su departamento, en el 10º piso del edificio de Bacacay 3862. Sobre Buassi estaba pendiente desde mediados de mayo una orden de captura, luego de que la sala IV de la Cámara de Casación Penal porteña lo consideró culpable del asesinato de Escobar Martínez. Los pesquisas nunca pudieron dar con el cadáver de la joven, paraguaya emigrada a Argentina sin su familia, y que sobrevivía prostituyéndose en un bar cercano a su casa, al igual que sus compañeras de departamento. La Justicia sospecha que Buassi pudo haberse deshecho de los restos de la víctima tirándolos en bolsas, junto con la basura. En un momento de la investigación, años atrás, consideraron la posibilidad de excavar en un predio de la Ceamse en el conurbano bonaerense, pero la medida finalmente resultó impracticable.

Ayer, la detención fue realizada por personal de la División Homicidios y efectivos de la comisaría 43ª, quienes montaban guardia encubierta en el lugar a la espera de que el hombre regresara a su domicilio. “Había escuchas telefónicas que indicaban que Buassi planeaba regresar al edificio a buscar algunas cosas”, explicó un jefe policial.

Una vez que los policías determinaron que el hombre se encontraba en su departamento, la Justicia ordenó un allanamiento, durante el cual el prófugo fue encontrado bajo la cama.

En 2009, el ex encargado había sido absuelto por el Tribunal en lo criminal 30 porteño porque los magistrados consideraron que, al faltar el cadáver, la muerte de la joven no podía ser confirmada. El fiscal Martín Niklison interpuso un recurso de Casación, por el cual la Cámara de Casación Penal revocó la absolución, consideró probado el asesinato y ordenó que Buassi cumpliera una condena de 13 años de prisión por “homicidio simple”. Buassi se encontraba en libertad desde 2009, pero luego del fallo condenatorio se profugó.

La investigación comenzó el 24 de noviembre de 2007, cuando la madre de Buassi llamó a la comisaría 43ª para asegurar que su hijo había matado a una chica del edificio y luego la había descuartizado en la terraza, colocado sus restos en cajas y bolsas y descartado todo. Ella lo sabía, explicó, porque él mismo se lo había contado a la hora de pedirle prestada la tarjeta de crédito para alquilar un auto con el cual deshacerse de los restos de la víctima.

Luego de la denuncia, los pesquisas determinaron que Escobar Martínez llevaba desaparecida unos días y tres amigas la buscaban. No sabían nada de ella desde que habían almorzado juntas. En el departamento que compartían todas, sin embargo, seguían el documento de identidad, la ropa, el celular con su cargador y otras pertenencias de la joven. Dos días después de la denuncia, la policía detuvo a Buassi, quien se negó a declarar ante la jueza de la causa, María Fontbona de Pombo.

Durante el proceso judicial, la defensa del encargado sostuvo que la chica se había ido del departamento y abandonado todas sus rutinas por decisión personal, quizá cansada del ejercicio de la prostitución, “una actividad que ya no le brindaba los beneficios deseados”. Además, intentó lograr la nulidad de las actuaciones, porque habían comenzado con la denuncia de la madre del imputado.

Los investigadores hallaron “cajas con restos de sangre y prendas de vestir de hombre con manchas rojizas” en un depósito de la terraza cuya llave sólo poseía Buassi. También dieron con sangre en un sector de acceso restringido de otro edificio donde el condenado realizaba suplencias. Las pericias determinaron que la sangre pertenecía a Escobar Martínez.

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