En un megaoperativo sin precedentes, el juez en lo Contencioso Administrativo porteño Andrés Gallardo allanó, entre el viernes y ayer, 22 hospitales porteños. Los procedimientos, que se hicieron con apoyo de la Policía Federal, se llevaron a cabo en las morgues de los establecimientos y tuvieron como disparador situaciones llamativas que advirtió Gallardo en el trámite del registro de defunciones y sepulturas ante su juzgado. En sólo estos cuatro días de investigación encontró cadáveres que llevaban cuatro años en una camilla, en estado de descomposición, casos de dos cuerpos con un mismo nombre y otros cadáveres que no aparecen por ningún lado.

Gallardo inició las actuaciones luego de notar algunas anomalías a raíz de un pedido puntual que le hizo la Procuración de la Ciudad de Buenos Aires para que inhumara algunos cadáveres que se encontraban en hospitales porteños. Cuando una persona fallece, empieza a correr un período que puede llegar como máximo hasta 62 días para realizar el registro de la defunción y la sepultura. Cuando hay cuerpos que nadie reclama, por ejemplo que figuran como NN o cuando se trata de personas que no tienen familiares o nadie se presenta por ellos, entonces el gobierno porteño es el que gestiona el trámite una vez que el plazo está vencido. Lo que el juez detectó es que había, por ejemplo, certificados médicos del fallecimiento firmados dos años después de que éste supuestamente ocurriera.

Para verificar si realmente había alguna irregularidad, Gallardo hizo los primeros procedimientos el viernes último en los hospitales Durand, Muñiz, Rivadavia y Ramos Mejía. Según relataron a Página/12 funcionarios judiciales que participaron en los allanamientos, en todas las morgues hospitalarias se toparon con un panorama deplorable, y –como mínimo– con una desidia y una desprolijidad asombrosas. El juez también terminó allanando dependencias de la Procuración porteña y la División Cementerios de la Ciudad en busca de documentación que pueda ayudarlo para descifrar las irregularidades.

En función del panorama que encontró en los cuatro primeros hospitales, ayer el juez decidió inspeccionar el resto de las instituciones de salud de la Ciudad: los hospitales Piñero, Penna, Argerich, Fernández, Moyano, Borda, Zubizarreta, Santojanni, Vélez Sarsfield, Pirovano, Alvarez, Elizalde, Tornú, Tobar García, Sardá, Gutiérrez, Marie Curie y el de Quemados.

Las situaciones más reiteradas que se detectaron fueron: cuerpos no identificados en las morgues, cuerpos registrados con un nombre pero que en la morgue tenían otro, fetos, cadáveres sobrantes y faltantes, cadáveres con nombre repetido, pedidos de sepultura de personas fallecidas que no aparecen y muchos cuerpos en estado de putrefacción sin ninguna condición de mantenimiento. Algunos están guardados en estos sótanos o dependencias por lo menos desde 2008. En el Hospital Rivadavia ni siquiera había luz en la morgue.

Por ahora lo que tiene el juzgado es una gran cantidad de información y evidentes irregularidades en el “ingreso y egreso de cadáveres de las morgues de los hospitales”, y también un abanico de hipótesis por investigar que van desde la mera negligencia del sistema de salud hasta la sustracción de identidades (en los casos de personas identificadas con nombre y DNI) para, por ejemplo, apropiarse de bienes o percibir algún ingreso. Y hasta la más sofisticada: la del tráfico de órganos. No se descartaría, tampoco, que se haya intentado implementar una suerte de blanqueo judicial de situaciones irregulares. Todo está abierto y por verse.