SOCIEDAD › BUSCAN ENTRE LOS ESCOMBROS A ONCE DESAPARECIDOS, MIENTRAS QUE EL NUMERO DE MUERTOS EN ROSARIO LLEGA A ONCE
Alrededor de un millar de edificios fueron afectados en mayor o menor medida por la explosión del martes provocada por un escape de gas. Los rescatistas continuaron sin interrupción la búsqueda de los desaparecidos.
El día después del peor desastre de Rosario, la ciudad no parecía llegar al fondo de lo que estaba viviendo. Quizás la frenética búsqueda entre los escombros, la ansiosa y agitada tarea de apoyo de voluntarios para-lo-que-fuere, o la prometedora aparición de cuatro de los dados como desaparecidos; quizás la angustiante espera de los familiares que aún debían imaginar límpido un horizonte que con el pasar de las horas irremediablemente se les hacía gris sin que la realidad les hablara de una u otra manera, o la inefable percusión de movileros de todo el país en busca de imputar “de algo” al gasista o su ayudante; en medio de toda esa polvareda tal vez sea difícil y comprensible que Rosario cayera en la cuenta de que había y estaba transitando la mayor tragedia de su historia.
La confusión del día después se podía verificar en datos concretos. Para la Justicia, el martes el número de muertes era de 12. Ayer a la mañana se precisó que eran diez. Una de las que figuraban en esa lista, Victoria Souto, de 30 años, llamó para alertar que estaba bien cuando descubrió que se la consideraba fallecida. Los rescatistas encontraron un cadáver cuyos datos se desconocen. Hasta anoche, entonces, los muertos eran once, uno de ellos, NN.
Los desaparecidos son, según el último dato, 11. La lista inicial era de 15. Los cuatro encontrados en realidad no habían tenido que ver con el accidente. Entre ellos, Omar Pais, de 29 años, reunía dos versiones, una que estaba en la casa de su hermano y otra que salió caminando de entre los escombros a poco de la explosión y shockeado erró durante varias horas hasta que se comunicó con sus padres, el tiempo suficiente para que lo inscribieran en la lista.
Ayer, había para todo. Una primera lectura, digamos, fría, del agujero/grieta que se hizo en medio del centro de Rosario ya daba cuenta de que la dimensión del desastre se escapaba o desbordaba la imagen del incendio y el derrumbe, profusamente difundido: el informe de la situación catastral entregado por la Intendencia señaló que 204 edificios estaban afectados directamente o debían ser revisadas sus estructuras por lo que hasta mañana no podían ser ocupados. Otros 481 edificios que ocupan las manzanas que bordean el centro del estallido tienen un segundo nivel de deterioro. Un tercer nivel, que no fue definido con precisión, toca a los edificios que sufrieron daños menores por la expansión, rotura de vidrios por ejemplo. Más de un millar de edificios siniestrados en diferentes medidas.
La búsqueda de los once desa-parecidos fue considerada la tarea prioritaria: avanzando la noche, el frenesí de los rescatistas, los focos apuntando a la masa de desechos, las voces, los ruidos de los pedazos de mampostería desplazados daban un aspecto dantesco a la cuadra de Salta y Boulevar Oroño.
Durante la madrugada de ayer, indicios obtenidos en las sondas daban la esperanza de que algunos de los desaparecidos pudiera ser hallado con vida. El secretario de Protección Civil de Santa Fe, Marcos Escajadillo, dijo que “durante la madrugada continuaron las tareas de búsqueda de personas debajo de los escombros del edificio de la calle Salta 2141 donde se produjo la explosión utilizándose una ecosonda y se registraron señales positivas”, por lo que “se sigue operando”. La tarea contrarreloj consistía en cortar con amoladoras una pesada loza que abriría el techo del sótano donde se estacionaban los autos y de donde se habían registrado ruidos. Miguel Cappiello, ministro de Salud provincial, señaló que los rescatistas sacaron el cadáver de una chica de 21 años que vivía en el edificio derrumbado. Se trata, hasta el cierre de esta edición, de la última víctima hallada, Florencia Caterina, de 27 años. La lista oficial se completa con Hugo Montefusco, de 56 años; María Esther Cuesta, de 92; Carlos López, de 40; Adriana Mataloni, de 57; María Emilia Elías, de 28; Estefanía Magaz, de 21; Domingo Oliva, de 76; Roberto Perucci, de 68, y Teresita Babini, de 67.
Los desaparecidos, según el secretario de Salud Pública de Rosario, Leonardo Caruano, son Oclides Eraceli Ceresole, de 76 años; Débora Gianángelo, de 20; Federico Balseiro, de 30; Maximiliano Vesco, de 29; Soledad Medina, de 31; Santiago Laguía, de 25; Maximiliano Fornaresse, de 34; Luisina Contribunale, de 33; Lidia Dabulio, de 86; Ana Rizzo, de 65, y Juan Natalio Penise.
“Nunca vi algo así”, aseguró Jorge Vallejos, jefe de Bomberos Voluntarios de Paraná, que trabajaba en el lugar desde el martes, cuando llegó desde su ciudad con 12 bomberos más una brigada de perros. Ochenta personas aproximadamente trabajan en la remoción de escombros bajo las órdenes de la Brigada Especial de la Policía Federal. “Todo está bien organizado, pero el trabajo es muy lento, debido a que el edificio de nueve pisos que se derrumbó tiene dos subsuelos y están llenos de escombros.” Vallejos explicó que “las tareas se realizan en algunos casos en forma manual y los escombros más grandes se cortan con amoladoras aportadas por expertos de la Federal”. También dijo que “alrededor de la una de la madrugada (del miércoles) sacamos a una mujer muerta que residía en un sexto piso. A las 6 de la mañana uno de los canes detectó unos ruidos, se paró todo y estimamos que podría haber sido de una persona tal vez con vida, pero desde esa hora sigue la remoción y hasta el momento no tenemos novedades”. Vallejos, con 30 años de experiencia, dijo que sus perros junto a un grupo de personas revisaron los otros dos edificios, de los tres que integran el complejo, y no encontraron nada”.
En el lugar trabajan 40 camiones del Ejército, de la Municipalidad, de Vialidad y constantemente entran camiones vacíos y salen colmados de escombros. La zona del siniestro fue vallada y se colocaron telas para que los trabajos de remoción no estén a la vista de la prensa ni de la gente que se agolpa alrededor. Personal del Ejército de Salvación ubicó una carpa y un camión y ofrecen café a las personas que trabajan en el lugar y para los periodistas apostados en la zona.
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