En San Luis, unos cincuenta encapuchados, entre quienes se contaban policías exonerados, tomaron la Jefatura Central de la Policía, en el marco de un conflicto por aumento salarial que lleva más de una semana. El episodio derivó en la renuncia del jefe de la fuerza, Miguel Angel Ubieta, según lo informó el ministro de Seguridad provincial, Martín Olivero. Por la tarde, el titular del Juzgado del Crimen Nº 2 ordenó el desalojo pacífico de la sede, pero al cierre de esta edición los encapuchados seguían en el edificio.

El ministro Olivero informó ayer que la sede policial había sito tomada a la madrugada “por un grupo de unos cincuenta encapuchados”, que ingresaron al lugar “violentamente”, todos “armados y con palos”, y que entre ellos se encontraban efectivos separados de su cargo tras el autoacuartelamiento de la semana pasada.

El jefe de la fuerza, Ubieta, presentó su renuncia por la mañana. En su reemplazo, el ministro Olivero dijo que asumía la conducción policial el subjefe, Oscar Papagno, que fue quien presentó la denuncia judicial para reclamar el desalojo de los insubordinados.

El conflicto se había iniciado la semana pasada a raíz de una serie de reclamos, entre los que se encontraba la demanda de un aumento salarial que para las escalas más bajas llegaba al 75 por ciento. La semana pasada, para presionar por sus pedidos, policías de la Unidad Regional II, con asiento en Villa Mercedes, tomaron la sede de esa repartición desde el martes hasta el jueves. Al mismo tiempo, otro grupo policial pero de la capital provincial realizaba una protesta en la calle, frente a la jefatura. Tras el levantamiento de aquella toma, el gobierno dispuso exonerar de la fuerza a 51 efectivos involucrados en la protesta, lo que hizo recrudecer el conflicto. Ayer, según aseguró el ministro Olivero, los manifestantes que tomaron la jefatura “impidieron la salida de la plana mayor” de la fuerza.