A tres meses de que los ambientalistas argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi, junto a otros 28 activistas de Greenpeace, fueran procesados en Rusia por protestar contra una plataforma petrolera en el Artico, el Parlamento de ese país les concedió el beneficio de una amnistía, al aprobar en forma definitiva el proyecto propuesto por el presidente Vladimir Putin el 9 de diciembre pasado y sumar una enmienda que incorpora especialmente el caso de los treinta ecologistas.

La Duma, Cámara baja del Parlamento ruso, finalmente le dio el visto bueno al proyecto de amnistía presentado por Putin, que proponía la liberación de acusados y condenados por causas específicas, con motivo de la conmemoración del vigésimo aniversario de la adopción de la Constitución poscomunista. Fue avalado por los votos de 446 de los 450 diputados de la Cámara baja y beneficiará a unas 25.000 personas, incluidos ahora los treinta activistas de Greenpeace.

El proyecto no menciona nombres de acusados o condenados, concibe la liberación de ciertos grupos relacionados con causas específicas, que incluyen delitos con penas menores a los cinco años de cárcel, cometidos por menores de edad, embarazadas, mujeres con hijos, mayores de 55 años e inválidos. Mientras tanto, no contempla delitos de sangre, que incluyan el uso de la fuerza o representaran amenazas para la sociedad.

“En la ley no estaban incluidos los activistas. Se contemplaban casos por vandalismo, pero no por vandalismo organizado, causa por la que fueron acusados”, indicó a Página/12 Mauro Fernández, director de los proyectos de Clima y Energía de Greenpeace Argentina, entre los que se encuentra la campaña Salvá al Artico. “A las 5 de la mañana de la Argentina, el Parlamento ruso modificó la enmienda presentada e incorporó la carátula de vandalismo organizado, contemplada por el artículo 213 del Código Penal ruso. A las 9, hora argentina, decretó la amnistía, que exime a los compañeros de los cargos presentados. Estamos satisfechos, aunque las causas deberían haberse desestimado de otra forma.”

Desde este momento, las autoridades rusas tienen seis meses para aplicar la amnistía. Fernández explicó que “todavía se deben otorgar los visados para que todos puedan regresar. Es una situación burocrática que seguramente va a demorar un tiempo, por eso no se puede estimar una fecha de regreso”. En un comunicado, la ONG aclaró que los ambientalistas “podrán regresar a casa con sus familias en cuanto las autoridades rusas otorguen los permisos de salida. Los activistas no tienen los sellos de ingreso en sus pasaportes, ya que fueron llevados a Rusia por las fuerzas de seguridad cuando fueron detenidos ilegalmente en aguas internacionales”. Para el director de proyectos de Clima y Energía de Greenpeace, “esto no hace más que hacer notoria la falta en la que incurrieron las autoridades rusas al detener a los activistas en aguas internacionales, por una causa que por otro lado es injusta. Protegían al Artico de la acción de empresas multinacionales petroleras que pueden poner en peligro el medio ambiente”.

“Estoy contenta de poder volver a casa, pero no estaré feliz del todo hasta que podamos asegurar la protección del Artico”, dijo Camila Speziale en San Petersburgo, al conocer el resultado de la votación. En tanto, Hernán Pérez Orsi manifestó estar “muy aliviado porque pronto estaré en casa” y sentirse “agradecido por el apoyo de la gente de mi querido país, Argentina, de mi familia y amigos, que me han contenido a la distancia y no sé cómo devolverles todo lo que hicieron”. El ambientalista reconoció que, por la detención, “hemos vivido junto a Camila, mi esposa y mi hija Julia mucha tensión”.

Néstor Speziale, papá de Camila, contó que “la liberación de los chicos se vivió en la familia como una gran alegría, que se esperaba con muchas ansias y que se venía retrasando”, al tiempo que agregó que “nos dijeron que el regreso es cuestión de días, pero estamos más tranquilos. La verdad, no nos importa esperar porque sabemos que ya está todo bien”. En tanto, el director ejecutivo de Greenpeace Argentina, Martín Prieto, comentó que se encuentra “aliviado, pero no podemos celebrar mientras Camila, Hernán y todos nuestros compañeros no están en sus casas, junto a sus familias”.

Mientras tanto, a pesar de la amnistía a los 28 miembros de Greenpeace y a los dos periodistas independientes acusados, el destino del barco utilizado en la protesta, el Arctic Sunrise, actualmente embargado en Murmansk, sigue siendo incierto. Si bien el Tribunal Internacional del Derecho del Mar ordenó liberar la nave, Rusia no acató el fallo. Fernández indicó que “es un viejo rompehielo que Greenpeace utilizó durante muchos años en muchas campañas. Esperemos que no termine hundido o inutilizable por la falta de mantenimiento”.