Esta vez fue un oficial de la Policía Federal el que murió al quedar atrapado en un tiroteo entre delincuentes que habían secuestrado a un empresario y policías bonaerenses que los perseguían en Avellaneda. Aún la Justicia no determinó de dónde provino la bala que mató al policía.
El martes a la noche, el subinspector Eduardo Andrés Fedyñiuk conducía su Volkswagen Gol hacia la comisaría 28 de la Capital, donde trabajaba desde el 2001. Poco antes de las 22, el oficial detuvo el vehículo en la avenida Mitre y Pasteur, en Avellaneda. Allí también se detuvo su vida: una bala rompió la luneta del coche, impactó en su nuca y salió por su frente. Fedyñiuk murió al instante.
Según informó una fuente policial, a las 20.45 tres delincuentes habían secuestrado al empresario Aníbal Occelli cuando interceptaron su auto en Lanús. Mientras manejaban por la autopista Buenos Aires-La Plata llamaron a la hija del empresario y le pidieron 40 mil pesos de rescate. La hija avisó a la policía y a la agencia de recupero de vehículos que ubicó por satélite al auto de Occelli en La Plata. De allí, los delincuentes habrían regresado por la autopista “para cobrar el rescate, hacia la zona donde vive el empresario, en Lanús”, explicó la fuente a Página/12.
Cuando bajaban de la autopista, en Wilde, comenzó la persecución policial, que continuó por la avenida Mitre. Un patrullero chocó, otro volcó en Mitre y El Salvador y un tercero continuó la persecución otras siete cuadras. Allí, después de un enfrentamiento, los delincuentes abandonaron el vehículo, liberaron al empresario y huyeron con un empleado de una farmacia como rehén. A una cuadra, dos de ellos fueron detenidos mientras uno escapó por los techos de las casas.
A 15 cuadras del lugar, la policía encontró al oficial muerto en su auto. Aún se desconoce de dónde provino la bala que le causó la muerte. Por lo pronto, el juez de Lomas de Zamora, Alberto Santamarina, ordenó el secuestro de las armas de los delincuentes y las de los policías.