Ateridos, a la hora 0 de hoy, los primeros de la fila de diez cuadras de creyentes se disponían a ingresar a la iglesia de San Cayetano, patrono del trabajo. El primer grupo estaba formado por fieles de la provincia de La Pampa y de San Justo y San Martín, en el conurbano, cuyas familias desde hace 30 años son los primeros en llegar, para pedir o agradecer por trabajo al santo. A las cuatro de la mañana de hoy se ofició la primera de las misas que continuarán hasta las 23; la de las 11 será brindada por Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina. El párroco del templo, Gerardo Castellano, pidió a los promesantes que, en vez de ofrecer velas o flores, entreguen ropa, alimentos no perecederos y medicamentos para los carenciados. 1700 voluntarios y 200 sacerdotes atienden a los peregrinos, que reciben pan, caldo y mate cocido. La consigna de este año es: “No nos desanimemos: de la mano de San Cayetano encontramos el camino para volver a empezar”. El padre Castellano estimó que “a diferencia del año pasado, se advierte en el peregrino una luz de esperanza al haber elegido esa invocación”.