Un hombre, acusado de abusar de un adolescente en la ciudad de San Luis, se transformó a su vez en víctima de la justicia por mano propia, nombre con que se encubre habitualmente la venganza. El hombre no sufrió los efectos de la vendetta, pero de la casa no quedó nada: primero la saquearon y después la incendiaron.

El hombre, de unos 32 años, fue acusado de abusar de un chico de 15. Un grupo de amigos y parientes del adolescente atacaron la vivienda del acusado, aunque fueron dispersados por policías mientras del interior era rescatada una anciana de 83 años. Pero la policía no mantuvo la guardia por motivos que se desconocen. Y los familiares y amigos regresaron. Según el parte policial, que también debería ser objeto de chequeo, la tía del adolescente denunció el miércoles pasado ante la Justicia que su sobrino hacía sido víctima de abuso “hace dos años atrás”, dicho por la policía de un modo que suena más a una antigüedad prescripta que al mutismo que puede invadir a un adolescente en semejante situación, de ser cierta.

Un médico policial constató el abuso “de vieja data”, según el parte de Relaciones Públicas de la policía puntana. A la noche siguiente, el grupo de la vendetta volvió atacó a pedradas a los patrulleros que rescataron al acusado, rompieron ventanas, entraron a la casa, se llevaron una moto, una heladera, un televisor y un casco protector, y le prendieron fuego.