SOCIEDAD › ESCANDALO EN EL OPUS DEI DE PERU
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
El escándalo removió a la Iglesia Católica peruana cuando se supo que el Vaticano destituyó a un obispo al encontrarlo responsable del delito de pedofilia. El religioso –separado de la Iglesia por mantener relaciones sexuales con menores de edad– es Gabino Miranda, de 53 años, quien se venía desempeñando como obispo auxiliar de Ayacucho, región ubicada en la zona andina del país. Gabino Miranda era miembro del ultraconservador Opus Dei, prelatura a la que también pertenece el arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, cabeza de la Iglesia peruana.
La medida de destituir al obispo Gabino Miranda fue tomada por el Vaticano en agosto, pero recién fue confirmada ayer por la Iglesia. La destitución de Miranda había permanecido en secreto hasta este jueves, cuando el caso fue mencionado en una columna escrita en el diario local La República por Diego García Sayán, presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, quien en su artículo pedía un pronunciamiento de la Iglesia, confirmando o desmintiendo los rumores que habían comenzado a circular sobre Gabino Miranda. Puesto el caso en evidencia, la Iglesia rompió su silencio y confirmó la destitución del obispo Miranda y los cargos de pedofilia por los cuales el Vaticano había tomado esa medida.
El encargado de terminar con el secreto eclesiástico en este grave caso fue monseñor Luis Bambarén, uno de los obispos más respetados de la Iglesia peruana. En declaraciones a los medios, Bambarén calificó como “muy graves” los cargos contra Miranda, pero puso el acento en decir que se trataba de “un caso personal” que “no compromete la institución de la Iglesia”. El obispo Bambarén dijo que el Vaticano había hecho “muy bien” en destituir a Gabino Miranda y pidió que éste sea procesado y juzgado por el Poder Judicial. “Debe haber tolerancia cero, se trate de un sacerdote, de un obispo o de un cardenal. No podemos tolerar abusos de esta clase”, declaró el obispo Bambarén, citando al papa Francisco, al referirse a las acusaciones de pedofilia contra el ahora ex obispo Gabino Miranda.
Poco después de que Bambarén confirmara la denuncia contra el destituido obispo, la Fiscalía anunció la apertura de una investigación judicial a Miranda por el delito de abuso sexual. “Rechazo cualquier absolución que se pueda dar en un caso tan grave”, señaló la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Ana Jara.
Monseñor Luis Bambarén es el único miembro de la Iglesia peruana que ha hablado sobre este caso de pedofilia que ha conmocionado al país. El usualmente locuaz arzobispo Juan Luis Cipriani –cuestionado por su costumbre de usar el púlpito para defender a la dictadura de Alberto Fujimori y sus posturas políticas conservadoras, y para atacar con duros adjetivos a defensores de los derechos humanos, minorías sexuales y a todos quienes no concuerdan con sus opiniones, y a quien por ser la cabeza de la jerarquía eclesiástica peruana le correspondía pronunciarse en este tema– ha perdido su locuacidad y ha optado por un sepulcral silencio frente a este grave caso de abuso sexual a menores que compromete a un miembro de la Iglesia.
Silencio que se explicaría en la cercanía que tenía Cipriani con el obispo pedófilo. El destituido obispo Miranda era del Opus Dei, al igual que Cipriani, y había llegado a ese alto puesto eclesiástico en 2004 impulsado por Cipriani y nombrado por Juan Pablo II, bajo cuyo papado el ultraconservador Opus Dei se reforzó notablemente en el Perú, incluyendo la designación de Cipriani al principal cargo de la Iglesia peruana.
El arzobispo Cipriani está alineado con aquellos miembros de la Iglesia Católica que no ven bien los aires de renovación y reforma que han llegado al Vaticano con el papa Francisco. Mientras Francisco dice que él no es quién para juzgar a los homosexuales, Cipriani arremete contra ellos y afirma que éstos “no están en el plan de Dios”. Cuando el Papa se reúne con el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, impulsor de la Teología de la Liberación y condenado al silencio por Juan Pablo II, Cipriani responde diciendo que ese encuentro, ocurrido hace una semana, es un error porque promoverá “un acercamiento con una teología que le ha hecho mucho daño a la Iglesia”. Y mientras el papa Francisco defiende la necesidad de terminar con el silencio cómplice en los casos de miembros de la Iglesia acusados de pedofilia, el arzobispo Cipriani prefiere ese silencio.
La destitución del obispo Gabino Miranda es vista como un avance en la respuesta de la Iglesia frente a las denuncias por pedofilia contra sus miembros, pero queda el cuestionamiento de por qué la Iglesia mantuvo en secreto su destitución, admitida solamente después que el caso llegó a los medios, y no la hizo pública inmediatamente, denunciando en ese momento al culpable ante la Justicia. Una pregunta que todavía la Iglesia no ha respondido.
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